Exploración arqueológica revela hallazgos de entierros ancestrales a lo largo de la ruta del Tren Maya, ofreciendo fascinantes insights sobre la historia y la cultura de la región
En paralelo a la construcción del Tren Maya, en la península de Yucatán, se llevan a cabo excavaciones arqueológicas que, en lo que va del 2023, han permitido realizar importantes hallazgos, como el de una veintena de entierros humanos en un templo-pirámide del sitio maya Moral-Reforma, en Balancán, Tabasco.
Según información dada a conocer por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los enterramientos hallados contienen restos óseos correspondientes a dos distintos periodos: el Clásico Tardío y el Preclásico Tardío. Sin embargo, por las señales de decapitación en algunos de los cráneos encontrados pertenecientes a uno y otro periodo—, los investigadores consideran que ahí se rendía culto a la muerte o alguna deidad del inframundo.
Acerca del lugar, el arqueólogo Francisco Apolinar Cuevas, coordinador de los trabajos de excavación por parte del INAH, explica que se trata del «templo-pirámide, denominado Estructura 18, el cual se ubica en la plaza oriente de la antigua ciudad, y consiste en un basamento de cuerpos escalonados, delimitados por muros con ligeros taludes, coronado por un edificio de una crujía y provisto de una escalinata adosada en la fachada sur».
El investigador del Centro INAH Tabasco precisa que «los dos agrupamientos de entierros se registraron al explorar a 12 metros al sur de dicha escalinata y corresponden a los dos momentos de construcción del edificio: de manera preliminar, se considera que el primero corresponde al periodo Clásico Tardío (600-900 d.n.e.), cuando Moral-Reforma, localizado en la ribera del río San Pedro Mártir, se consolidó como enclave en el control de la navegación, intercambio cultural y de mercancías entre los pueblos mayas del Petén guatemalteco y los asentados en la costa del Golfo de México».
Y en cuanto al segundo grupo de enterramientos, hallado debajo del primero, Apolinar Cuevas estima que quizá «tenga dos milenios de antigüedad, pues sus características, que incluyen la disposición, a modo de ofrenda, de 567 piezas, incluyendo cuentas de concha y jade que debieron conformar sartales, anillos de concha, puntas de proyectil, vasijas, caracoles perforados y agujas de hueso, lo vinculan al Preclásico Tardío’ (300 a.d.e.-250 d.n.e.)».
El arqueólogo, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, destaca que los restos óseos de ambos conjuntos mortuorios son de 20 hombres jóvenes pertenecientes a la élite de la antigua sociedad maya: ocho provenientes del Clásico Tardío y doce del Preclásico Tardío. Sin embargo, «continúa el análisis de los materiales arqueológicos, incluidos los restos óseos recuperados, por lo cual esta información aún es preliminar», concluye el investigador.
Fuente: muyinteresante.com.mx