Fallecen 86 de los 147 tigres que fueron rescatados de un templo tailandés
Al menos 86 de los 147 tigres rescatados hace tres años de un templo en Tailandia donde eran exhibidos ante los turistas han fallecido debido a problemas derivados de la consanguinidad, informaron este lunes las autoridades tailandesas.
Los felinos padecían problemas en sus sistemas inmunológicos debido a la consanguinidad y murieron entre 2016 y 2019 en dos centros de conservación gubernamentales, indicó en una rueda de prensa Prakit Wongsriwathanakul, subdirector del Departamento de Parques Naturales y Conservación de Fauna y Flora.
Los 147 tigres rescatados, en su mayoría siberianos, fueron criados partir de solo seis ejemplares en el conocido como Templo del Tigre en Kanchanaburi (oeste).
Las autoridades reconocen que los tigres sufrieron estrés en su traslado a los centros gubernamentales, pero achacaron las muertes principalmente a problemas respiratorios por la parálisis en la laringe y el «moquillo», nombre común de la enfermedad vírica de Carré.
54 de los tigres fallecieron en el santuario de animales Khao Prathap Chang y otros 32 en el de Khao Son, donde se encontraban acogidos.
Atracción turística
El templo budista, oficialmente llamado Pa Luang Ta Bowa Yannsampanno, acogió en 1994 su primera cría de tigre, encontrada por campesinos, y en 2001 el número de felinos ascendió a 7, mientras el Departamento de Parques Naturales les autorizó la custodia.
Los tigres se convirtieron en un reclamo para turistas que se paseaban y se hacían fotos con los animales, motivo por el que también ha sido criticado durante años por organizaciones defensoras de animales.
Los tigres parecían sedados cuando estaban en contacto con los turistas, según las organizaciones protectoras que llegaron a acusar al recinto religioso de ser una tapadera para un negocio ilegal de tráfico de animales.
En 2016, el Departamento de Parques Naturales decidió rescatar a los felinos después de que algunos se escaparan y debido al gran número de ejemplares, lo que hacía temer por su estado de salud.
Fuente: elmundo.es