Se trata de una de las armas más crueles en la naturaleza.
El aguijón te penetra el cuerpo y, además de provocar dolor, lanza toxinas directamente hacia tu torrente sanguíneo.
Pero saber cuál es el «rey de las picaduras» no es algo tan fácil como pudiera pensarse.
Podrías simplemente preguntar qué especie causa más dolor.
Pero igualmente, podrías indagar cuál tiene el veneno más tóxico o cuál tiene más posibilidades de matarte.
«Como recibir un disparo»
Dejarte picar es la forma más simple de probar qué animal tiene el aguijón más doloroso.
Y es algo para lo que se prestó, en nombre de la ciencia, el entomólogo Justin Schmidt.
Así, elaboró un índice del dolor con intensas descripciones sobre cada picadura.
Quienes hayan sido picados por la hormiga bala en América Central y Sudamérica seguramente estarán de acuerdo con Schmidt en colocarla en primer lugar.
Incluso su nombre es una alusión a la agonía de recibir un disparo.
Sin embargo, es la avispa tarántula halcón la que reparte más veneno por picadura: 2,5 mg.
Aunque Schmidt la describe como «en esencia no tóxica, simplemente dolorosa»:
En contraste, la hormiga cosechadora puede tener el veneno más potente entre los insectos que pican.
Individualmente, tienen poca cantidad de veneno.
Pero pueden ser muy peligrosas, pues viven en colonias de hasta 10.000 y atacan como enjambre.
Aspecto temible
Ahora, los animales que pican no solo provocan dolor, sino incluso la muerte.
Entre los que poseen aguijones de aspecto más temible están los escorpiones con sus púas y sacos de veneno en el segmento final de la cola, conocido como el telson.
Cómo se desarrolló el veneno mortal de los escorpiones
Sin embargo, el experto en escorpiones Lorenzo Prendini, del Museo de Historia Natural de EE.UU., dice que solo unas 20 de las 2.000 especies conocidas representan una amenaza para los humanos.
A excepción de una especie, todos los escorpiones peligrosos pertenecen a una familia llamada Buthidae (bútidos), extensamente distribuida alrededor del mundo.
Sin embargo, los peores parecen concentrarse en ciertas zonas.
«Hay muchas especies altamente venenosas en África del Norte y Medio Oriente», dice Prendini.
«La mayoría de las muertes son atribuidas al Leiurus quinquestriatus y varias especies de Androctonus, especialmente el A. australis y el A. crassicauda».
El Leiurusquinquestriatus es también conocido como «muerte acechante» y el Androctonus como el «mata-hombres».
El A. australis llega a alcanzar los 10cm de longitud y su veneno contiene toxinas poderosas que pueden atacar el sistema nervioso.
Prendini apunta que «una especie de gran tamaño con menos toxinas virulentas pero más veneno es potencialmente más ‘mortífera'».
Pero aclara que «la mayoría de las muertes por envenenamiento de escorpión ocurre entre niños pequeños, ancianos o enfermos».
Debido a que la mayoría de muertes por escorpiones ocurren en zonas rurales remotas, los registros nos son muy confiables.
Tentáculos tóxicos
Esa falta de información también se extiende a las criaturas más mortíferas del océano.
Las medusas y sus parientes lanzan proyectiles para capturar presas y actuar en defensa propia.
Algunos lanzan una carga tóxica adicional cuando se incrustan en el cuerpo.
De las 2.000 especies de medusas conocidas por la ciencia, solo entre 10 y 12 son consideradas como una amenaza para los humanos.
Sin embargo, sus parientes, los cubozoos, son posiblemente más peligrosos.
El mayor es la «avispa de mar» o cubozoo australiano (Chironex fleckeri), que pesa hasta 1kg y es capaz de enviar miles de púas tóxicas.
Su poderoso veneno actúa sobre músculos y tejidos nerviosos.
«El C. fleckeri ha sido responsable de la mayoría de muertes en Australia», señala la experta en medusas Lisa-Ann Gershwin de la agencia científica australiana CSIRO.
«Se le considera el animal más venenoso del mundo. Muchas de sus víctimas mueren en apenas dos minutos», añade.
«Mata al paralizar al corazón en estado contraído. Cuando eso sucede la resucitación es muy poco probable».
Más potentes gota a gota
Otra especie que aparece al mencionar medusas letales es la irukandji, nombre que se le dio por los indígenas australianos de la costa noreste, donde su picadura fue descubierta por primera vez.
Se pensó que era solo una especie, pero ahora los expertos reconocen unas 25 en el orden Carybdeida, repartidas por todo el mundo.
El cuerpo de la más pequeña apenas mide 1cm de alto, pero tiene tentáculos que llegan a medir 100 veces la longitud de su cuerpo.
A diferencia de las picaduras de otras medusas, los síntomas que produce no son inmediatos.
El llamado «síndrome irukandji» se presenta después de 20-30 minutos.
Incluye dolor de espalda, náuseas, espasmos musculares, una sensación de muerte inminente y la posibilidad de un ataque al corazón.
En comparación con los C. fleckeri, los irukandjis son «mucho más potentes gota a gota, pero siempre y cuando el tratamiento médico sea aplicado a tiempo, es menos probable que provoquen la muerte», señala Gershwin.
Sus picaduras no dejan marca. Es posible, por lo tanto, que los fatales encuentros con estos asesinos invisibles hayan sido históricamente poco reportados.
Aguijones voladores
El avispón asiático gigante es el más grande de los insectos que pican, por lo cual se ha ganado el apodo de «avispón del infierno».
Solo en Japón mueren cada año entre 30-35 personas víctimas de sus picaduras, que pueden dañar tejidos y órganos.
Por lo menos en valor nominal, esa cifra parece mayor que las muertes causadas por otras especies.
Schmidt dice que la especie que representa el mayor riesgo -o por lo menos infunde el mayor respeto- es la de las abejas.
Todas pertenecen al género Apis. Muchas personas en Europa y América del Norte están familiarizadas con las abejas europeas (A.mellifera), mientras que en Asia es más probable que encuentren la abeja gigante. (A.dorsata)
Para la mayoría de personas, la picadura de una sola abeja simplemente resulta en un dolor localizado y una inflamación.
Sin embargo, cuando una abeja te pica, libera una feromona de alarma que llama a sus compañeras obreras para que se unan al ataque.
Aun así, hacen falta muchas picaduras para matarte. Schmidt dice que en la mayoría de los casos «se necesita al menos 500 picaduras para que la persona enfrente un grave riesgo tóxico».
Pero hay factores que la hacen especialmente peligrosa.
El primero es que, gracias a nuestro apetito por la miel, las abejas están distribuidas globalmente, por lo que nuestro contacto es frecuente.
El segundo factor es que algunas son especialmente agresivas.
Las abejas domésticas fueron criadas para ser dóciles, pero las silvestres de África pueden atacar en masa.
En el siglo XX fueron introducidas en América del Sur y, desde entonces, se han extendido hacia el norte, donde se les conoce como «abejas asesinas».
Y han provocado la muerte de cientos de personas. Sin embargo, solo atacan si deciden que representas una amenaza para su colmena.
Por último una sola picadura puede resultar fatal cuando provoca anafilaxia, una extrema reacción alérgica que puede hacer que una persona se asfixie, especialmente si tiene una condición preexistente como el asma.
Las picaduras de hormigas, avispones y medusas también pueden ocasionarla, pero la mayoría de casos registrados fueron provocados por abejas.
Afortunadamente, no es algo común, pero aun así muestra que cuando se trata de picaduras, el malo conocido puede ser el peor de todos.
Fuente: BBC