Magnetómetros para predecir sismos

Entre computadoras que procesan cantidades industriales de megabytes y gráficos que se asemejan a un electrocardiograma, se cocina un descubrimiento científico que podría cambiar nuestro entendimiento de los sismos. En el Instituto de Radioastronomía (INRAS) de la Pontificia Universidad Católica, el físico Jorge Heraud y su equipo multidisciplinario trabajan en un sistema capaz de pronosticar cuándo, dónde y con qué intensidad temblará la tierra.

Quieren descifrar lo que hasta hoy es un misterio, pues a diferencia de otros fenómenos naturales como los huracanes –que pueden predecirse–, aún no existen aparatos inventados por el hombre que puedan decir cuándo ocurrirá un sismo.

A 15 kilómetros de este laboratorio, en la isla San Lorenzo, los investigadores han instalado un magnetómetro. Uno de los diez sensores sembrados en distintos puntos de la costa peruana (Lima, Ica, Moquegua y Tacna) que, según el físico, serán capaces de captar los fenónemos eléctricos que se desarrollan antes y durante la actividad sísmica.

Al doctor Heraud se le ocurrió la idea tras el terremoto de Pisco del 15 de agosto del 2007. Las luces que iluminaron el firmamento esa fatídica noche, y que algunos consideraron un castigo divino, fueron para él la evidencia de algo más.

“Cuando la placa de Nasca (ese gran bloque sólido ubicado frente a la costa sudamericana) hizo presión contra la placa continental, se generó una fuga de corriente eléctrica, que fue lo que vimos como luces. Estas luces aparecidas en varios puntos de la costa de Lima e Ica fueron producto de la fuga de electrones de la corteza terrestre hacia la atmósfera, reacción generada por la actividad sísmica”, dice el científico graduado en la Universidad de Stanford, EE.UU.

La hipótesis que sostiene el proyecto Magneto-Perú es que estas luces aparecen durante y también antes de un movimiento telúrico y que los magnetómetros, esas bobinas enterradas a las que se ha incorporado antenas y un módem y que se alimentan de luz solar, son capaces de reconocerlas para estar prevenidos ante el desastre.

Evidencias de peso

Lo dice la historia. Hay crónicas que hablan de la presencia de estas luces antes del devastador terremoto ocurrido en Lima el 28 de octubre de 1746: “El 7 de octubre, un capitán vio lenguas de fuego que salían de las paredes de la prisión de la isla San Lorenzo, la gente comentó que eran los ángeles que desde el cielo disparaban flechas incendiarias por pecadores”, cuenta Heraud.

Más recientemente, al poco tiempo de instalar el primer magnetómetro en Los Palos, Tacna (2010), se probó que el dispositivo reconoció estas señales quince días antes de un sismo de 6.2 grados ocurrido el 22 de octubre de ese año.

“Este fue nuestro primer resultado positivo, luego vinieron muchos más, algunos los captamos antes, otros después de la actividad sísmica. Seguimos estudiando los síntomas de los terremotos”, dice el científico, quien pretende juntar toda la data posible para entender los mensajes que envía la Tierra.

Así como la penicilina no se descubrió en un día, este proyecto –que inició sus actividades el 2007 y que es financiado por la PUCP y por donativos de empresas privadas– aún está en proceso de investigación.

Todos los días este laboratorio, activo las 24 horas, recibe 600 megabytes de la actividad de los magnetómetros: “Estamos probando todo el tiempo, debemos asegurarnos que el método camina, por ello necesitamos colocar más dispositivos. Unos 70 equipos nos permitirán multiplicar por siete nuestra capacidad de hacer estadística y de saber la actividad sísmica de la mayor parte de regiones del país”, dice el doctor Heraud y remata: “Aún no hemos llegado a la cumbre del Everest, recién estamos subiendo el Huascarán”.

Fuente: larepublica.pe