Machismo en los Nobel y en la ciencia

A lo largo de la historia social, cultural y legal de la humanidad se ha marginado a las mujeres de la ciencia y la tecnología

Como en todos los campos de la actividad humana, en la ciencia se tiene un gran rezago histórico en la falta de reconocimiento a las aportaciones de las mujeres, no por que no haya contribuciones, sino por el simple machismo de las diversas comunidades científicas como es el caso de aquellos que proponen, califican y deciden a los ganadores de los Premios Nobel.

En los Premios Nobel, sin duda alguna los reconocimientos de mayor impacto a nivel mundial en la ciencia, participan 5 instituciones diferentes: el Instituto Karolinska, la Real Academia Sueca de Ciencias, la Academia Sueca, el Comité Nobel Noruego y el Banco Central de Suecia. Para este año los investigadores que integraron los comités de selección y evaluación eligieron solo a una mujer (Maria Ressa, Nobel de la Paz), mientras que nueve hombres fueron galardonados.

Una de 10, es decir, el 10% de los premios fueron para mujeres este 2021 y eso que, en teoría, hay un reconocimiento de este rezago, pero aunque se admita se queda en el simple plano discursivo, de pronunciamientos políticamente correctos, pero huecos. En la realidad el patriarcado y el machismo siguen siendo la norma, lo que predomina, se acepta y reproduce.

En estos tiempos en que la lucha feminista por la equidad de género ha cobrado más relevancia en todo el mundo, incluido México, todas las instituciones responsables del Nobel que son del primer mundo, de los países mejor educados del planeta, son incapaces de desprenderse de las tenebrosas sombras que desde hace milenios han mantenido el sojuzgamiento de la mujer.

Entre 1901 –año que se inició la entrega del Nobel– hasta 2020, 876 hombres han sido galardonados mientras que solo 58 mujeres han sido laureadas. Si se suma este año, estamos hablando de 885 hombres y 59 mujeres. De las seis categorías (física, química, medicina, literatura, paz y economía) la más machista es economía, con solo dos mujeres premiadas, le sigue la física con cuatro; química con siete; medicina 12; literatura 16 y paz 18.

Los premios de ciencias: física, medicina, química y economía, solo han galardonado a 25 mujeres, en 120 años. Ha reconocido a una mujer cada 4.8 años.

Para elegir a los ganadores del Nobel, las cinco instituciones involucradas invitan a reconocidos científicos para que nominen a los candidatos. “En nuestra carta de invitación para nominar ahora alentamos al nominador a adoptar una visión más amplia con respecto al género y la etnia”, dice Göran Hansson, integrante del Comité Nobel de la Real Academia Sueca de Ciencias.

“No podemos premiar a alguien que no ha sido nominado”, señala Hansson y afirma que menos del 10% de las nominaciones son para mujeres científicas e “incluso las científicas tienden a nominar más a los hombres”.

La autorregulación para disminuir las costumbres y tendencias machistas no funcionan y estos prestigiosos premios son la mejor muestra.

La mitad femenina de la humanidad ha sido discriminada, abusada, vejada, odiada, asesinada. A lo largo de miles de años poco más de la mitad del talento humano ha sido desaprovechado a causa del machismo y el patriarcado.

A lo largo de la historia social, cultural y legal de la humanidad se ha marginado a las mujeres de la ciencia y la tecnología. En pleno siglo XXI esto se refleja en cifras realmente alarmantes: en la actualidad solo el 30% de los investigadores del mundo son mujeres y solo el 35% de todos los estudiantes matriculados en campos de estudio relacionados con la ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) son mujeres.

En los campos del conocimiento STEM las mujeres se les paga menos por su trabajo de investigación, no son tan reconocidas como los hombres en sus carreras y, por lo tanto publican menos artículos científicos. Una discriminación deliberada.

Con frecuencia, desde edades tempranas se hace creer que las mujeres no son lo suficientemente inteligentes para las ciencias y las tecnologías, o que carecen de afinidad natural por esos campos. Esa cultura patriarcal cotidiana e “invisible” se vive y se respira en todos los ámbitos académicos y científicos, aún en aquellos donde la presencia de la mujer ha sido más aceptada.

Dice Hansson que al Comité Nobel le “preocupa que haya tan pocas mujeres laureadas”; ojalá pasen de la preocupación a la acción. Una forma de actuar en contra de la discriminación y marginación de las mujeres es obligar a los investigadores que nominan a que entre sus propuesta se incluya a un 50% de mujeres y que aquellos que no cumplan con ese requisito sus nominaciones no serán tomadas en cuenta.

Pero no solo en los Premios Nobel se deben establecer lineamientos antimachistas como estos; también al momento de elegir cuerpos directivos de instituciones y empresas, candidatos a puestos de elección, y por su puesto en el número de becas para alumnas y alumnos, entre muchos otros.

Solo así, con reglas y leyes que impulsen la equidad de género que obliguen a todos y todas, se podrá alcanzar una sociedad más equitativa. Hasta que no se haga así no observaremos a más mujeres en los campos científicos y tecnólogos y tampoco en los anuncios de los Premios Nobel.

Fuente: mvsnoticias.com