Recuerdan a Fernando Salmerón, figura ‘brutalmente íntegra’ de la filosofía mexicana

Salmerón fue un hombre “brutalmente íntegro, con una formación académica muy rigurosa”: Javier Garciadiego

Figura clave en el desarrollo institucional de la filosofía en México, Fernando Salmerón fue un hombre “brutalmente íntegro, con una formación académica muy rigurosa”, coincidieron con el historiador Javier Garciadiego, miembro de El Colegio Nacional, los participantes de la mesa “Educación y conciencia crítica: Homenaje a Fernando Salmerón a 100 años de su nacimiento”.

En el Aula Mayor de la institución, el homenaje al filósofo, que ingresó a El Colegio Nacional el 20 de julio de 1972, contó con la participación de los académicos del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Faviola Rivera y Pedro Stepanenko; de la Universidad Autónoma Metropolitana, Gustavo Leyva; del CIESAS, Fernando Salmerón y de la Universidad Veracruzana, Ignacio Quepons.

Los intereses filosóficos de Salmerón, señaló Faviola Rivera, eran diversos, “aunque destacaba entre ellos la educación; también escribió sobre temas de historia de la filosofía, filosofía latinoamericana, análisis filosófico, entre otras temáticas”, y le interesaba especialmente la filosofía moral “sobre todo Kant”.

En su concepción de la actividad filosófica, “ocupó un lugar central la discusión libre, el principio de diálogo y la disposición a la crítica. En un texto sobre la enseñanza de la filosofía, publicado en la revista Diánoia, en 1961, Salmerón afirma que estas son las únicas condiciones a que debe someterse la filosofía, lo cual involucra también la actitud crítica de someter a discusión todo punto de vista”.

La actitud crítica fue, para el homenajeado, “un rasgo fundamental de toda auténtica actitud filosófica”. Escribió “que cuando se deja de ejercer la actitud reflexiva, la filosofía se desvanece. Este énfasis de Salmerón en la discusión libre y el principio del diálogo como condiciones de una auténtica actitud filosófica, remite a Kant porque este autor concibe el uso de la razón como una empresa que no es individual, sino colectiva”, dijo luego de la proyección de un video sobre el filósofo.

Desde la perspectiva de Salmerón, agregó Rivera, “la libertad de pensamiento no se ejerce en solitario, sino en diálogo con otras personas, por lo que es inseparable de la libertad de expresión, es decir, de la libertad de comunicar públicamente los propios pensamientos. Y solo en una sociedad política que proteja las libertades de pensamiento, expresión, prensa y asociación, entre otras, es posible ejercer la libertad de pensamiento así concebida”.

Presentado por la investigadora Susana Lizano, también miembro de El Colegio Nacional, Pedro Stepanenko resaltó la fascinación que Fernando Salmerón sentía “por los límites, por las rupturas, por los cambios de enfoque”. Ese punto de vista, dijo, “está presente en la manera en que traza la distinción entre dos formas de entender la filosofía, y creo que esta distinción constituye uno de los principales aportes de su obra. Es el tema del ensayo más representativo de su producción, ‘La filosofía y las actitudes morales’, donde confluyen ideas que recorren toda su producción”.

Para Salmerón —quien fue director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM de 1966 a 1978— la filosofía debía rehuir de “la pretensión de abarcarlo todo o cuestionarlo de una sola vez y, por lo tanto, su proceder debe ser fragmentario, debe ser una empresa colectiva y, en consecuencia, mantenerse al margen de posiciones personales”, añadió Stepanenko.

“Esto se opone, punto por punto, a la forma en que Salmerón caracteriza la filosofía en cuanto a concepción del mundo, una visión que pretende abarcar todo lo real ofreciendo fundamentos últimos con los cuales nos identificamos por hacer resonar experiencias vitales, que ofrece principios valorativos que guían nuestras acciones y convierten el mundo en un campo de motivos. Una visión cuya adopción requiere una decisión personal más que una reflexión colectiva”, dijo.

