¿Podremos algún día prescindir de los repelentes de insectos? Algunos ciervos de Minnesota confían en bandadas de murciélagos para que devoren los enjambres de tábanos que los atormentan con sus picaduras. Un equipo de investigadores ha descrito esta inédita relación simbiótica entre el ciervo de Virginia y una especie de quiróptero no identificada, una conducta que han observado en imágenes de fototrampeo y en persona en la reserva científica de Cedar Creek.
«Los murciélagos parecen atraídos por los tábanos que revolotean en torno a los ciervos», afirma la directora del estudio Meredith Palmer, entonces investigadora posdoctoral en la Universidad de Minnesota. Las relaciones simbióticas entre mamíferos herbívoros y aves se conocen desde hace tiempo, pero es «sumamente infrecuente que dos mamíferos traben una relación así».
Los tábanos y las moscas hematófagas propinan picaduras dolorosas que pueden infectarse y transmitir enfermedades, por lo que la acción de los murciélagos supone un gran alivio para los ciervos en los meses estivales. Los herbívoros actúan como cebo y proporcionan un verdadero festín a sus amigos alados. Estos, a su vez, «ven reducido el tiempo de búsqueda, pues no precisan volar por todo el bosque para encontrar los tábanos», explica Palmer. El estudio se publicó en marzo en Ethology.
Craig Willis, profesor de biología en la Universidad de Winnipeg, en Manitoba, que no ha participado en la investigación, afirma que el descubrimiento deja entrever la labor de control de plagas que los murciélagos podrían estar brindando a la humanidad: «Si controlan a los insectos que pican a los ciervos, tal vez estén haciendo lo mismo por nosotros».
La investigación ecológica acostumbra a estudiar las interacciones entre los depredadores y las presas, pero relega a un segundo plano los modos positivos en que los animales se prestan ayuda, matiza Palmer. «Existe una gran laguna» en torno a las relaciones simbióticas mutuamente beneficiosas.
Fuente: investigaciónyciencia.es