Robots mejillón estudian poblaciones de mejillones camuflados entre ellos

Unos robots diminutos han estado ayudando a un equipo de investigación a estudiar cómo el cambio climático afecta a la biodiversidad. Los mejillones robóticos, desarrollados por Brian Helmuth, de la Universidad del Nordeste en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, tienen la forma, el tamaño y el color de mejillones reales. Poseen sensores en miniatura integrados que hacen un seguimiento de las temperaturas dentro de los viveros o colonias.

Durante los últimos 18 años, cada 10 a 15 minutos, Helmuth y un equipo de investigación global de 48 científicos han utilizado estos robots mejillón para rastrear la temperatura corporal interna, que está determinada por la del aire o el agua circundantes, y la cantidad de radiación solar que absorben los dispositivos. Sitúan los robots dentro de colonias en mares de todo el globo y registran las temperaturas. Los investigadores han preparado una base de datos con casi dos décadas de información al respecto, que permite a los científicos localizar áreas de calentamiento fuera de lo normal, intervenir para ayudar a frenar los daños en los ecosistemas marinos, y desarrollar estrategias que podrían prevenir la extinción de ciertas especies.

Infiltrar uno o varios de estos robots en una colonia de mejillones permite disponer de datos clave para determinar el impacto fisiológico del cambio climático global sobre estos animales que son muy importantes tanto ecológica como económicamente.

Para los pronosticadores ecológicos como Helmuth, los mejillones actúan como un barómetro del cambio climático. Eso es así porque dependen de fuentes externas de calor, como la temperatura del aire y la exposición al sol, para que su cuerpo se caliente y su ciclo vital prospere. Combinando trabajo de campo con modelos matemáticos e informáticos, Helmuth pronostica los patrones de crecimiento, reproducción y supervivencia de los mejillones en las zonas intermareales. El uso de los robots mejillón es fundamental para lograr un buen conocimiento del estado de cada colonia y a partir de aquí hacer pronósticos fiables.

Fuente: noticiasdelaciencia.com