Una nueva arma contra el calentamiento global: las ‘bacterias come metano’
El metano tiene 85 veces más potencial de calentamiento que el dióxido de carbono. Una peculiar cepa de bacterias promete ser la solución
Una singular especie de bacterias puede ser la respuesta para reducir el cambio climático y sus impactos. Investigadores de la Universidad de Washington están probando un método que utiliza una cepa específica de microorganismos con la capacidad de convertir el metano natural en dióxido de carbono y biomasa.
El metano es un potente gas de efecto invernadero emitido por el ganado, los sistemas de gas natural y petróleo, la industria, la agricultura, el uso de la tierra y las actividades de gestión de residuos. Mary E. Lidstrom, científica a cargo de la investigación, detalla que el grupo de bacterias conocidas como Methylotuvimicrobium buryatense 5GB1C puede eliminar el metano de manera eficiente, incluso cuando está presente en cantidades bajas.
Dichos microorganismos, “se ‘alimentan’ de metano, lo eliminan del aire y convierten parte de él en células como fuente de proteína sostenible”, según la investigadora. El uso generalizado de estas bacterias tiene el potencial para aminorar el avance del calentamiento global.
La categoría de bacterias estudiadas en la investigación prospera en ambientes con niveles altos de metano ubicados entre 5,000 y 10,000 partes por millón (ppm). Las concentraciones normales de dicho gas en la atmósfera alcanzan cerca de 1.9 ppm. Sin embargo, en zonas como vertederos, criaderos vacunos, campos de arroz y pozos de petróleo es posible registrar concentraciones más elevadas.
“Las bacterias que ‘comen’ rápidamente metano en las concentraciones más altas que se encuentran alrededor de los rebaños de ganado, por ejemplo, podrían hacer una enorme contribución a la reducción de las emisiones de metano, especialmente de la agricultura tropical”, detalló Euan Nisbet, profesor de ciencias de la Tierra en Royal Holloway, Universidad de Londres.
El estudio indica que los microorganismo en cuestión consumen tasas más altas de metano debido a un menor requerimiento de energía y a una mayor atracción por el gas en comparación con otros microbios similares. Las Methylotuvimicrobium buryatense 5GB1C se ven cinco veces más atraídas por el metano que otro tipo de bacterias, detalla la investigación.
La condición las convierte en un mecanismo que, utilizado a gran escala, es capaz de minimizar el avance del cambio climático y sus efectos al transformar un “gas dañino” para el medio ambiente en un insumo que para favorecer ciertas actividades agrícolas. “Las bacterias oxidan el metano a CO2 (un gas de efecto invernadero mucho menos potente), por lo que incluso se pueden utilizar los gases de escape para bombearlos a invernaderos y cultivar tomates”, afirma Nisbet.
Bacterias contra el metano
La industria agrícola es la mayor fuente de emisiones de metano. El gas tiene 85 veces más potencial de calentamiento que el dióxido de carbono durante los primeros 20 años después de llegar a la atmósfera. Su presencia plantea un problema particular como gas de efecto invernadero. Estimaciones recientes indican que el calentamiento global se puede reducir entre 0.21 °C y 0.22 °C al eliminar de 0.3 a 1 petagramos (unidad de masa equivalente a mil billones ó 1015 gramos) de metano para 2050.
El metano atmosférico ha aumentado a gran velocidad en los últimos 15 años. Es responsable del 30% del calentamiento global total. En 2021, las economías más grandes del mundo acordaron en la Cop26 trabajar juntas para reducir los niveles de dicho gas, sin tener resultados satisfactorios al momento.
Las propuesta para usar microorganismos para frenar el cambio climático no son nuevas. En 2014, una nueva investigación de la Universidad de East Anglia en Norwich publicada en Nature mostró cómo la cepa de bacteria Methylocella silvestris, “alimentada” por metano, era capaz de mitigar los efectos de la liberación de gases de efecto invernadero a la atmósfera tanto del gas natural que se filtra del medio ambiente como del que surge de la actividad humana.
Lidstrom afirma que “la mayor barrera para la implementación ahora es técnica: necesitamos aumentar 20 veces la unidad de tratamiento de metano. Si podemos lograrlo, entonces las mayores barreras serán el capital de inversión y la aceptación pública. Creemos que podríamos tener pruebas piloto de campo dentro de tres o cuatro años, y la ampliación dependería entonces del capital de inversión y la comercialización”.
Fuente: es.wired.com