En palabras de Eduardo Morales, la Inteligencia Artificial puede cambiar el papel del profesor hacia aspectos más humanos y de más alto nivel, como fomentar la participación social y la creatividad
Las respuestas a las preguntas: ¿hay crisis en la educación?, ¿cuál es su origen y cómo puede describirse?, ¿tiene alguna solución? No son obvias ni simples, y los caminos de reformación educativa en marcha deben ser tomados en cuenta antes de responderlas, aseguró Javier Elguea, director de la División de Educación y Empleo, de la Fundación Carlos Slim, coordinador del conversatorio El futuro de la ciencia del aprendizaje y tecnología de la enseñanza, realizado de manera presencial el 22 de octubre en el Aula Mayor de El Colegio Nacional y transmitido en vivo por sus plataformas digitales.
En la sesión, que formó parte del último día de actividades del VII Encuentro Libertad por el Saber. El mundo ante la encrucijada: la construcción de futuros posibles, coordinado por los colegiados Julia Carabias Lillo, Julio Frenk y Claudio Lomnitz, participaron los especialistas María de Lourdes García, Pedro Hernández Ramos, Eduardo Morales y Enrique Ruiz-Velazco Sánchez.
De acuerdo con Elguea, desde una perspectiva humanista, la escuela debe enriquecer la vida de sus estudiantes cultural y espiritualmente, ayudarles a encontrar un camino virtuoso y significativo y apropiarse de un sentido de propósito vital dentro de su comunidad; desde un punto de vista práctico, la escuela debe enseñarles habilidades que aseguren su supervivencia, aumenten su productividad y las oportunidades de empleo o emprendimiento, es decir, debe ayudarles a desarrollar sus competencias y talentos en las sociedades del Siglo XXI. “Por causas múltiples, la educación contemporánea se ha alejado gradualmente de estos dos principios”.
Agregó que las mediciones estandarizadas internacionales dicen que actualmente los estudiantes universitarios saben lo que uno de bachillerato debería saber, los de bachillerato conocen lo que aprendieron en la primaria y los desertores o expulsados del sistema escolar no saben prácticamente nada. “Hay dos problemas de fondo, el de la retención de conocimientos de largo plazo y el de la transferencia de ese conocimiento a la realidad, los seres humanos olvidamos el aprendizaje que no usamos”.
Por su parte, María de Lourdes García, del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILSE), afirmó que en este momento de la vida existe tecnología económica y ahora la programación tiene resultados inmediatos. “A veces pensamos que si no tenemos la tecnología no lo podemos lograr, hoy día este tipo de programación o de secuencias lógicas se puede hacer en lo que se llama “lenguaje desconectado”, que es no programar desde la virtualidad, sino hacerlo en el piso, lo que genera comunicación y a su vez lenguaje natural”.
Explicó que, conforme evolucionó el lenguaje de programación, ahora se conoce por bloques y este hecho facilita a todos los seres humanos, sin importar la edad, el poder crear un programa, una secuencia de información capaz de generar algo con una respuesta inmediata; sin embargo, no existe mucha difusión. Existen proyectos como Crack the Code, la Hora del código, Scratchjr y Octoplay, este último creado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, que permiten acercar este tipo de herramientas a la sociedad.
De manera remota, Pedro Hernández Ramos, del Departamento de Educación de Santa Clara University, sostuvo se si “nos enfocamos en el aprendizaje vamos a poder dar un giro importante en las prioridades”, pero “si seguimos enfocados en la educación como enseñanza, inconscientemente estamos ocupados en hacer cambios en los márgenes y no fundamentales”. Puntualizó que el reto es el diseño de recursos y ambientes de aprendizajes que sean visibles, adaptables y que puedan evolucionar a las personas y sus circunstancias.
En palabras del experto, entre las ideas importantes que se afianzan en el transcurso del siglo XX, es la de descentrar el rol de la maestra o maestro como la principal fuente de información y conocimientos; la democratización del conocimiento; la inteligencia colaborativa que puede aumentar el acceso; y valorar los fondos de conocimientos que cada persona tiene por sus antecedentes. “La evolución se dirige a proponer que hay que aprender con las computadoras, desde una base constructivista que ve al conocimiento no como algo estático y transmisible, sino como algo dinámico y en proceso constante de transmisión”.
