Un fósil de hongo datado en 700 millones de años se ha convertido de lejos en el más antiguo conocido, lo que atrasa el surgimiento de estas especies en la Tierra en 240 millones de años sobre lo pensado.
El origen y la evolución del reino de los hongos siguen siendo muy misteriosos. Solo el 2% de las especies han sido identificadas, y su naturaleza delicada hace que los fósiles sean extremadamente raros y difíciles de distinguir de otros microorganismos.
Hasta ahora, el fósil de hongo confirmado como más antiguo tenía 460 millones de años, pero un grupo de investigadores dirigidos por el profesor Steeve Bonneville, de la unidad de investigación de la Facultad de Ciencias de la Universidad Libre de Bruselas, ha descubierto un nuevo fósil de hongo, el más antiguo que se haya identificado por sus características moleculares, según publica en la revista ‘Science Advances’.
El estudio se realizó con la ayuda de varios grupos del Centro de Microscopía e Imágenes Moleculares (CMMI-ULB, por sus siglas en inglés) en estrecha colaboración con la profesora Liane Benning, del German Research Center for Geoscience (GFZ Potsdam) y con el apoyo de otros instituciones en el extranjero, como el sincrotrón Diamond Light Source del Reino Unido y la Carnegie Institution for Science de Washington.
Los restos fosilizados de micelio (una red de hebras microscópicas interconectadas) fueron descubiertos en rocas cuya edad oscila entre 715 y 810 millones de años, una época en la historia de la Tierra cuando la vida en la superficie de los continentes estaba en su infancia.
Estas rocas antiguas, que se encuentran en la República Democrática del Congo y que forman parte de la colección del Museo de África en Tervuren, se formaron en un entorno de laguna o lago costero.
«La presencia de hongos en esta área de transición entre el agua y la tierra nos lleva a creer que estos hongos microscópicos fueron socios importantes de las primeras plantas que colonizaron la superficie de la Tierra hace unos 500 millones de años», explica Steeve Bonneville, cuyo trabajo se publica en Science Advances.
Los fósiles de hongos anteriores se habían identificado solo en función de la morfología de los restos orgánicos extraídos de las rocas utilizando compuestos de ácido corrosivo. «Este método daña la química de los fósiles orgánicos y solo permite el análisis morfológico, lo que puede conducir a interpretaciones incorrectas porque ciertas características morfológicas son comunes a las diferentes ramas de los organismos vivos», dice Bonneville.
Esta es la razón por la cual los autores de este nuevo estudio utilizaron múltiples técnicas de análisis molecular a escala microscópica, desde espectroscopía de radiación sincrotrón a distinas microscopías, con las que fue posible estudiar la química de los restos orgánicos ‘in situ’, sin tratamiento químico.
Esto permitió a los investigadores detectar rastros de quitina, un compuesto muy resistente que se encuentra en las paredes celulares de los hongos. También demostraron que los organismos eran eucariotas, es decir, sus células tenían un núcleo.
«Solo mediante la correlación cruzada de análisis químicos y microespectroscópicos podríamos demostrar que las estructuras encontradas en la roca vieja son de hecho restos de hongos de aproximadamente 800 millones de años», añade Liane Benning.
«Este es un descubrimiento importante, y uno que nos lleva a reconsiderar nuestra línea de tiempo de la evolución de los organismos en la Tierra –concluye Bonneville–. El siguiente paso será mirar más atrás en el tiempo, en rocas aún más antiguas, en busca de evidencia de esos microorganismos que realmente están en los orígenes del reino animal».
Fuente: europapress.es