Atender la edad del estudiante

Durante la mesa en honor de Fernando Salmerón, el investigador Gustavo Leyva se centró en “el problema de la educación”, que tanto ocupó al homenajeado. En esa discusión sobre lo que se entiende por educación y cuál es su sentido y su propósito, “llama la atención que Salmerón introduzca, en este punto, una reflexión sobre la manera en que la educación debe atender y ser sensible ante la edad del educando, de la educanda”.

“Salmerón insiste en que la educación debe tomar en cuenta las diferentes edades por las que va transitando el desarrollo de un ser humano, de modo tal que no pueden comprenderse de la misma manera la educación primaria que inicia en la infancia de los seres humanos con la educación secundaria en la que él/la estudiante, se encuentra en la fase de pubertad y entrando a la adolescencia”.

Igualmente, “la educación preparatoria debe tener en cuenta que él/la estudiante, se encuentra en una fase intermedia entre la adolescencia y el ingreso a la edad adulta en la que debe tomar decisiones que muy probablemente tendrán consecuencias para su proyecto de vida, como la elección de una carrera profesional”.

La diferenciación “tan abigarrada” de la educación en México, sin embargo, “plantea preguntas relacionadas con la manera en que, desde la educación, se puede hacer frente a la desigualdad social, al clasismo, al racismo y la discriminación”, dijo.

Fernando Salmerón, hijo del homenajeado, señaló que su padre “fue una figura clave en el desarrollo institucional de la filosofía en México. Su legado incluye la fundación y dirección de varias instituciones académicas que han sido fundamentales para el desarrollo del pensamiento filosófico en México”, sin embargo, su contribución al desarrollo institucional no se limitó al ámbito filosófico.

Rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa, y rector general de la UAM, entre 1979 y 1981, pero antes de la Universidad Veracruzana, entre 1961 y 1963, Salmerón dijo en la inauguración de cursos de esa última institución académica que “la Universidad debe concentrarse sobre sí misma y en un esfuerzo de perfección y de autenticidad, realizar la misión que le corresponde de modo más esencial”.

“La Universidad se funda en el supuesto de que en algún lugar del estado debe existir una organización cuyo propósito sea meditar profundamente sobre los problemas intelectuales más importantes. Su finalidad es iluminar todo el sistema educativo y contribuir a aclarar las grandes cuestiones que se plantean los pensadores y los hombres de acción”.

Para el homenajeado, dijo su hijo, no bastaba “con transmitir más o menos fielmente las experiencias y las triquiñuelas de los viejos oficios liberales, ni siquiera es suficiente con dominar el contenido intelectual de las profesiones. El gran problema de la universidad es la creación intelectual, la investigación y el progreso científico. La verdadera tarea de la universidad es pensar”.

Ignacio Quepons, resaltó la admiración que siempre tuvo por Fernando Salmerón, especialmente como su alumno. En el Instituto de Filosofía de la universidad Veracruzana, señaló, “hemos abrazado, yo diría casi como nuestra identidad, los lineamientos de cómo entendía él el lugar de la filosofía dentro de la universidad, también, justo de la mano de su obra y de estas directrices que encontramos en distintos textos de Fernando Salmerón, la identidad universitaria construida sobre la base de la integridad y la conciencia crítica, y la integridad y la conciencia crítica precisamente orientada hacia la ética”.

Ese, dijo, es uno de los motivos más importantes “dentro de la universidad y también hacia afuera de la universidad: la formación de ciudadanos con una conciencia crítica, con una capacidad reflexiva, con una valoración positiva y bueno casi como el patrimonio acaso más importante de la humanidad, a saber, la razón, la razón comprendida en un registro amplio, la razón que es la condición de posibilidad del diálogo. Justamente son los motivos que nosotros abrazamos”.

Fuente: El Colegio Nacional

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