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Hallan en México 48 entierros humanos antiguos, algunos con cráneos modificados y dientes afilados

Los especialistas consideran que el sitio arqueológico ubicado en el norteño estado mexicano de Tamaulipas pudo ser ocupado por antiguos pobladores entre el 250 d.C. y el 650 d.C.

Un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México registraron un área con 48 enterramientos, algunos con cráneos modificados y dientes afilados, en el sitio arqueológico Cima de San José del municipio de Tula, en el suroeste del estado mexicano de Tamaulipas. Los investigadores recuperaron la que, hasta el momento, constituye la mayor muestra osteológica de antiguos pobladores del norteño estado.

El levantamiento arqueológico –que se realizó antes de los trabajos de construcción de la carretera que conectará los municipios de Mante, Ocampo y Tula–, permitió al equipo de especialistas recuperar en los primeros meses del año los restos óseos de más de 40 individuos en la porción norte de la región conocida como la Huasteca Tamaulipeca. Sin embargo, el coordinador del proyecto, Esteban Ávalos Beltrán, informa que los entierros de Cima de San José han superado en cifra a los anteriores.

Posibilidades de datación

Los especialistas han referido que, gracias al registro de 18 fogones en las áreas de enterramiento, se cuenta con materiales para la datación mediante diversas técnicas. Por ahora sugieren que, conforme a los primeros resultados de análisis malacológicos (de las conchas de los caracoles), los atributos tecnológicos de la cerámica y la lítica, así como las prácticas culturales observadas, “el sitio pudo ser ocupado entre el 250 d. C. y el 650 d. C.“.

Entierros con abundantes ofrendas

Cima de San José tuvo una función importante relacionada con las creencias y la organización sociopolítica de los antiguos habitantes del área. Los vestigios de edificaciones, fogones y la gran cantidad de entierros y sus ofrendas son indicativos de su importancia.

Se reconoció que los individuos podrían haber estado envueltos en mortajas en el momento de ser depositados en fosas cuidadosamente excavadas y cubiertas por lápidas, pues la mayoría de ellos, a excepción de algunos colocados bocarriba, fueron inhumados en posición flexionada sedente, dorsal o lateral, con predilección por orientaciones relacionadas con la salida y puesta del sol.

Ávalos destacó la gran cantidad de ofrendas con las que fueron depositados y la variedad de los materiales asociados. En los entierros encontraron vasijas de tipo zaquil negro y rojo, pipas de cerámica, pendientes de conchas marinas, huesos de ave, punzones de hueso de venado, lascas de pedernal blanco, navajas de obsidiana gris y pendientes de piedra verde.

Modificaciones óseas y entierros interesantes

Algunos restos óseos en excelente estado de conservación permitieron armar nueve cráneos, en los que se han identificado modificaciones craneales que recuerdan a las vistas en grupos tempranos del norte de la costa del Golfo y suroeste de Estados Unidos. Se identificó un individuo que tenía una mutilación dental en los cuatro incisivos y los dos caninos maxilares. Los incisivos fueron desgastados para darles una forma aguzada o punzante, mientras que los caninos fueron modificados para generar una oquedad en la parte activa de los dientes.

Otro individuo masculino, de entre 20 y 24 años de edad en el momento de morir, estaba ataviado con un collar de 29 pendientes de caracoles marinos, trabajados para asemejar los colmillos de mamíferos carnívoros. Junto a los restos se encontraron dos navajas de obsidiana gris, diversas lascas y un raspador tipo Coahuilo, de pedernal blanco, similar a los de la tradición del desierto.

Fuente: web