Adopta un ajolote para salvarlo de la extinción

Visitamos el Instituto de Biología de la UNAM para conocer de cerca al equipo de científicos que está salvando a los ajolotes de la extinción, y de paso a Xochimilco, su hábitat, patrimonio de la humanidad y uno de los muy pocos reductos del antiguo sistema de lagos que caracterizaba a la Cuenca de México

Haz patria y adopta un ajolote. Según la mitología azteca, el axolote es un monstruo acuático (del náhuatl: atl ‘agua’ y xolotl ‘monstruo’). Biológicamente es un anfibio enigmático, fuera de serie. El ambystoma mexicanum, el célebre ajolote de Xochimilco, no madura y aun así puede reproducirse. También puede regenerar su cuerpo. Si le cortan una pata, la repone. Es un prodigio. Lamentablemente, está en peligro de extinción. Pero, científicos de Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la UNAM tienen un plan para salvarlo.

El doctor en Ecología Luis Zambrano, especialista en restauración de comunidades acuáticas; la bióloga Diana Laura Vázquez Mendoza, Maestra en Ciencias de la Sostenibilidad, coordinadora de Etiqueta Chinampera y AdoptAxolot, y Horacio Mena, médico veterinario, Maestro en Ciencias y encargado de la coordinación de la colonia de ajolotes en la UNAM, conversan con WIRED en Español desde el War Room del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología, donde cuidan a una colonia de estos anfibios, el grupo de vertebrados terrestres más antiguos sobre la Tierra.

Actualmente, se encuentran alojados 180 ajolotes, entre exploradores (aquellos listos para ser trasladados a refugios) y juveniles. La colonia se encuentra en un ambiente fresco, que mantiene la calidad del agua y la temperatura en un estado óptimo para estos maravillosos anfibios. Aquí se realiza una supervisión constante de su piel y salud. Además, se les proporciona alimentación de manera que conserven su instinto de caza, fundamental para su liberación. En este espacio, veterinarios, biólogos y ecólogos se dedican al estudio y cuidado del ambystoma mexicanum con una dedicación notable. Este entorno, en la UNAM, representa el último refugio de los ajolotes para evitar la extinción.

Luis Zambrano comenzó a trabajar por los ajolotes hace más de dos décadas, en 2002. “La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) nos preguntó cuántos ajolotes había en Xochimilco. Yo asumí que la tarea iba a ser fácil, pero no fue así. Logramos hacer un análisis y llegamos a la conclusión de que había 1,000 por kilómetro cuadrado. Pero, en ese entonces, nadie había hecho un análisis, salvo la doctora Virginia Graue, quien contabilizó, en 1998, unos 6,000 ajolotes por kilómetro cuadrado. Entonces, decidí hacer un análisis de matrices de viabilidad poblacional, y vimos que la población iba a la extinción”, resume el fundador del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología.

En 1998 había 6 mil ajolotes por kilómetro cuadrado. El último censo se realizó en 2014 y había solo 36 por kilómetro cuadrado.

Zambrano y su equipo lograron, después de algunos otros años, descubrir las tres causas principales de su extinción: la primera fue la introducción de carpas y tilapias, que se volvieron rápidamente plagas, pues se prohibió la pesca en Xochimilco (las carpas se comen los huevos de los ajolotes y las tilapias a los juveniles, demás, compiten por su alimento ya cuando son adultos). El segundo problema es la contaminación. Hicieron un análisis de la contaminación del agua y se dieron cuenta de que los anfibios prefieren lugares donde la calidad del agua es mejor. El tercero es el estrés que les causamos los seres humanos, sobre todo por el ruido y la luz. Cuando se estresan, se enferman muy rápido, y si se enferman se mueren también muy rápido.

“Ya que encontramos estas tres razones, comenzamos con el Proyecto Chinampa-Refugio. Los ajolotes han vivido ahí por 1,500 años con los chinamperos; algo estaban haciendo bien ellos y comenzamos a hacerlo mal a mediados del siglo pasado. Aprovechando que las chinampas son rectangulares y que Xochimilco es un laberinto de canales, pusimos una barrera que filtraba el agua y que evitaba que entraran las carpas; en todo el canal se mejora la calidad del agua, y se evita que entren las especies invasoras, mientras que el chinampero evita que se vaya urbanizando la zona, lo que es una maravilla, pues la chinampería no es ruidosa, ni genera luz”, explica Zambrano.

