Un ‘arma secreta’ para futbolistas que surgió de un trasplante de riñón
Cuando una de las estrellas de la galaxia llamada Real Madrid se lastima, una de las primeras personas a las que contacta el personal médico del club suele ser Terry Nelson.
Nelson es muchas cosas —inventor, empresario, atleta con una amputación—, pero no es doctor ni cirujano. De cualquier modo, los médicos internos del Real Madrid suelen contactarlo casi en el momento en que un jugador toca la línea de banda. A menudo le informan de sus planes para la rehabilitación del jugador. A veces solo buscan un consejo.
Es un primer punto de contacto poco común para el club de fútbol más poderoso del mundo, pero toda la historia de Nelson es poco común. Y apenas está empezando.
Nelson, de 55 años, es conocido en el Real Madrid por ser el creador y diseñador de lo que el ex director técnico del club, José Mourinho, solía llamar el “arma secreta” del club: un traje que flota y se usa para que los jugadores lesionados entrenen en agua, lo cual les permite recuperar su estado físico cuando no pueden correr de manera normal.
Nelson vendió por primera vez al club sus trajes hechos de licra, nailon y relleno de espuma en 2012. Después de una sola demostración en las instalaciones de entrenamiento en Valdebebas, el departamento médico del Real Madrid de inmediato hizo un pedido de cincuenta trajes. Ahora son parte central del trabajo de recuperación de los futbolistas del Madrid.
“Los usan cuatro o cinco veces por semana, con grupos pequeños de jugadores”, señaló Nelson.
Como lo explicó Nelson, el traje cuenta la historia de su vida. Después de una carrera como futbolista —demasiado breve, ya que terminó a principios de los años ochenta, cuando tuvo que dejar la reserva del Liverpool—, entrenó para unirse al Regimiento de Paracaidistas del Ejército británico. “El entrenamiento militar más duro del mundo”, dijo.
Sin embargo, el examen físico que le hicieron en el ejército indicó que tenía un problema sanguíneo, el cual finalmente reveló una falla de los riñones. Nelson recibió la noticia de que solo le quedaban seis meses de vida si no se realizaba un trasplante.
Su hermano, Dean, le donó un riñón para mantenerlo vivo. Determinado a recompensar a su hermano, se puso como meta competir en los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados de 1993, realizados en Vancouver. “Unas semanas antes de partir, me fracturé un metatarsiano del pie”, relató. “Me dijeron que no me podría recuperar a tiempo”.
Reacio a abandonar su objetivo, comenzó a utilizar cinturones de flotación para poder entrenar en una piscina. Su lesión sanó. Corrió y ganó la medalla de oro.
No obstante, el cuerpo de Nelson comenzó a rechazar el riñón trasplantado. Le entró fluido en los pulmones. Durante 12 años se tuvo que someter a diálisis. “Seis días a la semana, conectado en una máquina durante siete u ocho horas al día”, explicó. Su cuerpo aún es testigo: las venas de su brazo izquierdo son bulbosas, hinchadas.
Le dijeron que no hiciera nada de ejercicio, pero ignoró el consejo. “Correr en una piscina durante veinte minutos al día me hacía sentir mucho más animado, mucho más positivo”, dijo.
Después de un segundo trasplante —de la pareja de su hermano, quien por pura coincidencia tenía el mismo tipo de sangre—, Nelson se dispuso a convertir el pasatiempo que lo había salvado en algo más. “Me volví bastante bueno”, señaló. “Quería marcar una diferencia”.
El resultado, con el tiempo, fue el nacimiento de una empresa, Aqua Running, que además de diseñar trajes de flotación para que los usuarios puedan mantener una posición biomecánica adecuada en el agua, creó programas de ejercicio para realizar con los trajes.
“Puede funcionar para el entrenamiento militar, futbolístico, de atletismo y de rehabilitación”, aseguró Nelson, haciendo eco de cada una de las fases de su vida. “Fui el campo de pruebas para todo esto”.
Hace un par de años Nelson perdió la parte inferior de la pierna derecha, consecuencia de una vida con problemas en los riñones. Volvió a correr en el agua con el traje diez días después. Por eso mismo, no sorprende que sea un evangelizador de sus beneficios.
Muchos personajes dentro del fútbol han escuchado el mensaje de Nelson y le han hecho caso. Su lista de clientes es estelar: Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y el resto de las superestrellas del Real Madrid han usado sus trajes; Diego Maradona se sumó cuando era entrenador del Al Wasl en Dubái y no solo se compró uno para él, también lo hizo para sus parientes, entre los cuales estaba entonces Sergio Agüero. El jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, propietario del Manchester City y miembro de la familia que está en el poder en Abu Dabi, vio a Nelson presentar un segmento en la televisión mientras estaba en Emiratos Árabes Unidos. Quedó impresionado y esa misma noche envió a un asistente para que le comprara trajes a Nelson.
