Las embarcaciones hundidas por el huracán Otis están contaminando Acapulco

El combustible de cientos de lanchas hundidas por el huracán está generado daños a los corales, y podría poner en riesgo a la población

A casi tres meses de que el huracán Otis azotara las playas de Acapulco, uno de los puertos más turísticos de México, ambientalistas aseguran que las embarcaciones que continúan hundidas están afectando a las especies de región. A finales de octubre pasado, lo que parecía una tormenta tropical inofensiva se transformó en tiempo récord en un huracán de máxima categoría. Otis devastó las costas y buena parte de la infraestructura hotelera de la ciudad.

Desde entonces los habitantes han tenido que padecer no solo el despojo y la pérdida de su patrimonio, sino también la escasez de agua, medicamentos y luz eléctrica por semanas. Si bien Acapulco se ha ido recuperando del desastre, aún queda largo camino para que todo vuelva a la normalidad.

Uno de los problemas que persisten en el puerto son los cientos de barcos que no han podido ser extraídos del lecho marino. El biólogo Juan Manuel Bernard asegura que de los 586 botes que se tenían registrados en la zona, se hundieron más del 90%.

De acuerdo con el especialista, desde hace varios meses se estudia el comportamiento y las afectaciones del coral en la isla de La Roqueta, una de las favoritas entre turistas. Aunque el daño de esta especie también esta relacionado con la crisis climática, la contaminación derivada del desastre natural está acelerando su deterioro.

“Los daños que produce una situación como esta son muchísimos por todos los sedimentos que se arrastran (al océano). Las embarcaciones tienen aceite, también cuentan con un sistema hidráulico, un cableado de cobre y baterías de plomo y litio. Por supuesto que esto está causando un daño a la vida marina”, afirmó el especialista en una entrevista para la agencia EFE.

Por otra parte, la ambientalista Mariana López comentó que después de que Acapulco quedó devastado decidió bucear en algunos sitios para ver el nivel de destrucción que dejo el pasó de Otis. En sus inmersiones encontró que el combustible de los barcos hundidos se estaba esparciendo por el fondo y en la superficie.

“Nos podemos asomar por esta zona y vamos a ver una capa de color tornasol (en el agua), que son todos los hidrocarburos que están allí, sobre todo aceites o diésel. Esto repercute en las especies como el coral”, señala la especialista.

Después de más de 80 días de trabajos de reconstrucción, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que aún hay 190 embarcaciones dañadas, algunas están sepultadas bajo las olas, otras en la arena, en las piedras o flotando.

Los desechos generados por las lanchas de pescadores, los botes recreativos y los lujosos yates sumergidos, también podrían afectar la salud de las personas que se meten a nadar a la playa. Según los expertos ambientales, los bañistas tendrían afectaciones en la piel o cabello, e incluso presentar enfermedades intestinales si ingieren agua de mar.

Por ahora, todo indica que al menos a corto plazo los barcos no podrán ser sacados debido a la falta de recursos económicos que eso implica, tanto para las autoridades como para los propietarios.

Fuente: es.wired.com