Los animales que viven en ambientes hostiles, donde las temperaturas son cálidas y las precipitaciones son impredecibles, son más propensos a reproducirse en grupos cooperativos. En consecuencia, las duras condiciones ambientales han sido aceptadas como un factor clave que explica la evolución de la cooperación en el reino animal.
Sin embargo, un nuevo estudio que realizó análisis filogenéticos de 4.707 especies de aves, del que se informa en un comunicado, descubrió que, en vez de que sean los ambientes hostiles los que favorecen la cooperación, ha sido en realidad la crianza cooperativa la que ha potenciado los lazos entre individuos y posibilitado la colonización de nuevos ambientes para la expansión de la especie.
La crianza cooperativa es el sistema de cría en el que individuos ajenos a una pareja reproductora participan en el cuidado parental, en lugar de reproducirse ellos mismos. Esta modalidad de crianza se ha desarrollado en más de 150 especies de aves, desde rapaces a paseriformes.
Este comportamiento se observa entre los jóvenes más maduros que ayudan a sus padres en los cuidados que aportan a los recién nacidos. Es más común en las especies vivientes en entornos poco acogedores, generalmente cálidos y con poca lluvia.
Este mecanismo implica que la predisposición a cuidar de otros individuos depende del parentesco con ellos (hijos, hermanos, etc.) ya que los genes en que se fundan dichas conductas se ven favorecidos al estar presentes con una alta probabilidad en individuos emparentados y beneficiados por las mismas.
Cambio de orden
Lo que aporta principalmente el nuevo estudio es que el orden de los elementos evolutivos no es el que se creía hasta ahora, ya que lo que ocurre en primer lugar en términos evolutivos es la crianza cooperativa y a continuación, y como consecuencia de aquella, la colaboración entre individuos. Esta colaboración es la que posibilita finalmente la conquista de nuevos espacios para vivir.
Los investigadores han establecido también que la cooperación evoluciona en el seno de las especies en las que las hembras son mayoritariamente monógamas y que los individuos que comparten un mismo patrimonio genético familiar son los que la practican en el seno de la especie. El estudio también descubrió que la monogamia (poliandria) aumentó después de que la crianza cooperativa invadiera ambientes hostiles.
De manera más general, señalan los investigadores, esto ilustra cómo la cooperación puede jugar un papel clave en la invasión de nichos ecológicos, un patrón observado en todos los niveles de organización biológica, desde las células a las sociedades animales.
Los cuidados que prestan entre sí los pájaros jóvenes es un asunto de familia entre algunas especies. El nuevo estudio que la crianza cooperativa es la que ha permitido a las especies colonizar nuevos entornos, hasta entonces poco propicios para su supervivencia.
Por último, el estudio demuestra que las especies cuya cooperación ha evolucionado, son capaces de colonizar ambientes difíciles, mientras que las especies cuyos individuos no se cuidan entre sí, no han podido sobrevivir.
Fuente: tendencias21.net