Covid hace viral interés hacia la ciencia entre los mexicanos
Este año, nueve de cada 10 mexicanos aseguran que la ciencia tendrá un impacto trascendental en su vida, de acuerdo con un estudio de 3M
En pleno Siglo XXI, el escepticismo alrededor de la ciencia y algunas de sus ramificaciones mostró un crecimiento sostenido en los últimos años… Hasta que llegó el Covid.
De acuerdo con la encuesta El estado de la ciencia en México, realizada por la empresa 3M, el mundo mostraba una tendencia hacia no creer lo que los resultados de los avances científicos, pero en 2020, el año que nos robó el coronavirus, el escepticismo bajó de 35 a 28 por ciento a nivel mundial.
En México, aunque los resultados de la ciencia no se cuestionan en una medida tan amplia, el interés de los mexicanos por las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) metió el acelerador a fondo.
De acuerdo con José Varela, director general de 3M México y vicepresidente de Asuntos Corporativos y de Gobierno para 3M Latinoamérica, “la pandemia ha traído cosas terribles para la sociedad en el mundo, pero algo que podríamos señalar como una de las cosas positivas sobre la pandemia es que las personas están más interesadas, y están dándole más credibilidad a la ciencia y cada vez más personas piensan que la ciencia le dará salida de este y otros problemas que tenemos”.
En entrevista con El Sol de México, detalló que la encuesta El estado de la ciencia en México es un estudio bienal que se realiza en los años nones, pero ante la contingencia mundial, la empresa decidió hacer un estudio intermedio.
“Este estudio se realizó para preguntarle a la gente qué piensas de la ciencia, ahora que estamos en la pandemia. Lo que más quiero resaltar es que 89 por ciento de los mexicanos aseguran que la ciencia va a hacer mejor sus vidas. Esto es un incremento en relación con la encuesta antes de la pandemia, cuando estábamos entre 82 y 83 por ciento”, comentó el especialista de 3M.
El estudio, añade, también arrojó un cambio en los intereses principales alrededor de la ciencia, pues antes de la covida, las preocupaciones más mencionadas eran la búsqueda de soluciones alrededor del cambio climático, donde más de la mitad de la población aseguraba que la ciencia nos iba a ayudar a disminuir el calentamiento global.
“Por primera vez, las personas pusieron la cura de enfermedades como el aspecto principal para apoyar en la solución de problemas por parte de la ciencia”.
En el mundo, 37 empresas farmacéuticas, de 10 nacionalidades diferentes compiten en la carrera por desarrollar la vacuna contra el Covid, de las cuales tres tienen resultados prometedores para el corto plazo.
Los ojos del mundo están puestos en el tratamiento para que la humanidad pueda volver a la vida antes del virus.
Trabajo en equipo
Los mexicanos creen, según el documento de 3M, que la mejor forma para enfrentar al virus es el trabajo en equipo.
“Los habitantes del país han visto que sí se puede trabajar en conjunto. Antes las personas veían al gobierno por un lado, a la academia por otro y a las empresas por otro lado. Si vemos lo que ocurre actualmente con las vacunas, el gobierno está viendo cómo compra las vacunas; cómo las distribuye, y se han asociado con empresas multinacionales, tanto para probar los desarrollos que ya tienen de la vacuna; se asociaron con empresas como 3M para la adquisición de respiradores, es decir, todo mundo ve que cuando hay problemas muy grandes la ciencia puede unir a la sociedad en general”, comenta.
Pero no sólo cambió la perspectiva sobre el trabajo en equipo, pues también más mexicanos quieren dedicarse a las áreas relacionadas con STEM.
“La ciencia se veía como algo lejano, no sé para qué me sirve. Ahora 70 por ciento ve a la ciencia como algo cercano y 30 por ciento la ve como algo escéptico y deshumanizado”, dice José Varela.
Sin embargo, los mexicanos señalan que estudiar alguna rama especializada en la ciencia no es accesible para toda la población, a lo que se suma una falta de promoción y diversidad.
“En las poblaciones de recursos más altos, las nuevas generaciones ven a la ciencia como una carrera más accesible, es decir, sí puedo estudiar una carrera STEM, a lo que se suma la brecha de género, aunque se está cerrando”, dice Varela.
