No solo el plomo: ¿Qué otros otros metales tóxicos hay en México y a cuáles podrías estar expuesto?

Diversas son las formas de exposición a estos elementos contaminantes, sin embargo, algunas resultan ser aún más letales que otras

Los metales pesados se encuentran de manera natural en el ambiente, aunque no es usual que las personas queden expuestos a ellos, las actividades humanas han provocado que su riesgo incremente, lo cual resulta peligroso ya que son potencialmente tóxicos, incluso en concentraciones pequeñas.

En México, y según Sergio Abraham Covarrubias y Juan José Peña Cabriales, investigadores del Departamento de Biotecnología y Bioquímica del IPN, los metales contaminantes más importantes son el mercurio, el arsénico, el plomo y el cromo, debido a su abundancia y toxicidad.

De dónde vienen los metales pesados

En general, estos tóxicos elementos se encuentran en la corteza terrestre. Sin embargo, su presencia en el ambiente puede aumentar con algunas actividades humanas o eventos naturales.

Por ejemplo, se pueden liberar metales con las erupciones volcánicas o la erosión causada por aguas termales, lo que propicia que sean transportados por el aire.

No obstante, el principal problema no viene del ecosistema sino de los humanos, según el documento Metales pesados: antagonistas de la salud en México, estas son las actividades principales en donde se liberan la mayoría de estos contaminantes que en algunas ocasiones terminan en el agua, suelos y aire.

  • Agricultura (con el uso de fertilizantes e insecticidas que pueden ser absorbidos por las plantas o filtrarse hacia las fuentes de agua).
  • Ganadería( hay alimentos para animales pueden contener metales pesados, que luego son excretados)
  • Minería
  • Industria metalúrgica, farmacéutica y electrónica
  • Aguas residuales
  • Quema de combustibles
  • Fumar
  • Oficios culturales como la creación de objetos con la técnica de barro vidriado

“En general, son tantas las actividades contaminantes, que actualmente muchos tintes, pinturas, muebles de madera, papeles, jabones, maquillajes y medicamentos contienen algún metal pesado”, señala un artículo publicado en la revista de la Academia Mexicana de Ciencias.

Cabe señalar que estos metales también son utilizados para la elaboración de algunos productos de uso cotidiano, aunque esto no quiere decir necesariamente que sean peligrosos. Un claro ejemplo de esto es el de los termos y tazas Staley, mismos que contienen plomo.

Pese a la presencia de este tóxico metal, su uso es seguro, según lo expresado por Jack Caravanos, profesor de salud pública de la Universidad de Nueva York, en una entrevista para el medio estadounidense The New York Times.

Qué lugares son los más afectados

De acuerdo con un reporte publicado en la Revista Internacional de Contaminación Ambiental (2017) los sitios más afectados por las altas concentraciones de metales pesados en suelos son Zacatecas, Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí.

Además, investigaciones apuntan a que la principal fuente de exposición al arsénico es el agua potable contaminada. En el caso del mercurio se encontraron altas cantidades en los mariscos.

Por su parte el cromo se utiliza en utensilios de cocina, cerámica, curtiduría (forma de exposición más común en México), colorantes, textiles, preservación de madera, entre otros, además de que este elemento puede encontrarse en frutas, vegetales, levaduras, carnes, mariscos y granos.

Cuándo son más peligrosos

De acuerdo con un grupo de médicos mexicanos que investigaron la relación entre enfermedades renales y metales tóxicos en 2016, la vía de exposición de metales tóxicos ‘menos peligrosa’ es la cutánea.

Por el contrario, al ser inhalados, se incrementan los riesgos, pues los efectos son “rápidos, notorios y agresivos” y se pueden ver reflejados con la inflamación de órganos.

Aunque ambas exposiciones pueden llegar a presentarse de diversas formas, la más común es la que se da de forma oral.

Cómo efectan la salud

Cuando uno de estos elementos entra en contacto con el cuerpo se pueden desencadenar enfermedades, afectaciones en órganos vitales, cáncer e incluso la muerte.

Mercurio

La toxicidad del mercurio puede agravarse cuando se une con otros elementos, ya que al unirse se forman una especie de ‘cóctel’ tóxico que se adhiere a los órganos, haciendo que el elemento permanezca más tiempo en el cuerpo lo cual puede desembocar en efectos cancerígenos, como explica el documento Toxicity, mechanism and health effects of some heavy metals (2014).

Además también puede causar daño renal y en cuadros severos de exposición (es decir de manera constante y/o repetida), este metal tiene la capacidad de inducir daños neuronales, mala coordinación, espasmos, coma, malformaciones en el sistema nervioso de los fetos, desequilibrio en el metabolismo e incluso cambios de conducta.

Arsénico

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición prolongada al arsénico a través del consumo de agua y alimentos contaminados puede causar cáncer y lesiones cutáneas. Además, también se le asocia con enfermedades cardiovasculares y diabetes.

Cromo

Respirar niveles altos de cromo (VI) puede producir irritación en la nariz, úlceras nasales, secreción nasal y problemas respiratorios tales como asma, tos, falta de aliento o respiración jadeada, como explica la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos (ATSDR, por sus sigla en inglés).

Fuente: milenio.com