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Elefantes en el cráter de una bomba

Las huellas de la guerra se encuentran por todas partes en Camboya. Una de ellas casi mata a finales de marzo a una manada de once elefantes. El grupo, tres animales adultos y ocho juveniles, debió de bajar, seguramente buscando agua, a un cráter de bomba que los habitantes de la reserva natural de Keo Seima usaban y habían ampliado como embalse de agua. Cuando los paquidermos quisieron salir de nuevo de allí ya no pudieron salvar las empinadas paredes, como informa la Sociedad de Conservación de la Vida Salvaje (WCS) de Camboya. El cada vez más espeso lodo hizo el resto ante los desesperados intentos de fuga de los animales, que cada vez estaban más agotados.

Pero entonces vinieron las buenas noticias: los lugareños se percataron del drama e informaron a los protectores de la naturaleza. Juntos, emprendieron una operación de rescate. Mientras rebajaban un lado del cráter atendían a los elefantes con agua y alimentos. Una tras otro, los elefantes fueron abandonando por ahí el cenagal, para lo cual los animales maduros empujaron con ganas a algunos de los juveniles. Solo hubo uno de estos al que no se pudo liberar, así que los rescatadores tuvieron que sacarlo al final con una cuerda. En esta operación casi ocurrió una desgracia porque con el pánico el elefante se llevó por delante a un hombre y cayó sobre él. Cuando la cuerda por fin se aflojó, el pequeño proboscidio salió corriendo hacia el bosque, y el hombre pudo también levantarse, ileso.

En Asia solo viven entre 40.000 y 50.000 elefantes asiáticos; se considera que la especie está en peligro. “Los elefantes salvados representan una parte importante del contingente de Keo Seima. Su pérdida habría sido un duro golpe para la protección del lugar”, dice con alegría sobre la exitosa operación Tat Setha, colaborador del WCS.

Fuente: investigacionyciencia.es