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Estabilizar la población: la polémica idea para frenar el cambio climático

Más de 11.000 científicos de un amplio abanico de disciplinas han firmado un nuevo editorial en el que declaran una «emergencia climática». Sin embargo, otros investigadores han criticado inmediatamente uno de los remedios propuestos: detener el crecimiento de la población.

«Debido al aumento de aproximadamente 80 millones de personas al año, o más de 200.000 personas al día, la población mundial debe estabilizarse e, idealmente, reducirse gradualmente», se afirma en el artículo publicado en BioScience el pasado martes.

Los autores del estudio han señalado que los medios efectivos para reducir las tasas de fertilidad incluyen que los servicios de planificación familiar estén disponibles más ampliamente, mejorar la educación para niñas y mujeres jóvenes y aumentar la igualdad de género.

Sin embargo, las naciones ricas en general ya tienen tasas de natalidad llanas o decrecientes, por lo que la propuesta parece dirigida en gran medida a las naciones en desarrollo y de rápido crecimiento en África y Asia. En especial, Naciones Unidas prevé que nueve países representarán más de la mitad del crecimiento previsto desde ahora y hasta 2050, incluyendo (en orden descendente) India, Nigeria, Pakistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, la República Unida de Tanzania, Indonesia, Egipto y Estados Unidos (donde se calcula que la migración será el principal impulsor del crecimiento).

«Un grupo de personas blancas del mundo desarrollado diciendo que la población debería reducirse es la definición de un marco imperialista», afirmó en Twitter el profesor asistente de ingeniería energética en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Harrisburg (EE. UU.) Arvind Ravikumar.

El científico del clima y director de política climática del Centro Niskanen, un grupo de expertos con sede en Washington (EE. UU.), Joseph Majkut, cree que esa propuesta es muy problemática desde un punto de vista político. Alimenta directamente la percepción entre los conservadores de que «la ciencia del clima y sus conclusiones son producto de un movimiento ideológico» que prioriza la naturaleza sobre los humanos.

Además, se podría abusar de esta lógica científica sobre el descenso de la población para justificar las tácticas más agresivas de control de la población o las actitudes racistas hacia las regiones del mundo en crecimiento y en desarrollo. Para algunos, esta propuesta recuerda a los períodos más oscuros en el movimiento ambiental, cuando varias organizaciones y personas promovieron puntos de vista proeugenesia y antinmigración.

Naciones Unidas prevé que hasta 2050 la población mundial podría llegar a situarse entre 7.700 millones y 9.700 milles de personas y a finales de siglo alcanzaría un pico de unos 11 mil millones.

Menos personas produciendo emisiones de gases de efecto invernadero podrían lograr un cambio con el tiempo en el peligro que representa el cambio climático. Aunque seamos 9.000, 10.000 u 11.000 millones de personas en las próximas décadas, el mundo seguirá contribuyendo a la contaminación climática en proporciones cada vez más peligrosas si no se modifican los sistemas de energía, transporte y alimentos subyacentes.

Otros investigadores perciben inconsistencias en los remedios para el cambio climático propuestos por el artículo de BioScience. En concreto, los autores del estudio también aseguran que el mundo debería separar las prioridades económicas del crecimiento en el producto interior bruto (PIB), satisfacer las necesidades humanas básicas y reducir la desigualdad.

Sin embargo, el aumento del PIB en muchas partes del mundo refleja una disminución de la desigualdad en la medida en que las personas pobres de los países en desarrollo suben hacia la clase media, según el profesor de derecho y política ambiental de la Universidad de California en Los Ángeles (EE. UU.) Jesse Reynolds. Al menos durante las primeras etapas, el desarrollo económico a menudo se correlaciona con la disminución de las tasas de natalidad, por lo que el éxito en la desaceleración del crecimiento del PIB puede complicar los esfuerzos para frenar el crecimiento de la población.

Muchos prominentes nombres de la ciencia climática están visiblemente ausentes de la lista de firmantes y muchos investigadores que han añadido sus nombres no están especializados en los campos del clima ni de la energía. El que sí aparece es el nombre del profesor adjunto en la Universidad de Columbia (EE. UU.), considerado el padre de la investigación climática por sus primeros e influyentes estudios de modelado, James Hansen.

Las otras propuestas del documento para combatir el cambio climático están más ampliamente aceptadas, incluido el paso agresivo a fuentes de energía bajas en carbono, la reducción de los contaminantes climáticos perecederos, pero altamente potentes como el metano, la prevención de una mayor pérdida de ecosistemas naturales y de la biodiversidad, así como la reducción del consumo de productos de origen animal.

Fuente: technologyreview.es