Sustituir el tabaco por cigarrillos electrónicos es un método eficaz para dejar de fumar, según concluye una investigación liderada por la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido). Los resultados del ensayo clínico, publicados ayer en la revista The New England Journal of Medicine (NEJM), muestran que un año después de empezar el tratamiento, un 18% de los fumadores que utilizaron cigarrillos electrónicos lo habían dejado, mientras que entre quienes utilizaban los métodos convencionales, como los parches o los chicles de nicotina, solo lo habían logrado un 10%.
“Aunque un gran número de fumadores afirma que han dejado de fumar con éxito con la ayuda de cigarrillos electrónicos, los profesionales de la salud son reticentes a recomendar su uso por la falta de pruebas claras de ensayos clínicos aleatorizados. Eso cambiará probablemente a partir de ahora”, declara en un comunicado Peter Hajek, investigador de la Universidad Queen Mary de Londres que ha dirigido la investigación.
En el ensayo clínico han participado 886 fumadores que habían acudido a centros de salud en busca de ayuda para dejarlo. Los médicos los distribuyeron al azar en dos grupos. En el primer grupo, recibieron un sustituto de la nicotina a su elección, como parches, chicles, pastillas o inhaladores, que les debía durar hasta tres meses. En el segundo grupo, los fumadores recibieron un kit de cigarrillos electrónicos con recambios y se les animó a que compraran por su cuenta los sabores que más les gustasen. Adicionalmente, todos los participantes recibieron sesiones de apoyo con personal sanitario durante cuatro semanas.
Un año más tarde, el 10% de los fumadores que se habían tratado con sustitutos convencionales de la nicotina habían dejado de fumar. Entre los que habían recibido cigarrillos electrónicos, lo consiguieron casi el doble, un 18%.
Los cigarrillos electrónicos también redujeron más la tos y la producción de flema que los otros sustitutos de la nicotina
De los participantes que no lograron dejarlo, entre los que utilizaron cigarrillos electrónicos, un mayor número había conseguido reducir la cantidad de tabaco que fumaban a la mitad. Los cigarrillos electrónicos también redujeron más la tos y la producción de flema que los otros sustitutos de la nicotina.
Por otra parte, los médicos observaron más irritación de garganta en el grupo que utilizó cigarrillos electrónicos (un 14% más), y más náuseas en el grupo de los tratamientos convencionales (un 8% más).
Los autores de la investigación puntualizan que los resultados podrían no ser generalizables a fumadores menos dependientes o a los cigarrillos electrónicos más antiguos.
En un artículo editorial publicado en el mismo número de The New England Journal of Medicine , investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston (EE.UU.) recomiendan prudencia a los médicos a la hora de recetar cigarrillos electrónicos, a la espera de nuevos estudios que prueben su eficacia y seguridad.
Fuente: lavanguardia.com