El cambio climático está menguando los adornos sexuales de este pajarillo
Para el macho del papamoscas acollarado el tamaño de la mancha blanca que tiene en la cabeza es vital. Cuanto más grande, más atractivo para las hembras y más probabilidades de transmitir sus genes. Así ha sido siempre. Pero desde hace unas décadas algo ha cambiado. Ahora los machos con la mancha más pequeña sobreviven más y tienen más descendencia. Los que ha descubierto esta reversión culpan al cambio climático.
El papamoscas acollarado (Ficedula albicollis) es un ave paseriforme, las que se conocen como pájaros. Apenas supera los 18 gramos de peso, anida en el norte y centro de Europa, de la que huye apenas se acaba el verano, refugiándose en África. Presenta un gran dimorfismo sexual. Las hembras son de color grisáceo, mientras los machos combinan el blanco y el negro como si fueran orcas u osos panda. Además, presentan una mancha blanca en el frontal de la cabeza, sobre el pico. El mayor tamaño de esa mancha está relacionado con la tenencia de un mayor territorio y mayores posibilidades de atraer a las hembras y procrear.
Uno de los lugares de anidamiento de este pajarillo es la isla sueca de Gotland, situada en el mar Báltico. Dos ornitólogos de la universidad de Uppsala llevan estudiando esta población desde 1980. Cuando los pájaros regresan de África, ellos viajan hasta la isla, los observan, los atrapan, los anidan, toman notas y los sueltan. Así durante 36 años. Las primeras temporadas confirmaron la conexión entre el tamaño de la mancha blanca y el éxito reproductivo. Pero algo empezó a cambiar a mediados de los años 90, un algo que se ha acelerado en la última década.
«En los años más recientes, la segunda mitad del estudio, los machos con la mancha frontaI más pequeña sobreviven más», dice el coautor del estudio y ahora en la universidad de Zúrich, Simon Evans. Han estimado que la reducción de la mancha ronda el 11%. Al tener anillados a los más de 6.000 papamoscas acollarados del estudio, pudieron descartar que el empequeñecimiento se debiera a una adaptación de los propios pájaros, que hubieran aprendido a reducir la mancha. «En la primera parte del estudio, los años 80, la situación era la contraria: con los machos con manchas más grandes sobrevivían más».
Fuente: elpais.com