Comienza el vertido de las aguas de Fukushima en medio de opiniones encontradas
El vertido al Pacífico de las aguas contaminadas por el desastre nuclear de Fukushima obtuvo la aprobación del Organismo Internacional de Energía Atómica. Países cercanos y ambientalistas se oponen a la polémica medida
La catástrofe de Fukushima en 2011 es el peor accidente nuclear desde lo sucedido en Chernóbil en 1986. Un gran terremoto seguido por un tsunami acabaron con la planta que desde entonces está en un proceso de desmantelación, trabajo que podría durar hasta cuatro décadas.
Japón almacenó y trató el agua contaminada procedente del proceso de enfriamiento del combustible fundido en los reactores de la central mediante un sistema avanzado de procesamiento de líquidos (ALPS, por sus siglas en inglés). Un circuito de filtrado que elimina la mayoría de los elementos radioactivos, a excepción del tritio, para después volver a almacenar el agua en bidones.
Ahora los depósitos han comenzado a ser vaciados como parte de los planes para desmontar la infraestructura nuclear. El Gobierno japonés y TEPCO (Tokyo Electric Power Co.) tomaron la decisión de verter cerca de un millón de toneladas métricas de agua tratada al Océano Pacífico ante la incapacidad de seguir acumulando el líquido por falta de espacio. La cantidad es equivalente a más de 5000 albercas olímpicas.
La determinación está generando opiniones encontradas entre científicos, ambientalistas y gobiernos de países cercanos. El vertido de las aguas de Fukushima obtuvo la aprobación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en meses pasados. El organismo dirigido por Rafael Grossi informó que evaluó durante dos años la seguridad en la manipulación y vertido del líquido tratado.
El proceso durará más de 30 años. La OIEA y las autoridades japonesas concluyeron que no representa riesgos y se comprometieron a informar de manera periódica sobre el avance. No obstante, la industria pesquera, ambientalistas y países vecinos como China y Corea se oponen a la estrategia.
Para algunos investigadores la liberación de las aguas tratadas procedentes de Fukushima es un procedimiento rutinario que cumple con las normas reguladoras vigentes. Jim Smith, profesor de ciencias medioambientales de la Universidad de Portsmouth, detalló que “en cualquier otro emplazamiento nuclear del mundo, esto se consideraría un vertido ‘rutinario’ de aguas residuales tratadas con niveles muy bajos de radiactividad”.
Las aguas tratadas de Fukushima a debate
David Krofcheck, profesor titular de Física de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, afirmó que el agua de refrigeración filtrada “no causará efectos físicamente perjudiciales” debido a que el tritio es un isótopo que se produce de forma natural como parte de la radiación ambiental.
El científico aseguró que los procesos de liberación de agua están diseñados para tener siete veces menos tritio por litro que lo recomendado para el agua potable por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, advirtió que “la presencia de los isótopos de fisión nuclear cesio-137, estroncio-90 y yodo-131, causantes de cáncer, debe comprobarse antes de liberar el lote inicial de agua. Estos isótopos, depositados en las aguas de Fukushima durante y poco después de la catástrofe de 2011, son los responsables de la radiactividad en el marisco, y de las posteriores prohibiciones de pesca”.
Tarik Jasarevic, portavoz de la OMS, destacó que las disposiciones que aplica Japón para el vertido respetan las normas internacionales sobre la seguridad para la protección contra la radiación. Explicó que los estándares utilizados en la liberación del agua tratada proveniente de Fukushima están avalados por la máxima autoridad de la salud en el mundo y seis organizaciones internacionales más. Las normas “constituyen la referencia mundial para proteger a la población de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes”, puntualizó.
Pese a los señalamientos de la OMS, científicos como Bob Richmond, profesor de investigación de la Universidad de Hawaii en Mānoa y director del Laboratorio Marino de Kewalo, afirman que la contaminación por radionucleidos presentes en las aguas residuales podría transferirse a los humanos desde la base de la cadena alimentaria.
Consultado por The Washington Post, Richmond afirma que los radionucleidos se acumulan al paso del tiempo y pueden alcanzar niveles suficientes para dañar el ADN y ARN de las células al ingerirse a través de mariscos así como otras especies marinas comestibles. Las condiciones sería adecuadas para el desarrollo de cáncer a largo plazo.
Greenpeace Asia Oriental argumentó que el proceso de vertido en Fukushima no consideró las pruebas científicas y las preocupaciones de la industria pesquera. “La seguridad científica y la seguridad desde el punto de vista social son diferentes”, afirmó el director de la Federación Nacional de Asociaciones de Cooperativas Pesqueras.
Algunas organizaciones ambientalistas advierten sobre los impactos en uno de los ecosistemas marinos más importantes del mundo. La Asociación Nacional de Laboratorios Marinos (NAML), a la que pertenecen más de 100 laboratorios, denunció la falta de datos científicos contrastados sobre el contenido de sustancias radiactivas en cada tanque.
El organismo declaró que confiar en que los contaminantes radioactivos se disolverán en el agua es ignorar la realidad de los procesos biológicos de bioacumulación y bioconcentración en organismos marinos. El Océano Pacífico contiene la mayor biomasa de organismos de valor ecológico, económico y cultural, incluido el 70 % de las pesquerías del mundo.
Fuente: es.wired.com