Icono del sitio INVDES

Tres estrategias para acabar con la hegemonía de Bitcoin

Tres estrategias para acabar con la hegemonía de Bitcoin

En 2009, el misterioso Satoshi Nakamoto le entregó al mundo un tipo de moneda completamente nuevo. Era una moneda que la gente podía utilizar en internet de forma instantánea y casi gratuita. Y como esta nueva moneda no era emitida ni distribuida por un banco central sino por sus propios usuarios, fomentó la privacidad de las transacciones financieras y logró que la falsificación fuera imposible, al menos en teoría. Hablamos, por supuesto, de Bitcoin, la primera criptomoneda.

Han pasado nueve años desde su lanzamiento ya hay 24 millones de carteras Bitcoin activas en todo el mundo. El valor de un solo bitcoin ha aumentado exponencialmente, pasando del algo menos de un euro que valía en 2011 hasta alcanzar los más de 16.500 euros a finales de 2017 (ver El valor de Bitcoin podría estar sobrevalorado y a punto de explotar).

Y aunque el éxito produce competencia (ver Ventajas y desventajas de las 12 criptomonedas más importantes), está claro que Bitcoin sigue siendo la criptomoneda dominante. A principios de abril, su capitalización de mercado era tres veces superior que la de Ethereum, su mayor competidor, y era aproximadamente igual la suma del resto de todas las demás criptomonedas.

A pesar de que Bitcoin ha establecido una economía en la que es imposible falsificar una transacción, su sistema no está protegido frente a la aparición de copias que imiten la tecnología. Nadie puede hacer una copia de un bitcoin individual, pero cualquiera puede hacer una réplica de todo el concepto de Bitcoin. Dicho esto, ¿sería posible que un gobierno, empresa, o incluso la gente común, creara una copia de Bitcoin que consiguiera desbancar a la principal criptomoneda del mundo? Estos son algunos de los escenarios que podrían conseguirlo.

1. Por la voluntad del gobierno

Estamos en la década de 2050 y llega el día de pagar impuestos. Pero usted no los paga manualmente. Un algoritmo retira automáticamente una criptomoneda denominada Fedcoin de su cartera electrónica para pagarlo.

Es la versión digital de esos billetes arrugados que, vagamente, recuerda haber utilizado muchos años atrás, antes de que los bancos centrales comenzaran a cambiar el dinero en efectivo por fedcoins. Con el paso de los años, las divisas físicas han ido desapareciendo. Ya no las necesita. En cuando empezó a ser posible acceder a un banco local, verificar su identidad y configurar una cartera desde el propio teléfono, el dinero en efectivo quedó obsoleto. Por supuesto que aún conserva algunos billetes de euro, pero son más bien un bonito recuerdo.

Esta hipotética tecnología, una criptomoneda digital emitida por un banco central construida como una versión modificada de la cadena de bloques (blockchain) de Bitcoin, fue descrita por el investigador del Banco de la Reserva Federal de St. Louis (EE. UU.) David Andolfatto, y refinada por el estudiante de la Universidad de Yale (EE. UU.) Sahil Gupta. Este último redactó un estudio sobre cómo funcionaría una moneda como Fedcoin, y se juntó con algunos compañeros para escribir un código que permitiera hacer una simulación.

En su sistema, una cadena de bloques registra las transacciones igual que en Bitcoin. Sin embargo, en lugar de depender de una red de mineros para actualizar la información, el libro mayor de Fedcoin es administrado por instituciones certificadas por la Reserva Federal de Estados Unidos. «Estos nodos autorizados podrían ser organizaciones como el Banco de Estados Unidos o JP Morgan; básicamente, instituciones de confianza», explica Gupta.

Cada banco es responsable de un fragmento de direcciones en la cadena de bloques. Cuando llegan nuevas transacciones, el banco las valida en un nuevo bloque y lo envía a la Reserva Federal. Luego, la Reserva Federal actúa como el árbitro final, verificando las entradas y unificando los bloques en una versión maestra de la cadena de bloques que hace pública.

Para usar fedcoins, los usuarios primero deben demostrar su identidad y crearse una cartera en la Reserva Federal o un banco afiliado. Hecho esto, ya pueden empezar a comprar la nueva moneda con dinero tradicional a un cambio de uno a uno. Gupta cree que este escenario podría ganar popularidad y lograr la lenta desaparición del efectivo físico.

