La FDA aprueba el fármaco lecanemab contra el alzhéimer, en un clima de incertidumbre sobre su seguridad

Los informes sobre algunas muertes potencialmente relacionadas con el tratamiento han ensombrecido lo que muchos consideran una autorización sin precedentes

La Agencia Federal de Fármacos y Alimentos de EE.UU. (FDA) ha aprobado el lecanemab, el segundo tratamiento para la enfermedad de Alzheimer destinado a atajar de raíz la dolencia y ralentizar el deterioro cognitivo. Los investigadores celebran la decisión, pero el entusiasmo se ve empañado por la muerte de algunos pacientes y los informes de que la FDA actuó de forma incorrecta cuando aprobó el primer fármaco de este tipo el año pasado.

El lecanemab ralentiza la progresión de la enfermedad cuando se toma en las primeras fases del alzhéimer, por los que ofrecerá a los pacientes “más tiempo para continuar con la vida cotidiana y vivir de forma autónoma”, afirma en un comunicado Joanne Pike, presidenta y directora ejecutiva de la Asociación del Alzhéimer, en Washington D.C.

El lecanemab es el primer tratamiento contra el alzhéimer que ha demostrado ralentizar el deterioro cognitivo en un ensayo clínico sólido, y es el segundo que se aprueba en menos de dos años. Lo fabrican las empresas biofarmacéuticas Eisai, en Tokio, y Biogen, en Cambridge (Massachusetts). El fármaco, un anticuerpo monoclonal, se infunde por vía intravenosa a los pacientes, penetra en el cerebro y elimina las placas amiloideas, que se cree que causan el deterioro cognitivo y la demencia en el alzhéimer.

“Los resultados son esperanzadores para pacientes y familiares, pero también constituyen un paso importante en el desarrollo de métodos eficaces para modificar y prevenir la aparición clínica de la enfermedad”, afirma Eric Reiman, director ejecutivo del Instituto Banner sobre Alzhéimer, en Phoenix (Arizona).

Efectos poco claros

La agencia autorizó el lecanemab a través de la vía de “aprobación acelerada”, reservada a los tratamientos de enfermedades para las que apenas existen curas; esta vía tampoco exige datos de ensayos clínicos de fase 3. Pero los investigadores se muestran esperanzados en los resultados del ensayo de fase 3 de Biogen y Eisai, publicados en noviembre de 2022. Ese estudio, realizado con unas 1800 personas con alzhéimer incipiente, demostró que el anticuerpo ralentizaba en un 27 por ciento el deterioro cognitivo durante los 18 meses de tratamiento.

Sin embargo, la decisión de la FDA no tiene en cuenta el ensayo de fase 3: Biogen y Eisai solicitaron la aprobación acelerada basándose en los datos de la fase 2, que presentaron antes de que se anunciaran los resultados del último ensayo. El estudio de fase 2 constató que el lecanemab disminuía las placas amiloideas del cerebro de 856 pacientes, pero no evaluó si dicha disminución mejoraba las capacidades cognitivas. La vía de aprobación es la misma que la utilizada para su predecesor, el aducanumab, un anticuerpo similar también fabricado por Biogen y Eisai.

No está claro cómo se traducirá en la vida de los pacientes la mejora cognitiva observada (27 por ciento), ni si ese efecto persistirá después de 18 meses. Según Reiman, podría significar “alargar seis meses la capacidad de reconocer el rostro de un ser querido o de realizar una actividad valiosa”. Pero para confirmarlo habrá que seguir investigando. Mientras tanto, la FDA declara que el lecanemab solo debe administrarse a personas con deterioro cognitivo leve, el mismo que el padecido por el grupo de los ensayos clínicos.

Riesgos del tratamiento

Diana Zuckerman, presidenta del Centro Nacional de Investigación Sanitaria, una organización sin ánimo de lucro de Washington D.C., no está segura de que los beneficios merezcan la pena. “Se trata de personas con un deterioro cognitivo leve a las que se está poniendo en peligro”, tanto en términos de salud como económicos, comenta. Eisai afirma que un año de lecanemab costará 26.500 dólares en Estados Unidos.

En los últimos meses, Science y STAT News han informado de la muerte de tres personas inscritas en el ensayo de fase 3 sobre el lecanemab. Murieron durante la fase ampliada del ensayo, en la que los pacientes que reciben placebo pueden solicitar que se les administre el fármaco, como consecuencia de complicaciones relacionadas con hemorragias cerebrales y convulsiones. Según esos informes, los investigadores creen que los pacientes podrían haber muerto debido a un conjunto de afecciones conocidas como anomalías en las neuroimágenes relacionadas con cambios en el amiloide (ARIA, por sus siglas en inglés). Sospechan que el anticuerpo debilitó los vasos sanguíneos del cerebro al atacar las placas amiloideas que los recubren. Todos los pacientes tomaban anticoagulantes en ese momento, lo que pudo haber agravado la hemorragia.

Eisai sostiene que no es apropiado sacar conclusiones basándose en casos individuales, y que, como es preceptivo, informó de esas muertes a la FDA. No obstante, la aprobación de la agencia exige que el lecanemab incluya una advertencia sobre el riesgo de ARIA y que los médicos vigilen esta afección, que, según la FDA, rara vez es grave o potencialmente mortal.

La controversia en torno al aducanumab, que la agencia aprobó por la vía rápida el 7 de junio de 2021, ha ensombrecido al lecanemab. Muchos investigadores sostenían que el aducanumab no demostraba de forma clara reducir el deterioro cognitivo. El propio panel asesor científico de la FDA recomendó no autorizar el anticuerpo en una votación de ocho miembros frente a uno, y tres de ellos dimitieron después de que la agencia lo aprobara de todos modos. La FDA tampoco convocó una reunión consultiva pública sobre el lecanemab antes de aprobarlo.

A la sombra del aducanumab

Desde la aprobación del aducanumab, Biogen y la FDA han sido objeto de un mayor escrutinio, lo que ha frenado el despliegue del tratamiento. Una investigación del Congreso de EE.UU. publicada el mes pasado reveló que la agencia había incumplido sus propias normas al guiar indebidamente a Biogen en el proceso de aprobación del aducanumab. Según el informe, este estuvo “plagado de irregularidades” y suscitó “serias preocupaciones por los fallos de procedimiento de la FDA y el incumplimiento de Biogen acerca de la eficacia”, pero no impone ninguna sanción a la agencia ni a las empresas.

Los Centro de Servicios de Medicare y Medicaid de EE.UU. (CMS) se ha negado a cubrir el aducanumab en los planes de seguro federales a menos que la persona esté inscrita en un ensayo clínico, con lo que la mayoría de los pacientes tendrán que pagar más de 28.000 dólares por un año de tratamiento. Los CMS —y varias clínicas que se negaron a recetar el fármaco— alegaron que su eficacia era dudosa, lo que provocó la ira de grupos de defensa que afirman que debería ser de fácil acceso.

A pesar de las controversias, Reiman espera que el éxito del lecanemab abra la puerta a más aprobaciones aceleradas en el futuro. Actualmente está colaborando con la empresa farmacéutica Eli Lilly para ensayar un anticuerpo monoclonal similar, el donanemab, en un ensayo de fase 3 que hasta el momento resulta prometedor, según él. Se espera que en las próximas semanas la FDA decida si autorizará el donanemab.

Fuente: investigacionyciencia.es