Tribu Sentinel: qué podemos aprender de las poblaciones más aisladas del mundo (algunas de ellas en AL)

El asesinato del estadounidense John Allen por una tribu en peligro de extinción de la India, la semana pasada, ha despertado el interés por algunos de los poblados más aislados del mundo.

Los pobladores de la isla Sentinel temen a los forasteros y por eso atacaron al joven Chau con arcos y flechas.

Defensores de comunidades aisladas como Survival International, con sede en Londres, creen que el asesinato de Chau debería ser un recordatorio de que las tribus remotas deben permanecer protegidas del mundo exterior.

Un antropólogo entrevistado por la BBC aseguró que existía el riesgo de que este tipo de incidentes pudieran hacer que la gente crea que todas las tribus que viven aisladas son “desagradables, brutas y violentas”.

En su lugar, lo que sugieren es que el mundo desarrollado podría tomar ejemplo de algunos de los principios y filosofías de algunas de las tribus más aisladas que existen en el mundo.

Aquí te presentamos algunas:

La paz y la igualdad como lema

El pueblo piaroa, con más de 14.000 habitantes, vive cerca del río Orinoco en el estado de Amazonas, en Venezuela.

Viven en completa igualdad y de forma pacífica. Pero para ello hay que aceptar la anarquía.

No puede existir ningún tipo de gobierno, no hay estado. Apenas el individuo y su voluntad de hacer lo que quiera.

Los piaroa rechazan la violencia y no castigan de forma física a los niños de la comunidad. Consideran que la paz se logra eliminando ideas como la propiedad, la competencia, la vanidad y la avaricia.

Tampoco se practica ningún deporte. Nadie tiene un pedazo de tierra que les pertenezca ni nadie puede decirle a otra persona que trabaje.

En su lugar, se fomenta que la gente aprenda la una de la otra. Eso no significa que haya una deferencia hacia los ancianos, ya que eso significaría aceptar un tipo de jerarquía, algo imposible en una comunidad de iguales como la de los piaroa.

Para ellos, la idea del individuo es lo más importante, sin que eso llegue a fomentar el egoísmo. Cada individuo debe elegir qué hacer y cómo. No se juzgan las decisiones de los demás.

En un ensayo académico de 1989, la profesora estadounidense Joanna Overing escribe:

“Los piaroa expresan diariamente su derecho a elegir de forma individual y su derecho a ser libres en una amplia variedad de asuntos: residencia, trabajo, desarrollo personal, e incluso el matrimonio “.

Debido a que esta es una sociedad de iguales, hombres y mujeres comparten el mismo status.

“Cada mujer es dueña de su propia fertilidad, de la que solo ella es responsable: la comunidad no tiene derecho legal sobre su descendencia; tampoco su marido, si se separan”, asegura Overing en su escrito.

El valor de lo diferente

Los bayaka son un pueblo de cazadores-recolectores que viven en las selvas tropicales del África Central.

Para ellos la música constituye una parte central de su identidad y los expertos creen que la forma en la que la disfrutan también condiciona su comportamiento.

“La música que cantan los bayaka son polifonías densas y eso significa que cada miembro cantará una melodía diferente, combinándola para crear una canción”, dice Jerome Lewis, un antropólogo que ha estudiado la tribu durante más de dos décadas.

La forma en la que cada persona canta su propia melodía, explica Lewis, refleja la gran importancia que los bayaka le dan al individuo. Tampoco tienen líderes.

“Te enseñan a ser diferente y esta sociedad valora mucho la autonomía”, afirma.

“Una vez que los niños pueden caminar, son libres de decidir dónde duermen y con quién se relacionan. No tienes derecho a pedirle a nadie que haga algo por ti”., aclara Lewis.

Pero cuando no hay líderes y todo el mundo es libre de hacer lo que quiere ¿cómo aprenden los bayaka a trabajar juntos?

La respuesta está, una vez más, en la música.

“A través de la participación en su particular canto, aprenden la forma en la que han de coordinar su vida cotidiana”, relata el antropólogo.

“Tienes que mantener tu propia melodía mientras otras personas cantan otras diferentes”, dice.

“Para poder cooperar y ser eficaces juntos, necesitas hacer algo diferente. Esta es una autonomía en la que las personas son muy conscientes de las necesidades de los demás y de su derecho a ser diferentes”.

Protección ante enfermedades

Los yanomami son una tribu indígena que vive en las selvas tropicales del norte de Brasil y el sur de Venezuela y podrían ayudarnos a comprender mejor nuestros propio cuerpo.

Investigaciones sobre la tribu, que permaneció aislada del mundo exterior hasta por lo menos 1950, ha brindado nuevas perspectivas sobre cómo la vida moderna podría estar cambiando la composición del cuerpo humano.

Un estudio de 2015 examinó una serie de miembros yanomamis y reveló lacolección más diversa de bacterias que se ha encontrado jamás en personas, incluidas algunas que nunca antes se habían detectado en humanos, de acuerdo con el documento de los científicos.

Para ellos la conclusión fue que las dietas modernas, los antibióticos y la higiene pueden reducir la variedad de bacterias en nuestro cuerpo.

“Quizás incluso una exposición mínima a los hábitos modernos (…) pueda resultar en una pérdida drástica de la diversidad bacteriana”, afirmó uno de los autores del estudio, José Clemente, al periódico Toronto Star.

“Con cada paso hacia la occidentalización, parece que estamos perdiendo diversidad”.

El estudio también ha contribuido a comprender de la resistencia a los antibióticos.

Durante años, los profesionales médicos han advertido de que el uso excesivo de antibióticos hace que las infecciones sean más difíciles de tratar al crear superbacterias resistentes a los propios medicamentos que pretenden acabar con ellas.

El estudio encontró que los yanomamis tenían genes únicos resistentes a los antibióticos, a pesar de que nunca antes habían tomado los medicamentos.

Fue una prueba más de que las bacterias en nuestro organismo pueden resistir los antibióticos incluso antes de hayan sido expuestas a los fármacos.

Des-pa-cito…

El doctor Mark Plotkin ha pasado 35 años estudiando cómo las tribus remotas de todo el Amazonas utilizan las plantas con fines medicinales y podríamos aprender que una vida más lenta es también una vida más feliz.

“La gente de estas tribus remotas no sufre de estrés, de enfermedades del corazón, de insomnio y pasa más tiempo con sus familias.

“Puede que no estemos listos para renunciar a nuestros iPhones y iPads y a comer comida tailandesa de vez en cuando, pero las lecciones son claras: disminuye el ritmo, no pierdas el tiempo preocupándote por las cosas sobre las que ya no puedes hacer nada. Yo mismo intento vivir mi vida siguiendo estas recomendaciones”.

El doctor Plotkin, quien encabeza el grupo de defensa del Equipo de Conservación del Amazonas, dijo que si bien los países desarrollados pueden aprender mucho de los estilos de vida más simples, también advierte de que hay que ser precavidos.

“No es necesario cargar de romanticismo la idea de cómo viven (estas tribus remotas), pero sí aprender de ellos. Así como hay cosas buenas que se pueden aprender de la religión occidental”.

“Así como no deberíamos sobrevalorar a los indígenas, no debemos demonizar a misioneros como John Allen Chau”.

Fuente: BBC