El investigador detalla: «Me imagino que las personas primero se sentirían cómodas gastando Fedcoin en cosas como alimentos y entradas de cine. A medida que se dieran cuenta de que resulta más fácil que pagar en efectivo, que las empresas notaran que es más barato que las tarjetas de crédito, y que los bancos fueran conscientes de que, literalmente, es más seguro, el cual el dinero en efectivo empezaría a desaparecer gradualmente, y Fedcoin penetrar gradualmente».

Esto no es solo un experimento teórico. En 2016, el Banco de Canadá creó una simulación para una criptomoneda similar, en una cadena de bloques como la de Ethereum.

Lo que estos investigadores están descubriendo es que una versión digital de las monedas estatales podría igualar o incluso mejorar la eficiencia de Bitcoin. Gupta cree que las transacciones se procesarían mucho más rápido si hubiera un banco central detrás del sistema (a diferencia de la red de igual a igual que actualmente registra las transacciones de Bitcoin). Esta eficiencia podría ahorrar mucho dinero. El Banco de Inglaterra (Reino Unido), que ha estado investigando en profundidad la tecnología blockchain, informó en 2016 que aunque solo se adopte parcialmente, una moneda digital emitida por el banco central aumentaría el PIB en un 3 % a medida que el coste de los impuestos y las tarifas de transacción bajaran.

Alejarse del efectivo también ayudaría a los gobiernos a recaudar impuestos y promulgar políticas monetarias, explica el profesor de finanzas de la Universidad de Duke (EE. UU.) Campbell Harvey. Por ejemplo, si un gobierno quisiera emitir pagos de estímulo a sus ciudadanos solo tendría que depositar más fedcoins en sus cartera. «Para ingresar 500 euros en las carteras de cada persona solo hace falta una línea de código. Nada más. No hay correos. No hay personas que puedan intentar quedarse con el dinero de manera fraudulenta. Así que no es de extrañar que los principales bancos centrales del mundo ya tengan un equipo analizando las posibilidades de incorporar una criptomoneda nacional basada en blockchain», expresa Harvey.

2. Por un ataque furtivo de Facebook

Volvamos al futuro, pero a uno no tan lejano. El escenario número dos podría, de hecho, ocurrir mañana mismo si las personas correctas se organizaran. En este caso, un gigante de las redes sociales acaba haciéndose con el control de Bitcoin. Imagínese, por ejemplo, que hablamos de una red social que dice tener más de 2.000 millones de usuarios en todo el mundo.

Para hacerse una idea de cómo Facebook podría usar su popularidad para hundir a Bitcoin, hay que analizar cómo otra gran red, Telegram, abordó el problema. En enero de este año, la compañía, cuya aplicación de mensajería segura cuenta con más de 200 millones de usuarios en todo el mundo, anunció que crearía su propia criptomoneda diseñada para aplicaciones, llamada Grams (ver Telegram pide millones por una cadena de bloques envuelta en misterio). Los usuarios podrían transferirse grams mutuamente o utilizarlos para pagar servicios dentro de la red. En febrero, Telegram había recaudado cerca de 723 millones de euros en inversiones mediante una oferta inicial de moneda (ICO, por sus siglas en inglés). A finales del mes de marzo había se hizo con otros cerca de 723 millones de euros más en una segunda ronda.

Así que Facebook, al igual que lo hizo Telegram, podría emitir su propia criptomoneda nativa. O podría escoger una opción más sucia: adoptar Bitcoin y hacerse con el control.

Las reglas actuales de Bitcoin las define una tríada de operadores de red: los usuarios que hacen solicitudes de transacciones, los mineros que procesan esas solicitudes y las escriben en la cadena de bloques, y los validadores que miran la cadena de bloques para asegurarse de que todo esté en orden. Todos ellos usan software interoperable, que es lo que los mantiene unidos en una sola versión de la cadena de bloques.

Cualquier subconjunto de estos actores puede decidir utilizar otra versión del software de Bitcoin con reglas ligeramente diferentes para separarse del resto en cualquier momento y dar lugar a una moneda paralela en un proceso conocido como bifurcación. Esto es exactamente lo que pasó el año pasado con la creación de Bitcoin Cash, una cadena de bloques alternativa con especificaciones ligeramente diferentes que permiten procesar más transacciones en cada bloque.

Si Facebook pudiera persuadir a un conjunto lo suficientemente grande de usuarios y mineros de Bitcoin para ejecutar su propia versión patentada del software Bitcoin, la empresa sería quien controlara las normas de la cadena de bloques. Luego podría remodelar Bitcoin como una versión corporativa de Fedcoin descrita anteriormente.

Pero hay una estrategia mejor que no requiere convencer a nadie de nada. Facebook podría hacerse con control antes de que la mayoría de la gente se diera cuenta de lo que ha hecho. Zuckerberg, si está leyendo esto, esta es la forma de hacerlo.

