Los ancestros de las aves cantaban hace 66 millones de años
El descubrimiento de este órgano vocal —llamado siringe— y su aparente ausencia en fósiles de dinosaurios no aviares de la misma edad indica que el órgano puede tener su origen a finales de la evolución de las aves y que otros dinosaurios no debieron ser capaces de hacer ruidos similares a los cantos de los pájaros que oímos hoy, según los resultados publicados en la revista Nature. Las aves se consideran descendientes directos de los dinosaurios.
«Este hallazgo ayuda a explicar por qué esta clase de órgano no se ha conservado en un dinosaurio o cocodrilo non aviar», dijo Julia Clarke, paleontóloga de la Universidad de Texas en Austin, que descubrió el fósil de siringe y condujo el análisis. «Este es otro paso importante para averiguar cómo sonaban los dinosaurios, así como nos da una idea de la evolución de las aves.»
La siringe está hecha de anillos rígidos cartilaginosos que soportan los tejidos blandos que vibran para producir las complejas melodías y llamadas de las aves modernas. El cartílago no se fosiliza, así como los tejidos duros como el hueso. Sin embargo, el alto contenido de minerales en los anillos de la siringe permite a veces la fosilización. Todos los otros ejemplos conocidos de siringes fosilizadas proceden de aves que vivieron cuando los dinosaurios no aviares ya se habían extinguido
La siringe fue encontrada en un fósil de Vegavis iaai, un ave que vivió durante el Cretácico. Clarke describió la especie en 2005. Fue descubierta en la isla de Vega de la Antártida en 1992 por un equipo del Instituto Antártico Argentino. Sin embargo, no fue hasta 2013 que Clarke se dio cuenta de que el fósil de Vegavis incluía una siringe. Durante los últimos dos años, el equipo buscó en el registro fósil de dinosaurios otros ejemplos de siringe, pero hasta ahora no ha encontrado ninguno.
Fuente: Europa Press