El directivo añade que, aunque la brecha de género en áreas de ciencia y tecnología muestra una tendencia a la baja, todavía no es suficiente para impulsar la presencia de las mujeres en esta área.
“Todavía hay más ingenieros que ingenieras, más médicos que médicas. Tengo que decir que si lo comparas con el panorama de hace 30 años, es un mundo totalmente diferente. Cuentan varias ingenieras que estudiaron hace 30 años, que en sus grupos había sólo dos o tres por ciento de mujeres”.
En la actualidad, añade, en las áreas de ciencia y tecnología la proporción de mujeres alcanza casi 45 por ciento, contra 55 por ciento de los hombres. “Entonces, la brecha ya no es tan grande, el problema es que las mujeres no ejercen la ciencia tanto como los hombres. La primera batalla, que son los estudiantes, ya la estamos ganando, pero el tema es cómo logramos que las mujeres entren a trabajar o a innovar, se hagan entrepreneurs, o sean colaboradoras de empresas y se queden en el ámbito laboral. Esa es la siguiente tarea para ganar”.
Para mejorar esta situación, dice, una iniciativa puede ser establecer la contratación de personal con proporciones de 50-50 y retener al talento.
Camino complicado
La promoción y la inversión en la ciencia y la tecnología es un pie del que México cojea hace muchos años y no parece haber una solución rápida.
Desde el inicio del sexenio anterior, el Gobierno en turno se comprometió a destinar un presupuesto equivalente a uno por ciento del Producto Interno Bruto al desarrollo científico, una promesa que cada vez se antoja más lejana.
De acuerdo con los datos más recientes del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) el sector privado aportó en 2019 sólo 32 por ciento del presupuesto total para Investigación y Desarrollo, a lo que se sumó que sólo cinco de cada 100 empresas en el país aportaron capital para este apartado.
A esto se suman la baja inversión del Gobierno Federal en este mismo apartado.
De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México invierte ocho veces menos en Investigación y Desarrollo que el resto de los miembros del organismo, al tiempo que el personal que se dedica a la investigación en el país es nueve veces más pequeño que el promedio de la OCDE y se publican 5.5 menos papeles de investigación.
Además, el Índice Global de Innovación 2020, México obtuvo una calificación de 33.6 puntos de 100 posibles en el listado de innovación, para ubicarse en el sitio 55, de 120 países analizados por el indicador. Al interior de los subíndices, el peor peldaño que tiene el país es en el de las instituciones públicas, al ocupar el puesto 74, por debajo incluso de países como Armenia, Jamaica o Sudáfrica.
“Brasil, México y Argentina son las únicas tres economías de la región con empresas globales que cuentan con Investigación y Desarrollo (I+D). Además, la mayoría de las inversiones en I+D son principalmente públicas, con una baja proporción de financiación del sector privado. En general, los sectores económicos de la región no son intensivos en tecnología y el crecimiento de la productividad laboral se mantiene en niveles bajos. Con pocos insumos de innovación, la región también lucha por traducirlos de manera eficiente en productos”, detalla el estudio.
Para la población, dice José Varela, el Gobierno es el principal responsable de promover la ciencia, pero lo bueno es que ya no sólo ven la responsabilidad en el gobierno, sino en la empresa privada y la academia.
“La población le da muchos puntos a aquellas empresas que realmente están apoyando a la ciencia. Lógicamente es una cuestión de recursos, pero también de promoción”.
El camino para mejorar esta situación, añade el directivo de 3M, es incrementar la presencia de la ciencia en todos los ámbitos de la sociedad.
“El trabajo es del gobierno, empresas privadas, universidades, medios de comunicación. La ciencia puede ser accesible para todos, porque hay muchos caminos. Tú puedes ocupar la ciencia en la construcción, en una panadería, en un restaurante, en un hospital o en un laboratorio, y está comprobado que los países que invierten en la ciencia tienen un desarrollo más acelerado”.
El especialista reconoce que los espacios para estudiar en el país en universidades públicas son reducidos y las carreras científicas en el sector privado tienen altos costos.
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