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Las aves crían menos porque no se adaptan a la primavera adelantada

El aumento de las temperaturas en todo el mundo está dificultando que las aves sepan cuándo es primavera y cuándo es el momento de reproducirse.

Una amplia colaboración dirigida por científicos de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) y la Universidad Estatal de Michigan ha descubierto que las aves producen menos crías si empiezan a criar demasiado pronto o demasiado tarde en la estación. Según los investigadores, el cambio climático adelanta la primavera y las aves son incapaces de seguir el ritmo, según el estudio, publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.

Además, según los autores, es probable que el desajuste entre el inicio de la primavera y la disposición de las aves a reproducirse empeore a medida que el mundo se caliente, lo que podría tener consecuencias a gran escala que serían catastróficas para muchas poblaciones de aves.

La época de reproducción de las aves comienza cuando aparecen las primeras plantas y flores verdes, lo que ocurre cada vez antes a medida que el clima se calienta.

«A finales del siglo XXI, es probable que la primavera llegue unos 25 días antes y que las aves se reproduzcan unos 6,75 días antes –explica Casey Youngflesh, primera autora del estudio, que dirigió la investigación como investigadora postdoctoral en la UCLA y ahora es becaria postdoctoral en el Estado de Michigan–. Nuestros resultados sugieren que la productividad reproductora puede disminuir alrededor de un 12% para la especie media de pájaro cantor».

Los autores subrayan que las estrategias de conservación deben tener en cuenta las respuestas de las especies de aves a los cambios provocados por el clima.

Determinar si las primaveras más tempranas plantearán problemas a las aves migratorias ha sido uno de los principales objetivos de los biólogos durante décadas.

«Durante casi 30 años, los científicos han planteado la hipótesis de que los animales podrían desajustarse de las plantas al adelantarse las primaveras –explica en un comunicado Morgan Tingley, profesor asociado de ecología y biología evolutiva de la UCLA y autor principal del estudio–. Aunque ha habido algunos estudios de casos muy buenos de este fenómeno, ha seguido siendo un gran misterio si el adelanto de las primaveras supondrá un problema general para la mayoría de las especies».

Cuando se trata de criar, el momento es importante para las aves. Si crían demasiado pronto o demasiado tarde, las inclemencias del tiempo pueden perjudicar a sus huevos o recién nacidos. Pero el momento en relación con las fuentes de alimento también es importante: Si las aves buscan alimento antes o después de su disponibilidad natural, es posible que no dispongan de los recursos necesarios para mantener vivas a sus crías.

«Hemos hallado pruebas de las repercusiones en la reproducción de las aves tanto del calendario absoluto como del relativo», destaca Tingley.

Utilizando datos de un programa colaborativo de anillamiento de aves a gran escala dirigido por el Instituto para las Poblaciones de Aves, los investigadores calcularon el momento de la reproducción y el número de crías producidas para 41 especies de aves migratorias y residentes en 179 sitios cerca de áreas boscosas en toda América del Norte entre 2001 y 2018.

Luego, los autores utilizaron imágenes satelitales para determinar cuándo surgió la vegetación alrededor de cada sitio. Descubrieron que cada especie tenía un momento óptimo para reproducirse, y que el número de crías producidas disminuía cuando la primavera llegaba muy temprano, o cuando la reproducción ocurría temprano o tarde en relación con el momento en que emergían las plantas.

Mientras que la mayoría de las aves se veían perjudicadas por las variaciones en el inicio de la primavera, varias especies –entre ellas el cardenal norteño, el chochín de Bewick y el herrerillo chochín– contrarrestaban la tendencia, demostrando una mayor productividad reproductora cuando la primavera empezaba antes.

Se trata en su mayoría de especies no migratorias que pueden responder más rápidamente a la aparición de las plantas primaverales que señalan el inicio de la estación reproductora.

El estudio señala que, al reproducirse antes y sin las limitaciones impuestas por la migración, las especies no migratorias también pueden reproducirse más de una vez por temporada.

Pero esas especies eran las excepciones a la regla ya que incluso la mayoría de las especies no migratorias no pudieron seguir el ritmo de las llegadas más tempranas en primavera. En general, por cada cuatro días antes que aparecían las hojas en los árboles, las especies se reproducían sólo un día antes.

Para las especies migratorias, esa discrepancia significa que el tiempo entre la llegada a sus lugares de cría y la cría propiamente dicha es probable que se acorte a medida que las condiciones primaverales comiencen antes.

Las aves necesitan tiempo para establecer territorios y prepararse fisiológicamente para la puesta de huevos y la cría de sus polluelos, por lo que ese cambio podría causar perturbaciones aún mayores en la reproducción.

«Norteamérica ha perdido casi un tercio de sus poblaciones de aves desde la década de 1970 –alerta Tingley–. Aunque nuestro estudio demuestra que es probable que los peores efectos del desajuste temporal no se produzcan hasta dentro de varias décadas, tenemos que centrarnos ahora en estrategias concretas para aumentar las poblaciones de aves antes de que el cambio climático provoque la desaparición de la población de aves».

Fuente: europapress.es