Un nuevo análisis que explora la relación entre los índices de criminalidad sugiere que los hombres tienen comportamientos más violentos cuando están rodeados por más féminas que varones.
Aunque podría pensarse que la mayor presencia de hombres en un área implicaría un mayor porcentaje de delitos –este grupo de población es el que comete la mayor parte de los crímenes en Estados Unidos–, la realidad es que las zonas con una mayor presencia de mujeres acumulan las tasas de crímenes más altas.
Según un análisis que explora cómo afectan los porcentajes de hombres y mujeres presentes en una zona a las tasas de criminalidad en Estados Unidos, una población femenina más alta está en relación con que los hombres desarrollen comportamientos violentos: más mujeres es igual a más crimen.
Los resultados, publicados en la revista ‘Human Nature’, muestran que en las zonas donde hay más hombres que mujeres se producen menos asesinatos y asaltos, menos crímenes sexuales y menos delitos relacionados con la prostitución. En cambio, las tasas más altas de estos crímenes se dan en áreas donde hay una mayor población femenina.
Ryan Schacht y su equipo de la Universidad de Utah analizaron los datos de población de los 3.082 condados estadounidenses, proporcionados por la Oficina del Censo de los Estados Unidos en 2010, y los compararon con los datos sobre criminalidad del mismo año publicados por el FBI. Para el análisis sólo se incluyó la información sobre hombres y mujeres en edad reproductiva.
En los cinco tipos de crímenes analizados, las poblaciones más elevadas de hombres se correspondían con una tasa menor de delitos, incluso en zonas en la que otros factores como la pobreza podrían haber cambiado los resultados. Según los investigadores, estos datos muestran que las políticas que buscan reducir la violencia disminuyendo la población masculina en las zonas en las que son mayoría podrían no funcionar, sino resultar contraproducentes.
Según Schacht, cuando hay menos mujeres en una zona, los hombres tienen que ser más responsables para conseguir una pareja. En cambio, cuando hay una mayor población femenina, la población masculina adopta comportamientos más promiscuos que les llevan a conflictos con otros hombres y también a una mayor posibilidad de cometer delitos relacionados con el sexo. El resultado, según el experto, es que los hombres adaptan su comportamiento a las condiciones de “oferta y demanda”
Esta estrategia se correspondería con el observado en el mundo animal, en el que la presencia de más hembras está en relación con que los machos sean más violentos y competitivos.
Fuente: CienciaXplora