La contaminación atmosférica incrementa el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en la población fumadora. Según un estudio publicado en la revista científica Environmental Research, la interacción entre la exposición a altos niveles de partículas finas (PM 2.5) y el consumo de tabaco es la responsable de hasta el 10% de los fallecimientos por enfermedades cardiovasculares. “Los fumadores son más susceptibles a los efectos de la contaminación”, señala Michelle C. Turner, investigadora del ISGlobal de Barcelona y primera autora del estudio.
La investigación forma parte del Estudio II de la Sociedad Americana de Prevención contra el Cáncer, que analiza los efectos de la exposición a partículas finas en personas fumadoras y no fumadoras. El estudio, en el que se analizaron datos de medio millón de personas mayores de 30 años en Estados Unidos, es la continuación de otra investigación de 2014 en el que se demostró que el 14% de los tumores de pulmón son atribuibles a la interacción del tabaquismo y la contaminación atmosférica.
El estudio se ha centrado en estudiar la exposición a un único contaminante, las partículas finas. “Las fuentes de partículas finas más tóxicas para desarrollar enfermedades son el tráfico y la combustión de carbón para generar electricidad”, ha puntualizado la investigadora de ISGLOBAL, un centro de investigación impulsado por la Obra Social La Caixa. Según Turner, “los niveles de partículas finas en las ciudades estudiadas son bastante bajos, al menos, mucho más bajos que los que se registran en Barcelona, por ejemplo”.
Con todo, la investigadores han concluido que, por cada 100.000 personas al año, 318 muertes cardiovasculares son atribuibles al tabaco, 36 a la contaminación y 32 a la combinación de ambas. “La suma de fumar tabaco y estar expuesto a la contaminación del aire aumenta el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular y diabetes, aunque el efecto aditivo es más pequeño que el que se encontró en cáncer de pulmón”, ha matizado Turner. Si se redujese la exposición a uno de los dos elementos, ha asegurado la experta, se podrían prevenir esas 32 muertes adicionales.
La investigadora sostiene que el tabaco es, de lejos, el factor de riesgo más importante para desarrollar cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares y, por tanto, la medida más efectiva es reducir el consumo de cigarrillos. Sin embargo, ha indicado, “si reducimos la exposición a contaminantes atmosféricos entre los fumadores, podemos reducir un 14% las muertes por cáncer de pulmón y entre un 5% y un 10% las muertes por enfermedades cardiovasculares”.
Los investigadores desconocen, no obstante, qué es lo que potencia la mortalidad, qué sucede en el organismo para hacer más susceptibles a los fumadores. “No estamos seguros, pero la hipótesis es que podría ser que los pulmones de los fumadores sean diferentes y más sensibles a las partículas”, señala Turner. De lo que sí están seguros es de que hay un “mecanismo común” entre el tabaco y la contaminación: “ambos causan inflamación en los pulmones”.
Turner ha indicado que, tras el hallazgo, el siguiente paso es “intentar replicar el estudio en otras cohortes” de pacientes de otros lugares.
Fuente: elpais.com