La Organización Meteorológica Mundial (OMM) cree que el fenómeno meteorológico de El Niño, que desencadena sequías e inundaciones y provoca aumentos de temperaturas en distintas partes del mundo, podría registrarse antes del mes de septiembre.
Según el último boletín de la organización, presentado hoy en Ginebra (Suiza), las posibilidades de que se desencadene El Niño antes de julio son del 60 %.
La probabilidad de que el fenómeno comience entre julio y septiembre se eleva hasta el 80 %, de acuerdo con los expertos de la OMM.
La duración y la intensidad de este periodo de El Niño aún no se pueden pronosticar, aunque habitualmente sus ciclos van desde los dos hasta los siete años y los episodios más extremos de este patrón climático de origen natural suelen extenderse entre nueve meses y un año.
Posible aumento del calentamiento global
El Niño suele implicar un aumento de la temperatura mundial, lo que contrasta con los efectos meteorológicos del ciclo frío de La Niña.
La OMM ya ha dado por terminado el último episodio de este segundo fenómeno que ha persistido durante tres años consecutivos, una duración inusualmente larga.
«Lo más probable es que la instauración de El Niño provoque un nuevo repunte del calentamiento global y aumente las probabilidades de batir récords de temperatura», según el secretario general de la organización, Petteri Taalas.
En 2016, la última vez que este fenómeno meteorológico se desencadenó de manera muy intensa, El Niño provocó que las temperaturas del planeta fuesen las más elevadas desde que se tienen registros.
La OMM considera que el calentamiento global inducido por la actividad humana agudiza los efectos de El Niño y pronostica que éstos podrían ser aún más notorios en 2024.
Taalas previó que El Niño podría conllevar un aumento de las sequías y también de las precipitaciones en distintos lugares del mundo, pero a la vez podría frenar la actual sequía en el Cuerno de África.
Lluvias en América Latina, EU, África y Asia
Habitualmente, los episodios lluviosos afectan a algunas zonas de América del Sur (el sur de Ecuador, el noroeste de Perú, el sur de Brasil, el noreste de Argentina, el sureste de Paraguay, Uruguay y el centro de Chile), el sur de Estados Unidos, el norte de México, África oriental y Asia central.
Por el contrario, las sequías derivadas de El Niño son habituales en Indonesia, Australia, el sur de África, el subcontinente indio y el norte de América del Sur.
En el hemisferio norte, el aumento de la temperatura de las aguas favorece el desarrollo de huracanes en el Pacífico, pero dificulta la formación de los mismos en el océano Atlántico.
En las últimas semanas, algunos de los países que pueden verse potencialmente afectados por El Niño ya han comenzado a emitir alertas por lluvias en algunas regiones.
Fuente: EFE