En primer lugar, dedique un mes a crear una cartera de Bitcoin alojada en Facebook que sea segura y fácil de usar. Una cartera de Bitcoin es exactamente lo que parece: un contenedor para almacenar su saldo en moneda digital. Hay muchos tipos diferentes, algunos en hardware, otros en software, que varían en cuanto a su nivel de seguridad y facilidad de uso. Facebook, con sus vastos recursos de ingeniería y trayectoria en el diseño de la experiencia del usuario, no tendría problemas en crear una cartera increíblemente competente.

Después, solo tendría que integrarla en cada cuenta de Facebook, en la de los 2.200 millones de usuarios. A la mañana siguiente, los usuarios se encontrarían un nuevo regalo escondido en sus perfiles, un pequeño botón con la leyenda: «Enviar Bitcoin». La cartera debería suprimir cualquier adorno que entorpece la usabilidad de otras carteras de Bitcoin. La dirección de cada usuario de Facebook se presenta como un nombre real en lugar de una cadena alfanumérica sin sentido.

Para aquellos que ya usaban Bitcoin, la experiencia les resulta tan sumamente mejor que la que le ofrece el propio Bitcoin que migran inmediatamente sus fondos a su cartera de Facebook. Aquellos que aún no poseen bitcoins, o nunca han oído hablar de ellos, podrían tener la opción de ganar algunos a través de la plataforma, por ejemplo, a través de visualizaciones de anuncios publicitarios. Y para aquellos que están cansados de ver anuncios, hay otra función divertida. A cambio de una experiencia limpia y sin publicidad, los usuarios pueden optar por dejar que Facebook mine los bitcoins con la potencia de procesamiento de su ordenador que no usan. (Otros medios de comunicación, como Salon, ya están experimentando con esto.) Paralelamente, Facebook construye un centro de datos propios para minar bitcoins por su cuenta.

Ahora permita que sus usuarios utilicen estas extraordinarias nuevas herramientas en su día a día. Deles tiempo para deleitarse con la capacidad de enviar dinero, instantáneamente a través de Facebook, a cualquiera de sus amigos. (Compare eso con el sistema actual de Facebook que permite pagos a través de Facebook Messenger, pero solo en algunas monedas y países). Siéntese y observe como los activos de la economía implícita de Facebook (los «me gusta», los comentarios y todas las demás métricas de qué personas reciben crédito por mantener sus globos oculares pegados a la pantalla) adquieren un valor real y transaccional. Deles tiempo para que generen una adicción. Deles tiempo para instalarse en las nuevas trayectorias profesionales que surgen a medida que las marcas personales se convierten en productos básicos. Y, por supuesto, felicítese por haber conseguido que Bitcoin se convierta en una moda.

Ya puede tomar el control. Ahora que la mayoría de las personas tienen bitcoins y muchas de ellas las usan en su software, usted tiene libertad de cambiarlo como lo considere oportuno. Al igual que con Bitcoin Cash, unos pocos rebeldes elegirán dejar de usar su cartera y enviar sus transacciones a los pocos mineros ideológicamente motivados que continúan trabajando en la antigua cadena de bloques de Bitcoin. No se preocupes por ellos. El verdadero Bitcoin, el que casi todo el mundo usa, ahora es suyo.

Ahora tiene los mismos poderes que la Reserva Federal de Estados Unidos tendría sobre su propia moneda emitida centralmente. Ahora puede acuñar, bloquear y reasignar monedas a voluntad.

3. Por el poder de las masas

Hay otra forma de hacer que Bitcoin se vuelva irrelevante, una que simplemente sigue la progresión natural de lo que ya está pasando ahora mismo. En un futuro cercano, los bienes y servicios están cada vez más representados por fichas (o tokens) que pueden intercambiarse con cualquier persona. En este escenario, usted se encuentra en la cola para el cajero del supermercado. Dentro de la cartera digital de su teléfono no solo encontrará Fedcoin y FacebookCoin, sino también AppleCash, ToyotaCash y una moneda específica de la tienda en la que se encuentra. También hay una moneda canjeable por servicios de cuidado de niños y otra que puede canjear por bonos de transporte en el sistema de su metro local. Usted decide pagar con una fracción de una acción de Apple, que envía en forma de criptomoneda a la cartera del supermercado.

