Cada año una enorme bandada de murciélagos migra desde México hasta la gruta Bracken Cave, cercana a San Antonio, en Texas, donde sus integrantes pasan el verano devorando miríadas de insectos que de otro modo asolarían las cosechas. Pero ahora, los quirópteros han comenzado a aparecer mucho antes de lo que solían hacer veinte años atrás, posiblemente a consecuencia del calentamiento del planeta, señala una nueva investigación.
Esa tendencia crea una situación peligrosa puesto que corren el riesgo de no hallar alimento en cantidad suficiente para ellos y sus crías, pues los insectos que capturan tal vez no hayan llegado al lugar, o ni siquiera hayan nacido. Si la colonia de murciélagos ve reducidos sus efectivos como resultado de este desajuste, el control que ejercen sobre los insectos perjudiciales podría quedar desincronizado con respecto a las épocas de crecimiento de los cultivos, lo que podría derivar en pérdidas agrícolas ingentes, advierten los científicos.
“Si todo el sistema se torna inestable, la agricultura de la región se enfrentará a un problema realmente grave”, afirma Jennifer Krauel, bióloga especialista en quirópteros de la Universidad de Tennessee en Knoxville, que no ha participado en este novedoso estudio. “No creo que los murciélagos desaparezcan por completo, pero la reducción de la colonia dejará su huella.”
El murciélago guanero (Tadarida brasiliensis), la especie migradora que se aloja en Bracken Cave, devora 20 especies de polilla y más de 40 insectos de otro tipo, considerados también dañinos para la agricultura. Una de sus presas favoritas es la polilla del gusano de la mazorca del maíz (Helicoverpa zea), que se nutre de las plantas de maíz, soja, patata y calabaza, y causa daños en las cosechas que suponen un coste anual de millones de dólares para los agricultores de EE.UU. Un estudio de 2011 cifró la contribución indirecta de los murciélagos a la economía estadounidense en 23.000 millones de dólares por su labor de control de los fitófagos y la caza de otros animales que depredan a los insectos polinizadores.
En el nuevo estudio, científicos de Rothamsted Research, un laboratorio agrícola en el sur de Inglaterra, tomaron los datos de radar procedentes de cerca de 160 estaciones meteorológicas de EE.UU. para analizar la actividad de la colonia de murciélagos de Texas (la mayor del mundo, con una población máxima que ronda los 40 millones de individuos) desde 1995 hasta 2017. En las imágenes del radar se aprecian las gigantescas nubes de murciélagos cuando estos emergen de la cueva al anochecer para comer. Su intención inicial era demostrar que el radar puede ser una herramienta válida para calcular con precisión las dimensiones de las colonias. Pero en el curso de su investigación, publicada en línea el pasado febrero en Global Change Biology, descubrieron que estaban abandonando sus terrenos de invernada en México antes, y también estaban procreando antes.
“Nos causó una gran sorpresa”, afirma el meteorólogo de Rothamsted Phillip Stepanian, uno de los autores del estudio. El comportamiento de los murciélagos parece coincidir con un cambio en las temperaturas estacionales. “No estábamos allí para observar el cambio climático, pero de repente se hizo muy obvio.”
Stepanian y sus colaboradores también comenzaron a observar que un creciente número de murciélagos permanece ahora durante el invierno en Bracken Cave, en lugar de retornar a México para pasar la estación allí, un comportamiento no descrito durante el primer registro de estas poblaciones, que se remonta a 1957. La invernada es otro signo de que las temperaturas más cálidas están alterando su ritmo anual, asegura Stepanian.
Otro estudio independiente acometido con los murciélagos migratorios de Indiana, publicado el año pasado, comprobó que las variaciones de la temperatura afectaban al momento de llegada y de partida, un indicio similar de la posible influencia del cambio climático. Joy O’Keefe, profesora de biología de la Universidad Estatal de Indiana y una de las autoras de dicho estudio, afirma que el adelanto de la llegada a sus dormideros estivales podría exponer a esos murciélagos a olas de frío en las que podrían morir congelados.
La pronta migración de los murciélagos también podría quedar desajustada con respecto al régimen de lluvias habitual. Muchos insectos que estos devoran se multiplican en lagunas y estanques estacionales. Si llegan demasiado pronto para beneficiarse de las lluvias del verano y de la abundancia de insectos resultante, podrían tener problemas para alimentar a sus crías o simplemente dejarían de criar, explica O’Keefe. Teme que este cambio suponga el principio del declive de los murciélagos del Medio Oeste norteamericano, lo que sin duda sería una mala noticia para la especie humana.
“El descenso de sus poblaciones podría tener graves consecuencias para la agricultura”, y añade que estos mamíferos alados controlan, además, importantes vectores de enfermedades, como los mosquitos.
Winifred Frick, director científico de la ONG Bat Conservation International, destaca otros hallazgos procedentes de Australia, donde el agravamiento de las sequías y el consiguiente descenso de las poblaciones de insectos han causado grandes mortandades entre los murciélagos frugívoros. Episodios como esos podrían comenzar a ser más probables en EE.UU., explica Frick.
Los investigadores de Rothamsted no están seguros de que el cambio climático sea el único responsable de que la colonia de Bracken Cave esté adelantando la migración. Si bien se ha hallado un nexo directo entre las temperaturas estacionales y la migración en el caso de las aves, los quirópteros también se ven influidos por factores como los cambios en la velocidad y la dirección de los vientos. Y no acaban ahí las complicaciones. “Los murciélagos son pequeños animales de hábitos nocturnos, por lo que su observación y seguimiento resulta difícil”, aclara Stepanian. “Tenemos una idea de lo que podría estar sucediendo, pero vincularlo realmente con la causa es el paso siguiente.”
Fuente: investigacionyciencia.es