Científicos descubren y registran por primera vez un nuevo sonido de ballena jorobada

Un grupo de científicos ha descubierto y registrado por primera vez un nuevo “sonido impulsivo” procedente de ballenas, denominado “disparo” por los investigadores. El estudio ha documentado hasta 600 llamadas acústicas de las ballenas durante 11 días en el monte submarino Vema del océano Atlántico, a 1.000 kilómetros de la costa de Sudáfrica.

La investigación se llevó a cabo durante una expedición de Greenpeace a la zona y estuvo dirigida por las universidades de Stellenbosch (Sudáfrica) y Exeter (Reino Unido).

“Todavía no entendemos completamente lo que significa esta ‘llamada de disparo’ y es fantástico grabarlo en ballenas jorobadas por primera vez. Realmente muestra cuánto nos queda por aprender sobre estos increíbles animales. Nuestro estudio confirma que las ballenas que pasan por Vema, durante su largo viaje a través de los océanos, se están alimentando. Los montes submarinos pueden proporcionar un rico hábitat para todo tipo de especies migratorias y necesitamos con urgencia una protección global de los océanos del mundo para garantizar que estos hábitats puedan persistir”, declara la Dra. Kirsten Thompson, responsable de la investigación como parte de la Universidad de Exeter y del Laboratorio Internacional de Investigación de Greenpeace.

La investigación en alta mar tuvo lugar en noviembre de 2019 y utilizó hidrófonos al lastre para muestrear los sonidos de ballenas jorobadas en el área. La mayoría de los cantos de las ballenas se detectaron durante tres noches consecutivas, siendo los “whups” graves el sonido más común. Se sabe que el “whup”, una especie de sonido gutural, se usa entre parejas de madres y crías como una llamada de contacto que las ayuda a ubicarse entre sí. Las ballenas jorobadas también intercambian “whups” mientras se alimentan, lo que confirma que Vema es un área de alimentación importante.

El área alrededor del monte submarino Vema sufrió una fuerte sobrepesca después de su descubrimiento en 1959. Ahora está parcialmente cerrada a la pesca y es reconocida como un ‘Ecosistema Marino Vulnerable’ por su biodiversidad única. Sin embargo, debido a la ausencia de un Tratado Global de los Océanos ambicioso, todavía no es posible proteger completamente la zona.

No existen acuerdos internacionales legalmente vinculantes para proteger la red de montes submarinos en alta mar, a pesar de que muchos son puntos críticos para la biodiversidad y son importantes para las especies migratorias.

“Hace 50 años, los gobiernos se unieron para cambiar el destino de las ballenas jorobadas y ver ahora cómo han prosperado muchas de sus poblaciones nos da una idea de sus vidas en alta mar. Solo el 3% de los océanos del mundo están debidamente protegidos y eso no es lo suficientemente bueno para salvaguardar los hábitats de los que dependen las ballenas”, concluye Thompson.

“Se pensaba que la alta mar era un vasto desierto estéril. Pero esta investigación innovadora muestra, no solo que están llenos de vida, sino que esta vida migra a través del océano, razón por la cual necesitamos crear una red de santuarios que cubran al menos el 30% de nuestros océanos, incluso alrededor de áreas como el Monte Vema. La recuperación de las ballenas jorobadas es una de las historias de éxito más icónicas de la cooperación global para proteger la naturaleza: ahora necesitan un Tratado Global de los Océanos para ayudar a protegerlas para siempre”, señala por su parte Pilar Marcos, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace España.

Fuente: europapress.es