Una estrategia completa
Jesús Antonio del Río Portilla
Hoy podemos decir que para la mayoría de la población mexicana el problema sigue siendo la pobreza en la que vive, en segundo plano, las consecuencias de la crisis provocada por el COVID-19 y para la comunidad científica la cancelación de la construcción de las soluciones basadas en el conocimiento de estas problemáticas que venimos arrastrando por décadas, sino por centurias.
Antes de pasar a las mayoritarias, déjenme comentar que la lucha del sector científico no es solamente en contra del desconocimiento, sino en contra de la cancelación de proyectos multianuales que pudieran ofrecer soluciones. El gobierno actual ha culpado al sector científico cuando, como lo he mencionado en diversas ocasiones, somos un sector muy minoritario al que no le han permitido percolar con sus aportaciones en la construcción de alternativas y formación de la población para que tome decisiones basadas en el conocimiento. Hoy en día el sector científico no lucha por privilegios, demanda financiamiento para poder trabajar y construir conocimiento. Los últimos reductos de posibilidades de financiamiento, los fideicomisos del sector científico, parecen que con una visión miope se cancelarán y con ello el sistema científico del país pudiera ser podado de tajo sin la sabiduría de arbolista que quita lo malo y deja lo bueno. Mucha tinta ya se ha vertido dando explicaciones que justifican la existencia de algunos fideicomisos de vital importancia (científicos, culturales, de atención a desastres, etc.) pero que los oídos sordos de los diputados no quisieron entender y que posiblemente los senadores usen iguales orejeras para desoír. Estoy convencido que las personas dedicadas a la ciencia seguiremos luchando por construir conocimiento que en algún momento esta sociedad pueda utilizar para construir bienestar social.
Déjenme pasar al tema urgentísimo, la crisis de COVID-19. Parece que en nuestro país, la estrategia ha sido abandonar a la población a su suerte en la búsqueda del sustento del día a día.
Insisto, podemos aprender de las acciones tomadas en otros países.
Para ser justo en mis apreciaciones tengo que decir que me pareció que lo que el gobierno mexicano hacía durante el primer mes y medio de la pandemia en nuestro país era razonable y apuntaba a lo necesario.
Esto, dado que las acciones que han tenido éxito en otros lugares consisten en Prevenir, Detectar, Contener y Tratar. Estas estrategias fueron ya reportadas hace algunos meses [1] y hoy en día podemos ver que han dado fruto donde se han aplicado. Primeramente, la acción de prevenir incluye la generación de datos confiables y metodologías de análisis que se difunden para facilitar la comprensión del problema a la población en general. Detectar, sí, detectar eficiente y oportunamente los casos de COVID-19, ofreciendo las pruebas necesarias a la población abierta. La importancia de Contener la enfermedad y evitar la transmisión en los mismos centros hospitalarios es otro de los factores que disminuyen la mortandad de las personas infectadas. Finalmente, el tratamiento con la disponibilidad de camas, las unidades de cuidados intensivos, medicamentos, etc.
Si analizamos estos cuatro elementos de una estrategia de acción, podemos observar que en nuestro país se adoptó parcialmente el primero, al establecer los días martes en la tarde para dar información; pero esta información no fue suficiente y no se construyó la confianza en la metodología, ya que era muy limitado el número de pruebas para la virulencia y camuflaje de la enfermedad.
Así se menospreció la segunda acción: detectar. La parte de contender la enfermedad, tampoco fue abordada con prontitud y el personal médico se contagió y en los propios hospitales se contagiaban las personas.
Finalmente, y como lo mencionamos la semana pasada, el gobierno mexicano seleccionó el porcentaje de camas disponibles como su indicador. Sin embargo, al no tomar las otras medidas la estrategia no ha dado buenos resultados y ha tenido muchos desenlaces fatales.
Desgraciadamente es evidente la diferencia entre las fatalidades de una sociedad que adopta las cuatro estrategias y a pesar de recibir un segundo brote puede garantizar la salud de su población sufriendo un poco más de 116 muertes por millón de habitantes, a otra sociedad, como nuestro país, donde lamentamos la muerte de más de 650 personas por millón de habitantes (ambos países con más de 200 días de manifestar el primer caso confirmado). Estas diferencias no solo pueden atribuirse a las condiciones de salud previa de la población, sino a que no se siguieron concienzudamente las estrategias que ya habían mostrado resultados y que, en nuestro caso, teníamos la ventaja de ir aprendiendo del otro país por una ventaja simple de manifestar el primer caso algunas semanas después.
Ante esta situación, en la que no se ha implantado la estrategia completa, nosotros la población, insisto, al salir a realizar las actividades necesarias usemos cubrebocas y adoptemos las medidas de sana distancia.
Fuente: delrioantonio.blogspot.com