La vacuna mexicana será más económica, pero estará lista en 2022

En camino. El biológico mexicano Patria estará listo en 2022, se usaría para reforzar el esquema de personas con comorbilidades y en caso de que el covid-19 requiera campañas de inmunización anual

El covid-19 llegó para quedarse. Con esto en mente, desde el año pasado el gobierno de México emprendió la tarea de desarrollar una vacuna nacional contra el virus SARS-CoV-2, basada en una investigación realizada por la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos, de la que México tiene una licencia de uso exclusivo.

Esta vacuna, llamada Patria, reúne los esfuerzos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) y la Secretaría de Relaciones Exteriores; contó con un presupuesto inicial de 150 millones de pesos (mdp), según informó en su oportunidad el canciller Marcelo Ebrard, y se dice que tuvo resultados “extraordinarios” en su primera fase de ensayos.

En abril pasado, María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, dio a conocer el calendario de ensayos clínicos de Patria. En ese momento, la institución esperaba llevar a cabo la fase uno de las pruebas en los meses de abril y mayo; la fase dos entre junio y julio, y la tercera y última etapa entre agosto y octubre, para contar con la aprobación para su uso de emergencia por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) a finales de 2021.

Asimismo, la titular del Conacyt aseguró que la vacuna Patria permitiría “un ahorro de 855%” para las autoridades sanitarias, pues el costo de producirla se calculó en 55 pesos por dosis, contra los 525 pesos que en promedio paga el gobierno por traer el biológico extranjero más caro.

Pero el desarrollo de Patria tiene un retraso y apenas este septiembre se anunciará el comienzo de la segunda fase de ensayos clínicos, lo que aleja la posibilidad de que el proceso concluya antes del 2022.

“Es un hecho que no la tendremos en 2021”, dice Édgar Pérez, infectólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Por muy cercano que esto parezca, o la velocidad que se le dé, creo que será hasta el segundo semestre de 2022 cuando tendremos resultados de la fase tres y con esto someter la vacuna a una aprobación de emergencia” ante la Cofepris.

“Estamos hablando de casi un año, o mínimo entre seis y ocho meses” antes de la autorización del biológico, agrega el especialista de la UNAM.

Por su parte, un investigador del Conacyt cercano al desarrollo de la vacuna, que pidió omitir su nombre, también descarta que el biológico mexicano pueda estar listo este 2021, aunque es más optimista respecto al avance del proceso y dice que “es muy probable que la aprobación se alcance en el primer trimestre de 2022”.

El investigador asegura que, a pesar del retraso en el desarrollo de la vacuna, “los resultados de la fase uno han sido extraordinarios. Alientan a pensar que la fase dos (con un grupo de control más amplio) será igual de exitosa”.

El segundo escalón para el desarrollo de nuevas vacunas incluye a entre 200 y 500 voluntarios, dice Édgar Pérez de la UNAM, y el principal aspecto que se monitorea es la seguridad, así como su eficacia, capacidad de desarrollar anticuerpos y respuesta a diferentes dosis.

Por último se realizan las pruebas de fase tres, que son las más tardadas porque requieren miles de voluntarios y evalúan el efecto de las vacunas contra placebo.

Todo biológico nuevo debe aprobar en cada uno de estos rubros para que se autorice su uso de emergencia, dice el infectólogo de la UNAM.

“La principal razón para el atraso tiene que ver con el componente económico”, dice el investigador del Conacyt. “Lamentablemente hay un déficit presupuestario importante, que nos impide avanzar con la celeridad que quisiéramos”, agrega.

El Paquete Económico 2022, que la Secretaría de Hacienda presentó hace un par de semanas en el Congreso, contempla un gasto público de 28,600 mdp dentro del ramo de salud “para la adquisición de vacunas e insumos asociados al proceso de inmunización de la población”.

En contraparte, hace algunos meses el gobierno dijo que se habían invertido 150 mdp en el desarrollo de Patria: 135 mdp procedentes del Conacyt y el resto de la alianza entre la Amexcid y la Cancillería. Estos fondos son insuficientes para las siguientes fases de desarrollo de la vacuna, dice el investigador de la Conacyt.

Estado de emergencia

El martes pasado, durante la conferencia diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud encargado de la lucha contra el covid-19 y la estrategia nacional de vacunación, comentó que, si bien la ocupación hospitalaria sigue su tendencia a la baja, “de las personas hospitalizadas, arriba de 95% son personas que no se vacunaron”, y agregó que “la vacunación contra covid es el elemento de protección específica más importante”, pues reduce hasta de 100% la posibilidad de tener casos graves y el peligro de morir por covid-19. “Las vacunas que estamos utilizando en México y que se utilizan en otros países, son altamente efectivas”.

