La contaminación de los edificios disminuirá la cognición humana
Las concentraciones de CO2 en los edificios disminuirán en un 25% la capacidad de tomar decisiones y en un 50% la capacidad de pensar, pilares de nuestra felicidad
Las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera reducirán nuestras capacidades cognitivas, ha descubierto una investigación de la Universidad de Pennsylvania y de la Universidad de Colorado Boulder, publicada en la revista GeoHealth.
Para fines de siglo, las personas podrían estar expuestas a niveles de CO2 en interiores que serán más de tres veces superiores a los niveles exteriores actuales, señala esta investigación.
Cuando respiramos aire con altos niveles de CO2, los niveles de CO2 en la sangre aumentan, reduciendo la cantidad de oxígeno que llega al cerebro.
Cuando esto ocurre, aumenta la somnolencia y la ansiedad y afecta a la función cognitiva, especialmente a la capacidad de tomar decisiones y de razonamiento complejo.
Esta situación afecta a todos, desde niños pequeños en las aulas hasta científicos, empresarios y directivos, así como a personas que pasan la mayor parte del tiempo en sus casas o apartamentos.
Faltará oxígeno
Shelly Miller, profesora de la escuela de ingeniería de CU Boulder, explica en un comunicado que «la ventilación de los edificios generalmente modula los niveles de CO2 en los edificios, pero hay situaciones en las que hay demasiada gente y no hay suficiente aire fresco para diluir el CO2».
El CO2 también puede acumularse en espacios mal ventilados durante períodos de tiempo más largos, como mientras dormimos por la noche con las ventanas cerradas.
En general, las concentraciones de CO2 son más altas en interiores que en exteriores, destacan los investigadores.
Y el CO2 al aire libre en las zonas urbanas es más alto que en lugares naturales vírgenes.
Las concentraciones de CO2 en los edificios se producen tanto por la intoxicación del ambiente procedente del exterior, como por el mero hecho de respirar de los habitantes de un edificio.
Niveles del Pérmico
Los niveles atmosféricos de CO2 han aumentado desde la Revolución Industrial, alcanzando un pico de 414 ppm en el Observatorio Mauna Loa de NOAA en Hawai en 2019.
Nunca en la historia humana se habían alcanzado esos niveles de concentración de CO2 en la atmósfera.
La Tierra se acercó a esos niveles a finales del Pérmico, hace 250 millones de años: la concentración de CO2 en la atmósfera superó entonces las 500 ppm.
Y debido a los cambios planetarios derivados de esas concentraciones, se perdieron para siempre más del 96% de las especies que existían entonces.
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, si no se adoptan medidas para reducir las emisiones, los niveles de CO2 al aire libre podrían subir a 930 ppm en el año 2100.
Si eso ocurriera, hay que tener en cuenta que las áreas urbanas suelen tener alrededor de 100 ppm de CO2 más que las zonas exteriores.
Modelo predictivo
Los investigadores desarrollaron un modelo que incluye las previsiones de aumento de las concentraciones de CO2, así como su impacto en las ciudades, principales fuentes emisoras.
También calcularon los niveles de CO2 que podrían almacenarse en el interior de los edificios urbanos, así como su impacto en la cognición humana.
Descubrieron que, si las concentraciones de CO2 en el aire llegan hasta los 930 ppm, en el interior de los edificios los niveles de contaminación por este gas alcanzarían las 1.400 ppm.
Cognición afectada
«En este nivel, algunos estudios han demostrado evidencia convincente de un deterioro cognitivo significativo», dice Anna Schapiro, coautora del estudio.
«Aunque la literatura contiene algunos resultados contradictorios y se necesita mucha más investigación, parece que los dominios cognitivos de alto nivel, como la toma de decisiones y la planificación, son especialmente susceptibles al aumento de las concentraciones de CO2».
De hecho, a 1.400 ppm, las concentraciones de CO2 pueden disminuir la capacidad básica de toma de decisiones en un 25%, y el pensamiento estratégico complejo en aproximadamente un 50%, descubrieron los investigadores.
Esas facultades cognitivas son las que nos permitan buscar y encontrar la felicidad en nuestra vida cotidiana, y son las que están amenazadas por las emisiones de CO2.
Efecto directo
El impacto cognitivo del aumento de los niveles de CO2 representa lo que los científicos llaman un efecto «directo» de la concentración del gas, al igual que la acidificación del océano.
En ambos casos, lo peor de todo no es el elevado nivel de CO2 en sí mismo, ni el calentamiento posterior que también causa, sino el daño que desencadena, tanto en los océanos como en las personas.
Según los investigadores, puede haber técnicas para adaptarse a niveles más altos de CO2 en interiores, pero la mejor manera de evitar que los niveles lleguen a ser más perjudiciales es reducir las emisiones de combustibles fósiles.
Esto requeriría estrategias de mitigación adoptadas a nivel mundial, como las establecidas por el Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Impactos ocultos
Los investigadores dicen que esperan que estos hallazgos generen más investigaciones sobre los impactos «ocultos» del cambio climático, como el de la cognición.
Consideran al respecto que su trabajo es solo un primer paso en esa dirección.
Plantean la urgencia de profundizar en estos aspectos de las concentraciones de CO2, que abarquen no solo las relativas a los entornos urbanos, sino también a su impacto en las personas.
Fuente: tendencias21.net