Un estudio en esponjas marinas desvela detalles de cómo fueron los primeros animales

Un estudio de investigadores del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y de la Universidad de Tottori (Japón) han descubierto nuevas proteínas productoras de vidrios en esponjas marinas que desvela detalles de cómo fueron los organismos unicelulares a multicelulares hace 600 millones de años.

Publicado en ‘Nature Communications’, la investigación supone un “avance revolucionario” porque ha descubierto dos nuevas proteínas, la hexaxilina y la perisilina, en el interior de la sílice de las esponjas, ha informado el CEAB en un comunicado este martes.

Los investigadores han señalado que aunque la aplicabilidad biotecnológica de estas dos nuevas proteínas se desvelará en futuros estudios, “su mero descubrimiento es un gran avance”.

“Encierra un mensaje fascinante y revolucionario tanto sobre la función de las proteínas como sobre la evolución del esqueleto de las esponjas”, añaden.

Existen tres clases de esponjas productoras de sílice, de las que se había supuesto que utilizaban herramientas celulares y moleculares similares para fabricar un esqueleto silíceo, pero este estudio revela que “cada una de las tres clases de esponjas ha desarrollado independientemente su propia maquinaria proteínica para fabricar la sílice”.

Origen de las esponjas

Este hallazgo “permite resolver el actual conflicto entre los relojes moleculares, que estiman el origen de las esponjas en el Precámbrico (hace unos 850 a 650 millones de años) y los esqueletos minerales fosilizados, que atestiguan la existencia del grupo sólo en el Cámbrico (hace unos 535 millones de años)”.

Los resultados de este estudio sugieren que “tal conflicto no existe” porque las esponjas aparecieron y empezaron a diversificarse en el Precámbrico, pero los linajes en evolución no fueron capaces de producir esqueletos silíceos hasta el Cámbrico.

El estudio también revela que la fabricación biológica de piezas esqueléticas silíceas es un proceso “bastante complejo”, que requiere al menos una proteína para controlar la deposición de sílice en la región interna de la estructura y otras proteínas para ir añadiendo posteriormente capas concéntricas de sílice periférico para el engrosamiento y la ornamentación final de la pieza esquelética.

Los autores señalan que han detectado varias proteínas adicionales en la sílice de las esponjas estudiadas pero que no se pudieron caracterizar y que “serán necesarios futuros estudios no sólo para su caracterización, sino también para entender cómo interactúan todas estas proteínas en los entornos intracelular y extracelular durante la deposición de sílice”.

Fuente: europapress.es