Ante estas certezas, el canciller Ebrard ha dedicado meses a las gestiones para conseguir y comprar dosis suficientes para vacunar a los mexicanos. A principios de la semana pasada anunció en sus redes sociales que se habían recibido en total 106 millones de dosis desde el inicio de la estrategia nacional de vacunación hace nueve meses, una cifra que esperan crezca a 120 millones al cierre de septiembre y a 150 millones para finales de 2021.

Las vacunas que el gobierno de López Obrador puede traer hoy a México, con el aval de la Cofepris para su uso de emergencia, son de nueve marcas diferentes y han costado 33,424 millones de pesos (mdp), informó el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, durante su comparecencia ante el Senado de la República, con motivo de la presentación del Presupuesto de Egresos 2022.

El compromiso es que todos los mexicanos mayores de 18 años reciban al menos una dosis de alguna de estas vacunas a más tardar el 31 de octubre, una meta que hoy aún parece difícil, pero posible, pues hasta el 14 de septiembre se había inmunizado a 61.2 millones de adultos —68% de la población en este rango de edad— y poco más de 39 millones de ellos contaban con el esquema completo de vacunación. En total se habían aplicado más de 91 millones de dosis, según datos de la Secretaría de Salud Federal.

El canciller Ebrard anunció que el país había entrado en “territorio imposible” al llegar a los 100 millones de dosis contra el coronavirus a finales de agosto, pues “se creía que las vacunas tardarían cinco años en llegar a México”. Incluso anticipó que en 2022 “ya no vamos a tener una emergencia (debido al covid-19), porque se están produciendo millones de vacunas”.

Mientras trabajan por cumplir con esta enorme meta, el desarrollo de Patria sigue adelante, aunque a un paso más lento de lo que se había planeado.

Combatir la inequidad global

Si el gobierno trabaja para que todos los mayores de edad estén protegidos contra el coronavirus en octubre y sigue comprando millones de dosis al exterior, ¿qué uso se le daría a la vacuna Patria cuando finalmente esté disponible?

En junio, el canciller Ebrard dijo que América Latina debía desarrollar sus propios biológicos contra covid-19 e incluso contra otros virus que surjan en el futuro, para que “no vuelva a suceder lo que ocurrió en esta ocasión, es decir, la inequidad en el acceso a las vacunas” entre los países más ricos y los de menos ingresos.

¿México puede contribuir a esta soberanía regional en la producción de vacunas contra covid-19? El investigador del Conacyt sostiene que sí. “Tenemos la capacidad humana y técnica”.

Salomón Chertorivski, quien fuera Secretario de Salud en el sexenio de Felipe Calderón y hoy funge como diputado por el partido Movimiento Ciudadano, dice que en materia de ciencia “históricamente se ha invertido poco” en temas de investigación para la salud en el país.

“Por supuesto que es posible (desarrollar vacunas en México)”, dice Chertorivski.

“Tenemos a los mejores investigadores, médicos, científicos a nivel mundial, que podrían estar haciendo investigación con los grupos más importantes del mundo, pero se necesita mucha inversión”.

Por su parte, el investigador del Conacyt lamenta que se escape la oportunidad de que Patria sea la primera vacuna anticovid-19 desarrollada en Latinoamérica. Ese honor probablemente será para la cubana Abdala, que a finales de agosto recibió una opinión favorable por parte de la Cofepris, aunque al cierre de esta edición aún no ha obtenido el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud para su uso de emergencia.

Los investigadores del Conacyt y de la UNAM coinciden en que, cuando pase los ensayos clínicos y sea aprobada, la vacuna mexicana podría utilizarse como una dosis de refuerzo para personas con comorbilidades graves o un sistema inmunológico deprimido. Asimismo, sería útil en el escenario de que se requiera una campaña de vacunación anual, como sucede con el virus de la influenza.

Por ahora, la prioridad del gobierno es vacunar a todos los mexicanos mayores de 18 años, aunque para ello deba asumir un costo económico más alto con la importación de vacunas, mientras Patria avanza en su proceso de ensayos clínicos. “(El desarrollo de) una vacuna puede ser una inversión cuantiosa para un gobierno, pero es barata si se toma en cuenta el beneficio para la población”, dice el experto del Conacyt.

Fuente: milenio.com