Harvey detalla: «Mi visión es que en el futuro habrá miles o millones de formas de pagar por cosas». Si la Reserva Federal puede crear un token que represente a EE. UU., Harvey cree que ya no habría ningún impedimento para que la gente respalde la criptomoneda que prefiera. El experto explica: «Esta idea de avalar con euros u oro es bastante general. En lugar de almacenar un millón de kilos de oro, ¿por qué no guarda un millón de acciones de Apple?».

Este «futuro» ya está sucediendo. La tendencia entre las start-ups de blockchain es construir servicios que solo funcionen con su propia criptomoneda nativa, específicamente diseñada para la aplicación. Incluso las empresas previas a la llegada de blockchain se están poniendo al día. En enero, Kodak anunció una nueva moneda que las personas podrían usar para otorgar licencias de los derechos de sus fotografías.

Estas fichas no son muy distintas a los sistemas de puntos y tarjetas regalo que las empresas han utilizado para multiplicar su número de clientes durante décadas. Lo que cambia cuando este tipo de activos funcionan en una cadena de bloques es que resultan mucho más fáciles y seguros de transferir.

«Piense en esto como un sistema de trueque increíblemente eficiente», dice Harvey y añade: «El trueque generalmente es ineficiente, pero si tiene una red, tokeniza los bienes y servicios y lo habilita con una cadena de bloques, puede volverse muy eficiente».

Facilitar los intercambios entre distintos tipos de tokens requeriría todo un ecosistema de innovaciones. Para los activos que viven en cadenas de bloques separadas, deberán aparecer mecanismos seguros para transferirlos de una a otra. Estos mecanismos deberán ofrecer una unión rápida entre compradores y vendedores. Por ejemplo, si su tienda de alimentación no acepta acciones de Apple, tendrá que encontrar a alguien para gestionar el trato y entregar una moneda que su tienda de alimentación sí acepte.

«Sin una red, será necesario localizar a una persona dispuesta a intercambiar cuatro cabras por una vaca. Encontrar a esa persona es muy difícil, pero con una red y con la garantía de los tokens basados en blockchain, todo es mucho más fácil. Todavía no hemos llegado a este mundo, pero vamos de camino», explica Harvey.

¿Qué queda de Bitcoin?

¿El Bitcoin original podría seguir ofreciendo alguna ventaja en estos tres escenarios? Puede que tal vez sí, esa ventaja a la que se aferran los entusiastas de Bitcoin: las transacciones de Bitcoin son anónimas e imposibles de censurar. Estas cualidades desaparecerían en cuando las transacciones estén controladas por una Reserva Federal, Facebook o a una red de corredores que coordinen la venta de activos intercambiados.

Pero si lo único que Bitcoin puede ofrecer a este futuro hipotético es la resistencia a la privacidad y la censura, entonces tenemos que preguntarnos: ¿acaso ahora mismo nos está ofreciendo eso?

No hay nombres reales almacenados en la cadena de bloques de Bitcoin, pero su blockchain registra cada transacción que realiza, y cada vez que usted usa la moneda, corre el riesgo de exponer información que pueda vincular su identidad a esas acciones (ver Las identidades de los usuarios de Bitcoin podrían salir al descubierto). Por los documentos filtrados por Edward Snowden, sabemos que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) de los EE. UU. ha buscado formas de conectar la actividad en la cadena de bloques de Bitcoin con personas en el mundo físico. La NSA ha estado interviniendo cables de fibra óptica, ha monitorizado la actividad de internet y ha atraído a las personas hacia plataformas comprometidas con la falsa promesa de asegurar su privacidad, todo en un esfuerzo por recopilar cada bit de datos que podrían vincular direcciones con nombres e identidades reales.

Si los gobiernos intentan crear y aplicar listas negras, descubrirán que el poder de decidir qué transacciones son válidas está en manos de unos pocos mineros de Bitcoin. Algunos de ellos ya están sintiendo la presión de las prohibiciones de viajar impuestas por el Gobierno chino, aunque no está claro si se han hecho demandas específicas.

Los primeros usuarios de Bitcoin se han aferrado al sueño de una moneda mundial única, privada, gratuita para todos y bajo el control de las masas. Pero a los 7.000 millones de personas que aún no usan Bitcoin podrían no tener ningún interés en esto. Con las redes, la comodidad gana y la comodidad depende del tamaño. Esta es la razón por la que usted está en Facebook en lugar de en otra red social, porque es donde todos los demás están. Si las criptomonedas van a dominar los intercambios económicos, serán los hábitos de las masas, no los deseos de los primeros usuarios de Bitcoin, los que determinen qué sucederá con la visión de Satoshi Nakamoto.

Fuente: technologyreview.es

Salir de la versión móvil