Está aumentando significativamente las tasas de descomposición de las plantas, lo que resulta en un aumento de tres a cinco veces en los niveles de nitrato del suelo, señala estudio
Un diminuto mosquito no volador que ha colonizado la isla Signy de la Antártida está provocando cambios fundamentales en el ecosistema del suelo de la isla.
La investigación realizada por expertos del British Antarctic Survey (BAS) en colaboración con la Universidad de Birmingham ha revelado que esta especie de mosquito no nativo está aumentando significativamente las tasas de descomposición de las plantas, lo que resulta en un aumento de tres a cinco veces en los niveles de nitrato del suelo en comparación con los sitios donde solo se encuentran invertebrados nativos.
El estudio, publicado en la revista Soil Biology and Biochemistry,describe cómo el mosquito, Eretmoptera murphyi, está alterando los ecosistemas del suelo en la isla Signy. El insecto es un descomponedor, se alimenta de materia orgánica muerta en toda la isla que libera grandes cantidades de nutrientes en el suelo.
La doctora Jesamine Bartlett, autora principal del estudio, dijo en un comunicado: «Los suelos antárticos son sistemas muy limitados en nutrientes porque las tasas de descomposición son muy lentas. Los nutrientes están ahí, pero ha sido necesario este mosquito invasivo para desbloquearlos en Signy. Es un ‘ingeniero de ecosistemas’ de manera similar a las lombrices de tierra en sistemas de suelos templados».
Eretmoptera murphyi, es originaria de Georgia del Sur, una isla en la región subantártica. Fue introducido en Signy por accidente durante un experimento de botánica en la década de 1960, aunque su proliferación solo se hizo evidente durante la década de 1980. Antes de esto, los únicos sitios terrestres en Signy con altos niveles de nutrientes eran aquellos asociados con especies marinas que llegaban a tierra, por ejemplo, colonias de pingüinos y focas. El nivel de nitratos medido en el suelo colonizado por Eretmoptera fue comparable al que se encuentra cerca de los revolcaderos de focas, a pesar de que el mosquito tiene solo unos pocos milímetros de tamaño. Esto se debe a que las densidades de población de larvas de mosquitos pueden alcanzar más de 20 000 individuos por m2 en algunos sitios.
Propagado por los humanos, principalmente al subirse a las suelas de las botas de investigadores y turistas, el mosquito ha expandido gradualmente el área que ha colonizado en la isla. Incluso puede sobrevivir en el agua del mar durante períodos de tiempo, lo que lleva a conjeturar que eventualmente podría llegar a otras islas.
Fuente: europapress.es