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Así es como el envejecimiento de las neuronas afecta a las probabilidades de desarrollar un cáncer de cerebro

Las células envejecidas pueden tener la clave para mejorar el tratamiento

El glioblastoma es el tipo más común de tumor en el cerebro; se estima que afecta a entre 2 y 5 personas de cada 100.000. Su incidencia alcanza un pico en el grupo etario comprendido entre los 55 y los 85 años, pero cada vez se da con más frecuencia en todas las franjas de edad. Lo más preocupante es que este incremento no puede atribuirse únicamente a la mejora de las técnicas diagnósticas, lo que sugiere que hay algún factor ambiental detrás.

Células senescentes en el cerebro

Con el fin de desentrañar los misterios detrás de este peligroso cáncer, un equipo de investigadores encabezado por la estudiante doctoral Alexa Saliou, de la Universidad de la Sorbonne (Francia), ha examinado los tumores de 28 pacientes a partir de muestras de tejido extraído durante cirugías. Entre otros elementos, buscaban células senescentes o envejecidas; este ha venido siendo un enfoque muy estudiado en tiempos recientes, ya que pese a que en ciertos casos la senescencia parece contribuir a la respuesta antitumoral del cuerpo humano, existen evidencias de que este proceso podría contribuir al desarrollo de determinados tumores.

Como detallan estos autores en un artículo publicado en el medio académico Nature communications, la senescencia es la pérdida de la habilidad de dividirse de las células. Esto, como apuntábamos, impide que las células malignas se reproduzcan, y de ahí que se haya hipotetizado que podría tener un efecto antitumoral.

Sin embargo, cuando las células entran en esta fase, secretan varios tipos de moléculas, algunas de las cuales pueden tener efectos como estimular el sistema inmune o, por el contrario, inducir la formación de los vasos sanguíneos que contribuyen a la irrigación del tumor. En el largo plazo, estas moléculas pueden promover la destrucción de la matriz extracelular (que permite la organización de las células en tejido) y la proliferación de células malignas.

Una nueva vía para tratar los cánceres

De esta manera, encontraron efectivamente células senescentes en los tumores, en proporciones variables y de diferentes clases (tumorales, gliales e inmunes). Estas se localizaban principalmente en torno a las áreas de proliferación de células malignas, así como en células con necrosis.

Un experimento posterior en modelos animales (ratones) con glioblastoma, en el que se suprimieron parte de las células senescentes del tumor, demostró que de esta manera es posible modular la acción del sistema inmune en el tumor y extender la esperanza de vida del animal. A continuación definieron una firma característica de la senescencia basada en la expresión de 31 genes, y comprobaron que era idéntica en humanos.

Esto no sólo influye en la relevancia de los factores de riesgo de la senescencia (eventos genotóxicos o que dañan el ADN; por ejemplo, el tabaquismo o la quimioterapia) en el desarrollo del glioblastoma, sino que también alumbra una potencial nueva avenida terapéutica a través de unos fármacos en desarrollo conocidos como senolíticos. Así, afirman los autores, si se encuentran senolíticos capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, podrían combinarse con los tratamientos tradicionales para mejorar la eficacia de estos últimos.

Fuente: 20minutos.es