¿Le fallamos a la ciencia? Becarios del Conacyt se quedan ‘varados’ en el extranjero

Truncar la carrera de un científico es dañar la inversión que hace el país en investigación y desarrollo, advierten organizaciones

Cientos de becarios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se encuentran en la incertidumbre. Para algunos, este mes terminan sus becas y no ven posibilidades de renovación. La pandemia afectó su trabajo científico porque los centros de investigación y universidades cerraron sus puertas debido a la pandemia de Covid-19.

Becarios en estancias posdoctorales en Europa y Estados Unidos hablan con Tec Review de las consecuencias de la pandemia.

Dificultades extraordinarias

“Tenía bastantes experimentos atrasados. Uno de ellos tiene conflicto con México porque se estaba impulsando la creación de un sincrotrón en Hidalgo. Al parecer, tampoco se va a llevar a cabo”, lamenta Abigaíl desde Barcelona.

La geocientífica especialista en minerología a nanoescala necesita utilizar equipo altamente especializado como parte de su trabajo posdoctoral. A diferencia de las personas que pueden realizar home office, Abigail vio interrumpido su trabajo debido a la pandemia.

Esa no es la única dificultad que enfrentan los becarios del Conacyt. Para Pedro, doctor en química, al regresar a las actividades en laboratorio se encontró con equipo que ya no funcionaba.

“De repente nos dicen ‘vámonos, cierra todo, no sabemos cuándo vamos a volver’. Eso originó que no se tuvieron las consideraciones necesarias para mantener bien los equipos. Cuando regresamos, descubrimos que dos equipos ya no funcionan”, cuenta desde Madrid.

Se trata de equipos de espectroscopía de rayos X que necesitan apagarse gradualmente. Para su funcionamiento, incluso cuando no esté en uso, este tipo de maquinaria especializada necesita nitrógeno líquido en constante flujo. Son el tipo de dificultades para las que Conacyt está siendo omisa, señalan los becarios.

Una serie de problemas

Han pasado seis meses de la pandemia por Covid-19. La emergencia sanitaria mundial obligó a los lugares públicos a permanecer cerrados para evitar más contagios. Las universidades y centros de investigación, donde los becarios del Conacyt realizan sus estudios doctorales en diferentes países, también fueron cerrados.

El problema es más grave de lo que se quiere admitir, pues truncar la preparación de alta especialización no solo significa una pérdida monetaria para el país. También, está implicado el tiempo de los becarios y su esfuerzo.

“Nos hemos dirigido al Conacyt, en varias ocasiones, para informarle que los centros a los cuales estamos asociados en el extranjero se mantienen cerrados. Han habido múltiples afectaciones en el desarrollo de nuestra investigación”, lamenta el colectivo MexiCiencia.

Tampoco hay oportunidades claras de trabajo al volver a México. “No se ha hecho el esfuerzo suficiente para la repatriación y creación de programas que nos inserten en nuestras áreas de especialización”, dice la Asociación Carlos Pellicer Cámara en entrevista.

No obstante, ambas organizaciones de becarios refieren que el Conacyt ha sido omiso a sus comunicaciones. “El Conacyt no se ha flexibilizado a ninguna de las disposiciones de nuestros contratos. Prometieron, desde el primero de junio, analizar la extensión de nuestras becas para dar soporte a la finalización de nuestros proyectos de investigación”, agrega MexiCiencia.

TecReview buscó a María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Conacyt para conocer el porqué de la falta de apoyo, pero no hubo respuesta.

Científicos al grito de ayuda

La preparación científica es una carrera larga. Por ejemplo, estudiar medicina empieza con una licenciatura de seis años. Si se agregan posgrados y especializaciones, la preparación de un investigador puede llevar 15 años. Es mayor que toda la preparación básica y media superior de un alumno promedio en México.

Sin embargo, después de todos los años de estudio, la cancelación de becas amenaza la formación científica de al menos 400 estudiantes en diferentes áreas.

“No sólo han evadido dar respuesta a nuestra demandas sino que han intentado transgredir los acuerdos firmados por sus propias dependencias”, dicen los becarios de MexiCiencia. Los miembros de este colectivo señalan que acordaron extender el plazo de entrega de los reportes finales de sus investigaciones. Este acuerdo no se está respetando.

Aunque la intención de los becarios es volver con una alta formación y contribuir con el país, las puertas parecen selladas. Llama la atención sobre la falta de oportunidades laborales en ciencia y educación.

“Hacemos un llamado al Conacyt, a las universidades e institutos de investigación y a Presidencia para tomar cartas en el asunto. Las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García podrían ser una oportunidad para ofrecer perspectivas de trabajo a jóvenes investigadores. Tenemos el caso de un compañero que participó en la última convocatoria para docentes en las UBBJ, en junio, y ni siquiera le respondieron”, indica la Asociación Carlos Pellicer Cámara.

El futuro sin ciencia no existe

Grandes científicos mexicanos entrevistados por Tec Review señalan que la ciencia es indispensable para un mejor futuro. El físico Miguel Alcubierre, el biólogo Rodrigo Medellín y parte de los científicos que trabajan en una vacuna contra la Covid-19 son muestra de ello.

Lo que ha separado a México de grandes progresos que han logrado otras naciones es, precisamente, la falta de inversión en ciencia.