Hace 10 años comenzaron con los experimentos en los refugios, exploraron con las plantas, con algunos ejemplares, con distintos filtros, a la par que ofrecían soluciones a los chinamperos, para que eviten usar agroquímicos, y en su lugar usen compostas, y abrir mercado para que los agricultores puedan vender sus productos. “Trabajamos con los chinamperos, restauranteros y vecinos de Xochimilco para restaurar no solo la parte biológica, sino la parte socioeconómica en una ciudad de 20 millones de habitantes que quiere los resultados rápidos, con un gobierno que lo último que le interesa es el medio ambiente”, dice el doctor en Ecología.

“La salamandra endémica de México es clave para mantener un sistema estable, transparente y deseable en Xochimilco”.

, LUIS ZAMBRANO, FUNDADOR DEL LABORATORIO DE RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DEL INSTITUTO DE BIOLOGÍA DE LA UNAM.

Pero, también hacía falta que la sociedad se diera cuenta del problema. “La gente no tiene la liga entre el ajolote, que está en el billete y se volvió famosísimo internacionalmente, con que vive en Xochimilco. Entonces, ve al ajolote muy bonito y cuando visita los canales de Xochimilco va a emborracharse, lleva a la tía por las quesadillas, y a jugar a las canchas de futbol. La gente se va a orinar directamente al hábitat del ajolote”, explica Luis Zambrano, quien se preguntaba cómo unir semánticamente a Xochimilco con el anfibio en peligro de extinción. Y encontró una solución: una campaña para adoptar virtualmente a los ajolotes.

Adopta un ajolote para apoyar a quienes los protegen y a su hábitat, las chinampas de Xochimilco

Luis Zambrano y su equipo presentaron hoy la edición 2024 de AdoptAxolotl, además compartieron con la ciudadanía que, para los siguientes dos años, se tiene proyectada la rehabilitación de 8 Chinampas-Refugio nuevas gracias a la alianza con Conservación Internacional México, sumando así 44 refugios para el ajolote y otras especies nativas en Xochimilco.

“AdoptAxolot es una campaña de recaudación de fondos internacional, que tiene dos objetivos: hacer parte a la ciudadania de este proceso de restauración de la biodiversidad, tanto de los ecosistemas, como de las especies, y por otro lado, la educación ambiental, pues desde la academia podemos transferir el conocimiento en un lenguaje más sencillo y que las personas puedan entender lo que hacemos en la ciencia”, dice Diana Laura Vázquez Mendoza, coordinadora de Etiqueta Chinampera y AdoptAxolot.

Las donaciones permiten diversas formas de apoyo a los ajolotes: desde invitarlos a cenar, respaldar su colonia hasta otorgarles un nombre, además de contribuir al mantenimiento de las chinampas-refugio en Xochimilco. “El programa de adopción canaliza los fondos recaudados hacia la restauración del hábitat de la especie, la preservación de la vida silvestre local y el fortalecimiento de prácticas agrícolas tradicionales, altamente benéficas”, explica Zambrano. “Xochimilco, una zona fuertemente afectada, necesita rescatar la chinampería, la cual generó una gran diversidad en la región y aseguró una abundante provisión alimentaria para la ciudad”, añade.

Hasta el momento, se ha contado con la colaboración de cuarenta chinampas. No obstante, según las palabras de Zambrano, se requiere una participación considerablemente mayor: “Cerca del noventa por ciento de las chinampas en Xochimilco están abandonadas. Necesitamos multiplicar este número por aproximadamente 100 para restaurar un Xochimilco digno y garantizar la seguridad de la población de ajolotes, sacándolos de la amenaza de extinción”.

La campaña tiene como objetivo fomentar la conservación de la especie mediante la recaudación de fondos destinados al mantenimiento de las chinampas-refugio en Xochimilco. Esto se logra mediante la adopción virtual de la especie, con opciones de duración variada: un mes (600 pesos), seis meses (3600 pesos) o un año (7200 pesos). También puedes apoyar la causa con una contribución de 1,000 pesos para “tunear” su hábitat o simplemente invitándoles a cenar por 200 pesos.