“Solo tenía cuatro conmigo y todos eran prototipos”, recordó Nelson.
A pesar de que Nelson ha tenido un gran éxito con el Madrid —en parte él que cree que esto se debe a que el club no trata su piscina con cloro, sustancia que puede irritar la piel de algunos jugadores y reducir la vida útil de los trajes—, el campeón europeo no ha sido su único cliente.
Nelson trabaja con una decena de equipos de la Liga Premier, entre ellos Manchester United, Tottenham Hotspur y Liverpool. El día previo nuestro encuentro, en septiembre, Nelson había recibido llamadas del Crystal Palace y el Aston Villa, los cuales estaban interesados en hacer un pedido, contó.
Ha suministrado trajes en St. George’s Park, hogar de las selecciones nacionales de Inglaterra, así como al equipo de rugby de ese país y a los Leones Británico-Irlandeses, un combinado de los mejores jugadores de rugby de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda que juega en partidos de gira. Hace poco, la selección nacional de fútbol de Irán se puso en contacto con Nelson.
Y el rumor está trascendiendo las fronteras del mundo del fútbol.
Nelson está profundamente orgulloso de su trabajo con los niños en España que sufren de parálisis cerebral y comentó que estaba en conversaciones con el Departamento de Defensa de Estados Unidos para proveer de trajes a los veteranos de guerra que se recuperan de lesiones.
Sin embargo, el fundador de Aqua Running no ha terminado. Todavía no ha comenzado a consumar el potencial del traje, asegura: lo que viene después será un salto gigante que “revolucionará el entrenamiento deportivo” en general.
Recientemente, Aqua Running abrió un negocio en Sensor City, un edificio elegante y con detalles dorados en una colina desde donde se avista Liverpool. Es una empresa conjunta de las dos universidades de la ciudad que recibe apoyo de la Unión Europea y tiene como objetivo convertir a Liverpool en un centro global para la tecnología de sensores. Nelson está convencido que desde ahí cambiará el mundo.
En el fútbol, como en casi todo lo demás, la información es muy preciada. Los clubes han usado durante mucho tiempo chalecos con monitores GPS de empresas como Stat Sports, con sede en Irlanda del Norte, y Catapult, cuyas oficinas centrales se encuentran en Australia, para dar seguimiento a la productividad de los futbolistas durante los entrenamientos. Los chalecos recopilan una gran cantidad de mediciones para que las revisen los analistas y los entrenadores del equipo: qué tan rápido está corriendo un jugador, con qué frecuencia lo hace y en qué porcentaje de su máximo potencial.
Nelson quiere brindar el mismo servicio, pero en el agua. “Los clubes quieren ver mediciones”, explicó. “Quieren información fisiológica precisa”. Quieren saber, por ejemplo, cómo son los movimientos más ínfimos en la rodilla de un jugador que se está recuperando de una lesión, para identificar y prevenir problemas potenciales.
Como siempre, el Real Madrid va a la vanguardia de la visión de Nelson, pues está preparando una larga lista de requisitos de lo que cree que necesita hacer el traje.
“Quieren cosas como saturación de oxígeno en la sangre, la biomecánica, si hay un equilibrio entre la manera en que se mueven las piernas, la cantidad de tiempo que un jugador puede contener la respiración mientras se sumerge en el fondo de la piscina”, señaló Nelson. “Y lo quieren en tiempo real. Quieren estar al lado de la piscina con un iPad y ver qué está ocurriendo”.
Es un desafío tecnológico considerable que requiere un amplio despliegue de sensores no solo colocados sobre el traje, sino también entretejidos en él. “Estará hecho de fibras para monitorear movimientos y mostrará la forma en que se mueven los jugadores”, comentó John Kenny, un tecnólogo especializado en innovación que trabaja en Sensor City.
“Algunos de los sensores son simples, pero habrá algunos que serán muy particulares”, agregó. “Se trata de obtener información relevante en condiciones complejas. El agua crea mucho ruido, distorsiona los datos y necesitamos ser capaces de recolectarlos a pesar de estos obstáculos”.
Kenny y Nelson tienen la confianza de que se puede lograr. El efecto, tal como ellos lo perciben, podría ser sísmico.
“No solo sirve para que los jugadores puedan regresar después de las lesiones”, afirmó Nelson. “Se puede utilizar para extender carreras: los futbolistas más viejos pueden hacer el mismo trabajo de acondicionamiento físico sin forzar demasiado sus cuerpos”.
El Real Madrid ha accedido a ser el anfitrión de un evento introductorio para presentar el traje, cuando esté terminado, y le ha prometido a Nelson que puede usar la piscina del equipo para pruebas.
“Quieren ser los primeros”, mencionó Nelson. Sin embargo, está seguro de que no serán los últimos.
Fuente: The New York Times