En febrero de 2014, un equipo de científicos de Madagascar y Estados Unidos se adentró en el Parque Nacional de Ankarana, al norte de la isla de Madagascar, atravesando una nueva ruta a través de pináculos rocosos de caliza, conocidos como Tsingy. Tras caminar durante más de 27 kilómetros bajo una lluvia constante dieron con lo que andaban buscando: una nueva especie de serpiente.
“Fue muy duro y supuso mucho trabajo, pero la recompensa fue grande ya que las serpientes son difíciles de encontrar incluso en las mejores circunstancias”, cuenta Sara Ruane, investigadora postdoctoral en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad del Estado de Luisiana (EU) y autora principal del trabajo publicado en Copeia.
Junto con científicos del American Museum of Natural History y la Universidad de Mahajunga en Madagascar, el equipo halló el escondite de la esquiva serpiente de color grisáceo muy claro en una época idónea: el temporada de lluvias, momento en el que serpientes y presas (ranas, lagartos y otras serpientes) son más activas.
Tras analizar sus características físicas y genéticas, los investigadores confirmaron que se trataba de una especie nueva para la ciencia y la denominaron Madagascarophis lolo –pronunciado “luu luu” en la lengua local hablada en Madagascar, el malgache, y que significa “fantasma” –.
El reptil pertenece al grupo de serpientes endémicas de la isla llamadas Madagascarophis o serpientes ojos de gato, debido a sus pupilas verticales, comunes entre especies que son activas especialmente al atardecer o durante la noche.
Pero contrariamente a M. lolo, que habita una zona protegida, la mayoría de estas especies han sido encontradas en áreas desarrolladas o en bosques degradados. Por esta razón los científicos se sorprendieron al descubrir que la serpiente fantasma pertenecía al mismo grupo. Además, “ninguna de las otras serpientes Madagascarophis son pálidas y ninguna tiene estos patrones distintivos”, declara Ruane.
Los análisis genéticos también revelaron que la pariente más cercana era Madagascarophis fuchsi, que vive a 100 kilómetros y que fue hallada hace unos años en una zona rocosa aislada. “A pesar de que las serpientes ojos de gato se consideran uno de los grupos más comunes en Madagascar, todavía existen nuevas especies desconocidas porque muchas regiones son de difícil acceso y poco exploradas”, recalca Ruane.
Después de descubrir a M. lolo, los científicos regresaron a EU para analizarla en profundidad y determinar lo similar que esta nueva especie a otras ya conocidas. Ruane y sus colegas dibujaron el árbol genético o filogenético del grupo completo de las Madagascarophis, que comprende en total cinco especies.
“Todos los análisis apoyaron la hipótesis de que se trata de una especie diferente aunque solo tengamos un único ejemplar”, concluye la investigadora principal.
Fuente: noticiasdelaciencia.com