El mastín tibetano se adaptó a las grandes altitudes gracias a un cruce con el lobo gris

El mastín tibetano es famoso por su adaptación a las grandes altitudes, mostrando una fortaleza y una resistencia notables a elevaciones de 5 mil metros e incluso más. Habiéndose conseguido identificar los genes responsables para esta adaptación, quedaba una pregunta difícil de responder: ¿cómo la adquirieron exactamente?

La respuesta, encontrada por un grupo de investigación chino liderado por Zhen Wang y Yixue Li, arroja luz no solo sobre los orígenes genéticos de tal habilidad, sino que también muestra una destacable historia de mestizaje en la adaptación tanto del perro como del ser humano anatómicamente moderno.

Su nuevo estudio presenta evidencias genéticas contundentes de que, cuando el ser humano se estableció por primera vez en la meseta tibetana, el mastín tibetano, que había sido domesticado poco antes, se cruzó genéticamente con el lobo gris del Tíbet. En ese cruce, el intercambio de ADN introducido en dos puntos genómicos de gran influencia fue clave para adquirir la capacidad especial de desenvolverse a gran altitud que poseen hoy en día los descendientes de aquellos primeros híbridos.

La reciente secuenciación de los genomas del perro y el lobo ha sido de enorme utilidad para los biólogos evolutivos.

El equipo de Wang y Li ha constatado que los mastines tibetanos están mucho más emparentados con otros perros chinos que los lobos grises. También ha encontrado dos puntos genómicos específicos de gran influencia, los puntos EPAS1 y HBB, que muestran las notables señales de mestizaje con el lobo gris del Tíbet y que fueron sometidos a una fuerte selección positiva.

Y en lo que es una espectacular coincidencia, resulta que el lugar, el gen y el mecanismo (el mestizaje) implicados son los mismos o equivalentes que en el caso de la adaptación del ser humano anatómicamente moderno.

En el caso de los humanos anatómicamente modernos, otros estudios recientes sugieren que los tibetanos pudieron adquirir su excelente adaptación a las grandes altitudes mediante el cruce de sus ancestros con denisovanos. Incluso en la biología evolutiva, la historia podría acabar repitiéndose a sí misma.

Los denisovanos, llamados así por la zona de las cuevas de Denisova en el sur de Siberia donde fueron encontrados los primeros restos, son nuestros parientes evolutivos extintos más cercanos aparte de los neandertales.

Lo descubierto en el nuevo estudio es una demostración más de las profundas contribuciones y adaptaciones evolutivas que a menudo derivan del mestizaje.

Fuente: noticiasdelaciencia.com