Un estudio revela el escondite secreto de los reptiles

Un grupo internacional de 39 científicos ha completado el atlas de la vida, un mapa que muestra la distribución de todos los grupos de animales vertebrados terrestres. Desde hace 10 años, los biólogos tienen mapas muy completos de los mamíferos, aves y anfibios que caminan sobre la Tierra. Solo faltaban los reptiles para completar el rompecabezas.

Al añadir este grupo de animales al mapa, los científicos han descubierto áreas de nuestro planeta donde urge tomar medidas de conservación por su importancia para los reptiles, como el levante mediterráneo, la península arábiga o Australia central. Son entornos áridos, principalmente, que hasta ahora habían sido pasados por alto en los programas de protección por no albergar una gran diversidad de los demás grupos de vertebrados, según los autores del estudio publicado en Nature Ecology & Evolution.

El monumental proyecto de catalogación empezó en el año 2006 y recoge unas 10.000 especies de serpientes, lagartos y tortugas. Para completarlo, los investigadores hicieron un análisis exhaustivo de los estudios existentes sobre distribución de reptiles, buscaron especímenes en museos, y luego colaboraron con zoólogos en las zonas más remotas donde todavía faltaban datos. Estiman que han conseguido incluir el 99% del total de reptiles terrestres; incluirlos todos es prácticamente imposible ya que nuevas especies se describen todas las semanas, y algunas se extinguen antes de que la ciencia las haya descubierto.

“El mensaje que nos da el mapa completo es que hemos tomado buenas decisiones de conservación en los últimos 20 años, pero también hemos descuidado algunos lugares muy importantes porque no sabíamos que lo eran”, dice Richard Grenyer, biólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y uno de los autores principales del estudio. “No lo podríamos haber sabido hasta ahora porque sólo parecen ser importantes para los reptiles”.

Junto con la información disponible de aves, mamíferos y anfibios, el nuevo mapa es una poderosa herramienta para la conservación de la vida silvestre, ya que los fondos destinados a estas tareas son escasos y deben ser repartidos juiciosamente. “Este estudio es muy relevante. Si queremos hacer un mapa de la biodiversidad a nivel global, no podemos dejar fuera casi un tercio de los tetrápodos”, dice Salvador Carranza, del Instituto de Biología Evolutiva CSIC-UPF, en Barcelona. No obstante, también señala que los datos se han recogido a nivel global, y se necesitarán estudios locales de mayor precisión para determinar qué zonas exactamente conviene proteger.

El estudio muestra que las serpientes son el grupo de reptiles que actualmente goza de mayor protección, ya que su distribución geográfica es amplia y coincide en muchos continentes con áreas de gran biodiversidad que ya están protegidas. Sin embargo, cientos de especies de tortugas y lagartos se encuentran solo en áreas de escasa biodiversidad de aves, mamíferos o anfibios, por lo que la protección de estas regiones no se ha priorizado. Actualmente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que se encarga de elaborar la La Lista Roja de Especies Amenazadas, está clasificando todas las especies de reptiles descritas en el atlas de acuerdo con su grado de vulnerabilidad.

Los autores creen que es urgente la conservación de las regiones vulnerables identificadas, pero también se muestran optimistas: al ser zonas áridas, muchas son poco productivas y, por tanto, poco codiciadas. “No es lo mismo cercar una zona de desierto que cercar la Sierra de Gredos”, dice Carranza, que no participó en el estudio. “Aquí la gente puede tener ganado o casas rurales, pero un desierto no lo quiere nadie. Por lo que cuesta y lo que se protege, sale muy bien. Es eficiente.” Sin embargo, algunos de estos lugares coinciden con zonas de conflicto internacional o desastres humanitarios, como Siria y Yemen, por lo que la conservación ha pasado a un segundo plano.

Grenyer señala que, además de ser animales de gran importancia ecológica, los reptiles pueden ser de utilidad directa para los humanos. Por ejemplo, la ciencia ha copiado el mecanismo adhesivo de las salamanquesas para crear tecnología de reparación de vasos sanguíneos, o robots que puedan desplazarse por la superficie de naves espaciales. Y una sustancia derivada del veneno de los monstruos de Gila (Heloderma suspectum) se usa para el tratamiento de pacientes con diabetes de tipo II. “El público sólo se preocupa por los reptiles peligrosos”, dice, “creo que es importante educar acerca de estos animales”.

Fuente: elpais.com