Existen múltiples opciones para respaldar esta causa. Una vez elegida la forma de contribuir, la UNAM envía un kit digital que incluye un certificado de adopción, postales e infografías sobre las chinampas-refugio de Xochimilco y los ajolotes. Para un apoyo más sustancial, puedes optar por un presupuesto de hasta 108 mil pesos, permitiéndote adoptar temporalmente a un ajolote o a su ‘casa’ (chinampas refugio) durante seis a doce meses. Esta generosa contribución incluye postales, carteles informativos, certificados de adopción y la posibilidad de monitorear virtualmente a tu ajolote mediante un chip especial.

Si te interesa adoptar y contribuir a salvar a la especie mexicana, puedes hacerlo directamente en la página de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la UNAM o en la Tienda en línea UNAM (https://www.restauracionecologica.org/). “Xochimilco es tan importante como el ajolote, o más, pues es el hábitat de muchas otras especies, y no lo podemos tratar como si fuera espacio para jugar futbol, o para hacer antros, y comer garnachas. La idea de AdoptAxolotl es generación de financiamiento para los chinamperos, pero también generación de cultura. Pues este ecosistema es tan importante como la pirámide del Sol, el 16 de septiembre, o el Día de Muertos, de hecho, Mixquic es parte del ecosistema de Xochimilco”, dice Luis Zambrano.

Xochimilco y el cambio de uso de suelo: de chinampas a campos de futbol y restaurantes

Xochimilco es un tesoro para la biodiversidad en la Ciudad de México, pues alberga, en sus más de 2,650 hectáreas de humedales, una riqueza natural incomparable. Este ecosistema es el hogar de una asombrosa variedad de vida, con más de 400 especies de aves, tanto migratorias como residentes. Entre ellas se encuentran majestuosos pelícanos, elegantes garzas, coloridos cardenales y encantadoras gallaretas. El más distinguido de sus habitantes es el ajolote, un pequeño anfibio que se encuentra al borde de la extinción.

“Hay una falta de entendimiento de cómo funciona Xochimilco, y la gente se va por lo que más le conviene económicamente. En ese sentido, es un mejor negocio hacer partidos de fútbol, vender cerveza, comida o vender los viajes en trajinera, que plantar verduras en una chinampa. Entonces, Xochimilco se volvió una especie de antro flotante”, explica Zambrano, quien también denuncia el polémico puente de seis carriles que construyó el Gobierno de la Ciudad de México sobre el humedal, clave para la sostenibilidad de la ciudad debido a su papel como regulador hídrico y de temperatura. “Si al Gobierno no le importa, por qué me va a importar a mí”, dice Zambrano, quien busca con este programa empoderar a los chinamperos.

Cuidar a un ajolote, todo un reto de conservación

“Los ajolotes viven bien en 18 grados, con una muy buena calidad de agua, existen fórmulas para crear agua para los anfibios; son animales de actividad vespertina, y los alimentos son muy importantes, se han hecho muchos estudios para identificar qué es lo que necesitan y les gusta”, explica Horacio Mena, encargado de la coordinación de la colonia de ajolotes en el Instituto de Biología, hace el protocolo de seguimiento de los animales en Xochimilco, y da los protocolos de seguimiento a quienes se encargarán de los animales.

Horacio Mena tiene un trabajo fundamental en la reintroducción de estos anfibios a su hábitat natural, en las Chinampas-refugio, no solo dependen de la calidad del agua y la temperatura. Mena también tiene que seleccionar con cuidado a los ejemplares que llegarán a Xochimilco. “De entrada, la idea es cumplir con una genética lo más parecida a los ajolotes originarios, también tengo que cuidar la talla, morfología, estado de salud, y tienen que ser resistentes al estrés, porque vas a desafiar al organismo a un entorno nuevo, también deben haber probado una variedad de alimentos”, explica el veterinario, quien los lleva a la cantera en Ciudad Universitaria, donde hay lagos artificiales, y luego a la colonia en el Instituto de Biología, y más tarde a la chinampa.

La iniciativa del Instituto de Biología de la UNAM para la conservación de los ajolotes en Xochimilco no solo representa un esfuerzo por preservar una especie emblemática, sino también por rescatar un ecosistema único. La colaboración entre científicos, agricultores y la sociedad en general es fundamental para restaurar las chinampas, proporcionar refugio seguro a los ajolotes y asegurar la continuidad de un entorno que ha sido vital tanto para la biodiversidad como para la cultura local. Adoptar un enfoque integral que combine la preservación de hábitats naturales, la concientización y el apoyo financiero es clave para mantener viva la riqueza de Xochimilco y proteger a estos fascinantes anfibios de la extinción.

Fuente: es.wired.com