Un neurocientífico mexicano, nuevo director del Instituto Estadounidense del Envejecimiento
En una entrevista con Scientific American, este graduado de la UNAM revela cuáles serán las prioridades y los retos de su organización de cara a identificar formas efectivas para curar o prevenir el Alzhéimer antes del 2025.
Tras más de 30 años investigando enfermedades neurodegenerativas, el mexicano Eliezer Masliah fue nombrado a finales de junio director de la organización más poderosa en la investigación del Alzhéimer, el Instituto Estadounidense del Envejecimiento (National Institute of Aging), parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
Masliah viene de dirigir el Laboratorio de Neuropatología Experimental de la Universidad de California, San Diego, y toma el cargo en un momento en el que el gobierno del presidente Barack Obama está dando un fuerte empuje a la búsqueda de una cura para el alzhéimer.
Él estará a cargo de coordinar todos los programas de alzhéimer en EU incluyendo los centros de investigación de alzhéimer, los ADEAR (Alzheimer’s Disease Education and Referral), los proyectos individuales de investigadores, y los ensayos clínicos, además de la búsqueda de al menos medio millón de candidatos necesarios para encontrar las aproximadamente 70 mil personas necesarias para las investigaciones en curso. Para todo esto contará con un presupuesto de investigación que ha saltado a $991 millones este año de $631 millones en 2015.
Este es un extracto editado de la entrevista:
¿Confía usted en que lleguemos a la meta de encontrar tratamientos efectivos para curar o prevenir el Alzhéimer antes del 2025?
Es muy difícil predecir qué va a pasar en el año 2025 y cómo vamos a llegar a esa meta, pero definitivamente ha habido avances importantísimos, entre ellos el desarrollo de biomarcadores para diagnosticar de manera muy temprana la enfermedad de Alzheimer. En el pasado se necesitaba que el paciente estuviera prácticamente demente para hacerle el diagnóstico y realmente la única forma que había de ratificar el diagnóstico era la autopsia, pero ahora se han descubierto biomarcadores, sobretodo utilizando escaneos del cerebro y líquido cefalorraquídeo, que permiten hacer el diagnóstico de manera muy temprana y muy fidedigna, mucho antes de que el paciente muestre síntomas.
La base para tratar las enfermedades es poderlas diagnosticar tempranamente, y ya estamos empezando a tratar pacientes en etapas muy tempranas con terapias experimentales. En los próximos dos o tres años esos ensayos clínicos van a reportar resultados y sabremos mejor si utilizando ese enfoque terapéutico en etapas muy tempranas realmente vemos una diferencia.
¿Ahora que está usted a cargo del instituto, va a haber un cambio de enfoque o un énfasis en algún área de investigación en particular?
Voy a manejar esto en consultoría tanto con el público en particular como con los investigadores en general. Cada año tenemos el Alzheimer’s Summit aquí en Washington D.C. y se invita a toda la comunidad, pero en particular a representantes de la comunidad científica, prominentes investigadores que trabajan en ensayos clínicos, en investigación básica… y se sostienen discusiones acerca de cuáles son las prioridades, cuáles son las necesidades, en dónde hay vacíos, dónde se necesita apoyo, cuáles son las áreas de interés. Y, basado en eso se desarrolla un plan que contiene todas las iniciativas y las ideas nuevas, el plan nacional, de donde se pide un presupuesto al congreso y donde se obtienen recursos para hacer la ciencia.
¿Por qué es difícil encontrar voluntarios para los estudios clínicos?
Nosotros podemos hablar con las diferentes asociaciones que se dedican a la enfermedad de Alzheimer, tenemos 30 centros dedicados a la investigación, y ellos pueden hablar con la comunidad y reclutar pacientes. Lo que pasa es que ha cambiado la perspectiva del reclutamiento de individuos. Para estos estudios anteriormente se reclutaban individuos que tenían la enfermedad bien establecida y esa gente pues sí está urgida o ansiosa de entrar en un estudio piloto. El problema es que cuando la enfermedad está muy establecida es difícil tratarla. Necesitamos empezar en pacientes que estén en etapas muy tempranas, muchos de ellos son pacientes que clínicamente no tienen nada y es mucho más difícil convencerlos para que participen en un estudio piloto.
¿Cuáles son los ensayos que prometen más?
Hay más de 80 ensayos clínicos en este momento para la enfermedad de Alzheimer. Probablemente en donde más avance se ha hecho y más énfasis se ha puesto es en la inmunoterapia. Pero también hay terapias destinadas a bloquear (la proteína) tau y otras destinadas a bloquear secretasas y a regular neurotransmisores. Hay un número grande, pero en la que más énfasis se esta poniendo ahorita es la inmunoterapia, que es parte del portafolio que maneja el instituto.
El mes pasado fue el Alzheimer’s Association International Conference en Toronto, donde se presentaron las conclusiones del ensayo clínico de fase 3 del LMTX, un nuevo fármaco experimental contra el alzhéimer. ¿Qué opina de este nuevo desarrollo?
Ese estudio se hizo con un número reducido de participantes y los resultados fueron prácticamente negativos, pero creo que muchos de estos estudios se han hecho con pacientes que tienen la enfermedad más avanzada. Incluso en lo que nosotros clínicamente llamamos ‘enfermedad de Alzheimer leve’ realmente el cerebro ya está bastante dañado.
La droga que se trató en ese ensayo clínico fue una droga que ataca la proteína tau y yo creo que desde esa perspectiva es muy positivo. Creo que debemos tener más tratamientos no solo relacionados con el beta-amiloide sino también que ataquen a otras proteínas como el tau. Pero, de nuevo, necesitamos desarrollar ensayos clínicos en pacientes en etapas más tempranas.
¿Qué opina de las investigaciones para encontrar una cura al alzhéimer que se llevan a cabo en América Latina?
Definitivamente hay conciencia de que es un problema grave y también de que es un problema relevante en los países latinoamericanos. Yo he visto un incremento en la participación de grupos de Latinoamérica. Ahorita que estuvimos en Toronto se presentó un trabajo que están haciendo en Argentina que está muy destacado. En Colombia, en la región de Antioquia tienen una población de individuos con alzhéimer familiar debido a una mutación y hay una colaboración muy fuerte con EU. De hecho nosotros apoyamos ese estudio. En México, en el área de Jalisco, hay una colonia de familias que están afectadas con una mutación del alzhéimer y hay un estudio que el NIH apoya. Estas colaboraciones con la región definitivamente pueden incrementarse pero para nosotros lo importante es demostrar que lo que hay en esa región es único y no lo hay en EU. Acá todas esas poblaciones que se están investigando están mucho más distribuidas, mucho más diseminadas.
Fuente: scientificamerican.com