Stephen Hawking, el físico más conocido del planeta, no cree que los seres humanos seamos capaces de sobrevivir aquí, en la Tierra, pues la estamos destrozando a marchas aceleradas. Sugiere que nos vayamos de aquí hacia otros planetas de otros sistemas solares, pues es difícil pensar que pudiésemos emigrar a Marte que no tiene recursos y es bastante mas pequeño que la Tierra, con un cuarto de la superficie de ésta.
Si le hacemos caso, deberíamos emigrar todos, pues si necesitamos emigrar es porque no somos capaces de cambiar nuestra capacidad de razonar, y dejar humanos en la Tierra en esas condiciones es seguir con la destrucción del planeta.
Supongamos pues que tenemos que emigrar diez mil millones de seres humanos camino de otra estrella. Necesitaríamos construir en el espacio cien mil naves con capacidad cada una para cien mil personas. Con una masa de 70 millones de kilos por nave, esto supone 7 billones españoles (trillones americanos) de aluminio. Todo el aluminio que tenemos en la superficie del planeta son 32 billones (españoles) de kilos. Fundir esta cantidad para las naves y las herramientas de construcción implicaría 2000 billones de kilowatios-hora, es decir unos 20 años de toda la energía que estamos utilizando ahora los seres humanos.
Puesto que no podemos utilizar toda la energía que usamos para las naves y seguir viviendo, deberíamos calcular un uso de un 10% de esa energía: Esto nos indicaría que tardaríamos 200 años en construir las naves, y transportar a diez mil millones de seres humanos a las mismas.
Según Hawking, la destrucción del planeta debe ocurrir bastante antes de estos 200 años.
La única forma de propulsión de cada una de las naves durante el tiempo que tarde en salir del sistema solar son enormes velas de aluminio que reflejen la luz del sol. Cada nave debería desplegar una vela de unos 3000 x 3000 kilómetros, es decir, la superficie de Europa.
La superficie de la Tierra es de 500 millones de kilómetros cuadrados. Esta superficie sería igual a la de las velas de unas 60 naves, y estamos hablando de 100.000 naves.
Una vez transportados todos los humanos a las naves, y con los sistemas de producción de oxígeno, alimentos y demás condicionantes para el viaje, la velocidad que alcanzarían las naves impulsadas por una luz del Sol que decrece con el cuadrado de la distancia de la nave al mismo, sería tal que el viaje a la estrella más cercana que pudiese tener planetas habitables (¡ pudiese !) sería de unos mil quinientos años: El tiempo que va desde la caída del Imperio Romano hasta el presente.
Diez mil millones de seres humanos deberían vivir dentro de las naves durante quince siglos, en paz y armonía, con comida reciclada y sin poder aumentar en número.
Y aún así, cuando llegasen a esa estrella, sus planetas podrían ser como Marte, inútiles para la vida humana. Tendrían que volver al camino sin saber cuando encontrarían un planeta habitable.
Y sobre todo, esos seres humanos serían tan racionales y pacíficos, que no harían guerras ni se destrozarían entre sí.
Ahora bien, si esos seres humanos fueran así de racionales podrían perfectamente haber arreglado el planeta Tierra para vivir sobre el, rehaciéndolo, cuidándolo, manteniéndolo para una vida sin polución, con especies vegetales y animales abundantes, con bosques y agua, es decir, un hogar magnífico para todos nosotros.
Si viajar a otro planeta nos convierte en racionales, ¿cómo explica Hawking este maravilloso efecto? Y si es así, si podemos convertirnos finalmente en ”sapiens”, podemos perfectamente quedarnos aquí sin locuras de ese tipo.
Pienso que si finalmente saliésemos de aquí nos destruiríamos en 1500 años como nos hemos ido destruyendo en los 100.000 años de historia con la que contamos.
Para ese viaje no hacen falta alforjas, y es mejor convertirnos en racionales aquí que en una naves claustrofóbicas.
Fuente: elmundo.es