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La vaquita marina resiste: imágenes muestran al diminuto mamífero en México

La exploración científica más reciente muestra que están funcionando las medidas de conservación de este tipo de marsopa, una de las especies más amenazadas del planeta

El mamífero marino más amenazado del mundo, una pequeña marsopa llamada vaquita marina, se aferra a la existencia y parece estar beneficiándose de las nuevas medidas de conservación, según los resultados del más reciente estudio científico de la especie, difundidos el miércoles.

Un equipo internacional de científicos calcula que quedan al menos 10 vaquitas marinas en el Golfo de California, las aguas que separan la península de Baja California del territorio continental mexicano. Estas marsopas no se encuentran en ningún otro lugar y se han visto orilladas al borde de la extinción al ahogarse en las redes de enmalle, un tipo de aparejo de pesca que flota a la deriva como una enorme cortina de malla que atrapa a los peces por las branquias. Los delfines, las tortugas marinas y las vaquitas marinas también quedan atrapados y mueren al no poder salir a la superficie para respirar.

“El día de hoy, tenemos buenas noticias, noticias esperanzadoras”, dijo María Luisa Albores González, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México en una rueda de prensa en la que se dieron a conocer los resultados de la exploración científica.

Los investigadores utilizaron la identificación visual y el seguimiento acústico durante 17 días en mayo para valorar a la población. Entre las imágenes captadas en video de los escurridizos animales había una pequeña aleta dorsal que salía a la superficie junto con otra más grande, prueba de una cría nadando con su madre.

La cantidad estimada de vaquitas en el nuevo estudio fue similar al anterior, realizado en 2021. En ese entonces, los investigadores quedaron atónitos ante lo que vieron: más de 100 embarcaciones pesqueras en una zona estrictamente protegida llamada de tolerancia cero. En aquel momento, la Marina mexicana reconoció al Times su falta de control.

Desde entonces, la armada ha empezado a trabajar más estrechamente con la Sea Shepherd Conservation Society, una organización sin fines de lucro que patrulla la región en busca de redes de enmalle. Y el año pasado, la autoridad dio un nuevo paso importante, al colocar en la zona de tolerancia cero una rejilla de 193 bloques de hormigón con ganchos que sobresalen, diseñados para enredar las redes de enmalle. Según el nuevo informe, la pesca con redes de enmalle ha disminuido en más de un 90 por ciento.

“Es el mayor éxito de conservación de la vaquita que he visto en 30 años”, dijo Barbara Taylor, bióloga y experta en la vaquita que participó en el estudio y que recientemente se jubiló de la Oficina Nacional de Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Pesca.

Pero se necesitará más para salvar la especie, dijo. Aunque en el recorrido de valoración no se observaron redes de enmalle en la zona de tolerancia cero, se veían con regularidad al noroeste, donde también se observaron vaquitas. Oficialmente, este aparejo está prohibido en una zona más amplia, más allá del área de tolerancia cero.

El informe recomienda ampliar el uso de los bloques de hormigón.

“Para el gobierno mexicano se trata de algo muy fácil”, dijo Taylor. “Saben dónde hacerlo, saben adónde ir, saben que marcará la diferencia de inmediato, antes de la próxima temporada de pesca”.

Un paso más difícil es la transición a los nuevos aparejos por parte de las economías locales que dependen de las redes de enmalle. Un pez de gran tamaño y en peligro de extinción en la región, la totoaba, ha hecho que la situación sea especialmente volátil porque su vejiga natatoria alcanza precios elevados en Asia, y atrae al tráfico ilegal y el crimen organizado. Pero también se emplean redes de enmalle para pescar especies legales, como el camarón, la corvina y la caballa.

Un grupo llamado Pesca ABC lleva a cabo un esfuerzo local para promover el uso de equipos seguros para la vaquita. Sus métodos producen capturas de mayor calidad, pero hasta ahora solo hay suficiente demanda de los compradores de marisco para mantener a alrededor de una treintena de pescadores.

Katy Carpio trabaja con Pesca ABC y fue una de las pocas integrantes de la comunidad que participaron en el estudio, y fue capacitada para identificar a los animales. Con los investigadores, vio una vaquita por primera vez.

“Fue mucho sentimiento”, dijo. “Mucha felicidad, adrenalina”.

Los animales son tan raros y difíciles de ver que muchos en la comunidad no creen que existan. “Me dicen: ‘Era un delfín, era esta, era el otro”, explica Carpio. “Y les digo: ‘Espérense a que saquen los resultados, ahí ustedes van a ver en las imágenes”.

La clave para el futuro, dijo, es encontrar una solución que funcione tanto para las vaquitas como para los pescadores.

México ha recibido cada vez más presiones internacionales para aplicar las prohibiciones de pesca en todo el hábitat protegido de la vaquita. El país enfrenta sanciones actuales o potenciales según dos leyes estadounidenses, un tratado internacional sobre la vida silvestre y el tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.

Preservar a la especie poniendo a algunos ejemplares en cautiverio no es una opción. Un esfuerzo en ese sentido realizado en 2017 fue abandonado después de que un animal se estresó tanto por el contacto humano que murió.

“Mucha gente con mucha experiencia pensó que a estas alturas la vaquita ya habría desaparecido”, dijo Kristin Nowell, directora ejecutiva de Cetacean Action Treasury, una organización sin fines de lucro dedicada a salvar a la vaquita de la extinción. “El hecho de que le está yendo mejor de lo esperado, le da a México una oportunidad más para hacerlo bien”.

Fuente: nytimes.com