Estudian el ADN de los ornitorrincos y resuelven un misterio que duraba 100 millones de años
Hasta ahora, nunca se había conseguido determinar cuál era el gen responsable de la determinación del sexo en esta especie. Se confirma que usó una vía evolutiva independiente
Ornitorrincos y equidnas, los únicos mamíferos que ponen huevos, han sido objeto de estudio durante años por parte de la comunidad científica debido a su peculiar sistema de reproducción. Un reciente estudio publicado en la revista Genome Biology ha permitido identificar el gen responsable de la determinación del sexo en estas especies, resolviendo así un misterio que se remonta a hace más de 100 millones de años.
A diferencia del modelo clásico de los mamíferos, basado en la presencia de los cromosomas X e Y y la activación del gen SRY, los monotremas poseen varios cromosomas sexuales y no presentan ese gen. Esta diferencia ha desconcertado durante décadas a los investigadores, que hasta hace poco solo contaban con secuencias incompletas del genoma para trabajar. Con la reciente inclusión de los cromosomas Y en los nuevos mapas genéticos, se ha logrado avanzar notablemente.
Según explican Linda Shearwin y Frank Grützner en un artículo en The Conversation, el protagonista de este descubrimiento es AMHY, una variante del gen de la hormona anti-Mülleriana (AMH) presente en uno de los cromosomas Y de los monotremas. Este gen no actúa directamente sobre el ADN como el SRY, sino que funciona como una señal hormonal que se une a las células para activar el desarrollo de los testículos. Su expresión en el momento exacto y en el tejido adecuado fue determinante para confirmar su papel esencial en la diferenciación sexual masculina.
Una vía evolutiva independiente
El trabajo confirma que AMHY es el encargado de iniciar el desarrollo masculino en estas especies, un fenómeno que nunca se había documentado hasta ahora en mamíferos. Esta característica lo convierte en el primer caso conocido en este grupo donde una hormona, y no un factor genético clásico, desempeña el papel principal en la determinación del sexo. Se trata de un ejemplo evolutivo que rompe con las reglas tradicionales de la biología de los vertebrados.
El origen de AMHY se remonta al linaje común de los monotremas, hace aproximadamente 100 millones de años. En ese momento, el gen AMH original experimentó cambios que dieron lugar a esta nueva versión, adaptada para dirigir el desarrollo sexual masculino. Este proceso permitió la aparición de un sistema de cromosomas sexuales único, completamente distinto al de otros mamíferos.
Además de aportar claridad sobre el funcionamiento genético de estas especies, este hallazgo permite comprender mejor la evolución de los sistemas reproductivos. El estudio refuerza la hipótesis de que los mecanismos biológicos pueden divergir profundamente entre linajes, ofreciendo soluciones diferentes a un mismo reto evolutivo.
El equipo investigador afirma que seguirá explorando las diferencias entre AMHY y su versión ancestral AMH, con el fin de comprender cómo esta adaptación ha influido en la evolución de los mecanismos sexuales. Este avance podría también facilitar nuevas líneas de investigación en biología reproductiva y genética comparada en vertebrados.
Fuente: elconfidencial.com