“Decía José Martí que ser culto es el único modo de ser libre. La inversión en educación, investigación y desarrollo jamás será un error. Tomemos el ejemplo de la crisis sanitaria. (Invertir en ciencia) no solo nos ayudaría tener más médicos, virólogos e ingenieros industriales para desarrollar tratamientos y equipos”, dicen los becarios de la Asociación Carlos Pellicer.

Y tiene razón. En Japón, con un número de habitantes similar a México, la inversión en investigación y desarrollo es de mínimo 2% de su producto interno bruto. En tanto, México solo destina máximo 1%, de acuerdo con cifras de la Unesco.

¿Cuál es el potencial de los científicos en el futuro inmediato?

Las diversas perspectivas de su formación ayudan a que los científicos que están en el extranjero ayuden con su conocimiento al país.

“Los historiadores pueden ayudarnos a recordar cómo reaccionamos a pandemias anteriores como la H1N1 o la del VIH para evitar repetir los mismos errores. Los sociólogos pueden ayudarnos a entender por qué algunas personas se rehúsan a usar mascarillas y respetar la sana distancia. (Pueden) diseñar programas para convencerlos. Los planeadores urbanos pueden ayudarnos a crear sistemas de transporte en los que la transmisión de enfermedades sea menos probable”, explican los becarios.

Para el colectivo MexiCiencia, la advertencia es clara: sin ciencia estamos condenados. “Invertir poco y mal en ciencia y educación es un error que ha costado miles de vidas y pérdidas económicas. Esta pandemia ha dejado claro en México que un consejo de ciencia que no contemple políticas científicas incluyentes, envolventes y con perspectiva a futuro está condenado al fracaso y al suicidio de la comunidad científica en el país”.

El mito del ‘turismo’ científico

Durante el Segundo Foro Latinoamericano de Trabajadoras y Trabajadores Científicos, Gerardo Perfors, becario de doctorado, señaló que si bien la formación en el extranjero es una gran oportunidad, el apoyo, año con año, va hacia abajo.

“Acabamos de ver los resultados de convocatorias a becas en el extranjero del Conacyt y recortaron más de 50 % el número de becas. De por sí se recortaron desde la administración pasada. El año en el que más se dieron becas fue en 2014. Se dieron 700 becas en la convocatoria general. En 2018 y 2019 habían sido como 250 y ahora son 130”, señala.

En el sitio de Conacyt solo se reporta una aprobación de 58 becas para estudios de doctorado en el extranjero. “Se puede entender que estamos en un momento extraordinario. (Pero) mi gran temor es que tal vez sea algo que se va a perpetuar y que de ahora en adelante ese programa ya no va a ser mantenido”, dijo Perfors.

No es un viaje de placer

Además, contrario a la creencia popular, una estancia de posgrado en el extranjero no es un viaje de placer. Los becarios enfrentan todo tipo de situaciones en su formación de alta especialidad.

“Casi todos llegan llenos de ilusiones y orgullosos de los logros que les permitieron obtener su beca. (Pero) es muy frecuente que pasen por etapas de gran dificultad. Casi nunca están suficientemente preparados por el Conacyt o su universidad en Europa para lo que es vivir en otro país. Están lejos de sus familias, en otra cultura, otro clima, otro idioma. A veces sufriendo discriminación”, indica la Asociación Carlos Pellicer.

También están bajo una inmensa presión social e institucional para tener éxito, cuentan.

Así como cualquier persona tiene tiempo libre un fin de semana para relajarse, los becarios aprovechan un espacio entre sus actividades para descansar. “Queremos aportar en México. Queremos regresar. Muchas veces tienen el discurso de que nosotros nos queremos ir de México y que por eso pedimos estás becas. Es mentira. Habrá algunas personas que sí pero no todo el mundo”, señaló Fadia Cervantes, becaria en el extranjero, durante el Foro.

La doctorando finalizó su participación reiterando la apertura al diálogo con el Conacyt. Solo buscan que la inversión nacional en la formación de este talento no se pierda.

Los científicos se abrirán paso

A unos días de que su estancia posdoctoral llegue a su fin, Francisco, biólogo que estudia el cáncer de mama en Estados Unidos, regresará sin cumplir su objetivo. Debido a la pandemia, la universidad en la que realizaba su investigación cerró por completo.

“Mi compromiso con Conacyt no se puede cumplir porque cuando firmé y me comprometí, la realidad era otra. No tendré artículos publicados sobre mi investigación”, lamenta. Para él y otros becarios la duda sobre cómo se apoyará la ciencia en el futuro prevalece.

“Como persona vinculada la ciencia es un misterio que va a pasar (con las becas). La administración federal consideró oscura, opaca y corrupta la forma anterior de administrar los recursos. Se va a reemplazar por otra que nadie sabe cuál es”, señala.

Ahora, a unas semanas de volver a México, solo le quedan los ánimos que le brinda su círculo cercano. “Mi esposa me dice que siempre ha salido adelante. No voy a alcanzar mi objetivo que era tener una publicación para el final de mi estancia. Eso me genera una sensación de frustración. Pero las personas que me rodean dicen ‘lo que pasó (la pandemia) no es cualquier cosa’. Tratan de fortalecerme anímicamente”, explica.

Con alcances mundiales y afectaciones en diversos ámbitos, la pandemia ha afectado más a los países poco preparados para invertir en ciencia. “No consideres que es un fracaso. Al final de cuentas has llegado hasta ahí por tus capacidades”, le dicen a Franciscos sus seres queridos.

Fuente: tecreview.tec.mx