Cómo los primeros agricultores cambiaron la historia

Detrás de una pendiente rocosa en el centro de Jordania yacen los restos de un poblado de 10 mil años de antigüedad llamado Ain Ghazal, cuyos habitantes vivieron en casas de piedra con vigas de madera como techo, con paredes y pisos relucientes por el yeso blanco.

Cientos de personas que residieron ahí acudían a rezar en santuarios circulares y elaboraban evocadoras esculturas con ojos enormes de 91 centímetros de alto. Enterraban los restos de sus seres queridos bajo el piso de sus casas y decapitaban los cuerpos para decorar el cráneo.

Pero hay otro elemento sobre Ain Ghazal que intriga aún más a los arqueólogos: fue una de las primeras poblaciones campesinas que surgieron después de los albores de la agricultura.

Los agricultores de Ain Ghazal cultivaron cebada, trigo, garbanzos y lentejas. Otros pobladores se iban durante meses a pastorear ovejas y cabras en las laderas colindantes.

Sitios como Ain Ghazal nos dan una idea de cómo sucedió una de las transiciones más importantes en la historia de la humanidad: el momento en que los pueblos dejaron de ser nómadas y comenzaron a producir el tipo de sociedad en la que vivimos la mayoría de nosotros en la actualidad.

Sin embargo, a pesar de todo lo que sitios como Ain Ghazal han enseñado a los arqueólogos, persisten grandes preguntas. ¿Exactamente quiénes fueron los primeros agricultores? ¿Cómo fue que la agricultura, la piedra angular de la civilización, se esparció a otras partes del mundo?

La agricultura se originó en pequeños centros en todo el mundo, pero probablemente ocurrió primero en el Creciente Fértil, una región de Medio Oriente que incluye partes de lo que en la actualidad es Irak, Siria, Líbano, Israel y Jordania. La evidencia de la agricultura en estado avanzado aquí (cultivos, ganado, herramientas de cultivo y poblados) se remonta a 11.000 años.

En los años noventa, la mayoría de los arqueólogos concluyó que la agricultura en el Creciente Fértil comenzó en Jordania e Israel, una región conocida como el Levante sur. “El modelo fue que todo comenzó aquí y todo se esparció desde aquí, incluyendo tal vez a la gente”, explicó Melinda A. Zeder, científica e investigadora principal en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano.

Sin embargo, en años recientes, Zeder y otros arqueólogos han cuestionado ese consenso. Su investigación sugiere que los pueblos estaban inventando la agricultura en varios sitios en el Creciente Fértil casi al mismo tiempo. Por ejemplo, en las montañas Zagros de Irán, Zeder y sus colegas han encontrado evidencia de domesticación gradual de cabras silvestres a lo largo de varios siglos hace unos 10 mil años.

Muchos científicos han sugerido que los humanos recurrieron a la agricultura bajo presión. Tal vez el clima del Medio Oriente se hizo hostil o tal vez la población de cazadores-recolectores superó la oferta de alimentos silvestres.

No obstante, “jugar con los recursos” no es lo que los pueblos hacen en tiempos desesperados. En cambio, argumenta Zeder, la agricultura surgió a medida que los cambios climáticos desplazaron los rangos de algunas especies silvestres de plantas y animales en el Medio Oriente.

Ahí entran los genetistas, que desde hace mucho tiempo se preguntaban si podían ayudar a resolver el acertijo de los orígenes de la agricultura con el ADN de los restos humanos descubiertos en lugares como Ain Ghazal.

En dos estudios recientes, los genetistas, entre los cuales se encuentra el genetista David Reich de la Escuela de Medicina de Harvard, recurrieron a nuevos métodos para obtener el ADN de los huesos de los primeros agricultores para descubrir su relación con otros pueblos. Un equipo de investigadores con sede en la Universidad Johannes Gutenberg en Maguncia, Alemania, reconstruyó los genomas de cuatro de los primeros agricultores de las Montañas de Zagros cuyos huesos tienen una antigüedad de hasta 10 mil años.

Reich y sus colegas, entre ellos Ron Pinhasi, arqueólogo del Colegio Universitario de Dublín, y Iosif Lazaridis de Harvard, recuperaron material genético de cuarenta y cuatro conjuntos de restos del Medio Oriente que incluían ADN de los primeros agricultores en Irán, así como de huesos de otro sitio en el Levante Sur, como Ain Ghazal. El grupo de Reich incluso descubrió material genético más antiguo de cazadores-recolectores en la región, de hasta 14 mil años de antigüedad.

Los nuevos resultados llegan a la misma conclusión general: los primeros agricultores en cada región fueron descendientes de los anteriores cazadores-recolectores. Más aún, cada población tuvo su propio ancestro diferente, que se remonta a decenas de miles de años.

Eran tan diferentes entre sí en cuanto a su genética como los europeos y los chinos. Estos grupos conservaron sus diferencias a lo largo de la revolución agrícola. “Fue muy sorprendente ver lo distintos que eran estos grupos entre sí”, comentó Lazaridis. “Fue más extremo que todo lo que uno podría haberse imaginado”.

Los arqueólogos han recibido con buenos ojos los resultados de los genetistas. Sin embargo, por ahora, están interpretando los datos de maneras distintas.

Zeder manifestó que el ADN antiguo respalda un escenario en el que los agricultores a lo largo del Creciente Fértil inventaron la agricultura de manera independiente, tal vez recurrentemente. Pero Ofer Bar-Yosef, arqueólogo de Harvard, argumenta que la agricultura en estado desarrollado evolucionó solo una vez, y después se diseminó de un grupo a otro.

Bar-Yosef señala la mayor precisión de las fechas de los sitios arqueológicos en el Creciente Fértil. En lugar del Levante sur, los sitios más antiguos con evidencia de agricultura totalmente desarrollada se encuentran en el norte de Siria y el sur de Turquía. Ahí es donde Bar-Yosef piensa que comenzó la agricultura.

En otras partes del Creciente Fértil, argumenta, los pueblos estaban jugando con la idea de la agricultura. Solo cuando entraron en contacto con la combinación de cultivos y ganado, así como con la tecnología para administrarlos, lo que los científicos llaman el paquete neolítico, adoptaron estas prácticas en forma permanente.

Hace cerca de 8000 años, las barreras entre los pueblos en el Creciente Fértil se disiparon y los genes comenzaron a fluir a lo largo de toda la región. El Medio Oriente se convirtió en una mezcla homogénea de pueblos.

¿Por qué? Reich especuló que las crecientes poblaciones de agricultores comenzaron a vincularse entre sí mediante redes de comercio. Las personas se movían a través de estas rutas y comenzaron a casarse entre sí y a tener hijos. Los genes también se extendieron hacia afuera; los científicos han detectado ADN de los primeros agricultores en personas que habitan actualmente en tres continentes.

Los primeros agricultores en lo que hoy es Irán se expandieron hacia el este. Con el tiempo, sus descendientes acabaron en la India de nuestros días y su ADN constituye una parte importante de los genomas de los indios.

¿Y el pueblo de Ain Ghazal? Su población se expandió hacia África oriental, a donde llevaron sus cultivos y animales. Los africanos orientales conservan su linaje de los primeros agricultores del Levante sur, en Somalia; una tercera parte del ADN de las personas tiene ese origen.

Fuente: Carl Zimmer / nytimes.com