En su participación, Eduardo Morales, del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, sostuvo que las nuevas tecnologías ya inciden en el desarrollo de la educación. Existen cursos en línea que prometen educación personalizada sobre cualquier tema; sin embargo, estas tecnologías no son igualitarias. Durante COVID-19 no se inscribieron más de cinco millones de alumnos, porque las clases a distancia no funcionaron, no había espacios adecuados, ni recursos”.
Para incluir a las nuevas tecnologías en la educación se tienen que resolver varios retos, puntualizó el especialista. Entre los tres principales se encuentran: el acceso a la conectividad y a las computadoras; la disparidad en el manejo de las herramientas tecnológicas entre docentes y alumnos; y la necesidad de hacer cambios curriculares incluyendo cursos en pensamiento computacional en todos los niveles educativos y cuestionar las habilidades que se deben desarrollar.
Morales agregó que la Inteligencia Artificial puede cambiar el papel del profesor hacia aspectos más humanos y de más alto nivel, como fomentar la participación social y la creatividad. “Existen, al menos, cuatro aspectos que tenemos que cuidar con la IA en la educación, la capacitación, la evidencia sólida de su eficacia a gran escala, la privacidad de datos y el incremento en brecha educativa entre ricos y pobres”.
Por su parte, Enrique Ruiz-Velazco Sánchez, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, de la UNAM, se refirió a pensar el futuro a través de esta materia. “Los sistemas educativos pueden permitirnos optimizar la relación entre la democracia, la justicia y la diversidad. Tienen que contribuir a producir modelos que sean justos y durables”. Enfatizó que, a la vista de los grandes desafíos actuales, la transversalidad digital puede ofrecer a los estudiantes los medios para que reflexionen y actúen de manera crítica, así como el desarrollo de habilidades para el presente.
El experto, con más de 35 años en materia de educación, detalló que el pensamiento complejo, el pensamiento computacional y el informático pueden ser desarrollados a través de la robótica pedagógica o la educatrónica, que permitirán crear entornos de aprendizaje para que los estudiantes y los usuarios, con la tecnología que tengan a su disposición, “puedan hacer cosas maravillosas, es importante aprender, como habilidad de este siglo, la programación informática”.
México en el mundo / El mundo en México
“La agresión guerrera de Rusia a Ucrania; el ascenso de China con su ambigüedad y sus recientes amagos guerreros; la grave situación en la que se encuentra la sociedad estadounidense que hace temer su implosión política y social de efectos devastadores sobre sus vecinos; las migraciones de África, Nicaragua, Honduras y Venezuela, nos obliga a pensar en nuestro papel en esos contextos y nuestro propio futuro”, expuso el colegiado Luis Fernando Lara, coordinador de la mesa México en el mundo / El mundo en México.
Señaló que México nunca ha dejado de mirar al exterior, de empaparse de la mirada universal, “un riesgo futuro es olvidarnos de esa vocación mexicana, refugiarnos en el mito y abandonar el logos. El Colegio Nacional ha sido desde hace 80 años sede de nuestro mejor logos”.
La primera de las ponentes de esta mesa en tomar la palabra fue Celia Toro, de El Colegio de México, quien habló de América del Norte, aseguró que ese es el contexto en el que el país tendrá que desarrollar su política exterior. “El futuro de esa región dependerá del cambio geoestratégico de la época, del tiempo, que es el encumbramiento de China. La rivalidad entre Estados Unidos y China va a determinar lo que pase con esta región”.
En palabras de la especialista, América del Norte tiene un potencial de ampliarse mucho mayor que otras regiones, pero ha venido a menos por China. “Es la región que nos importa, nuestra relación con ella constituye el ancla que nos vincula a Estados Unidos y el resto del mundo, aunque ese camino de la vuelta a las regiones tiene obstáculos y desafíos”.
Por su parte, Mauricio Tenorio, del Departamento de Historia de la Universidad de Chicago, expuso que “México ha sido por siglos el mundo, pero sin querer y en secreto, mientras que el mundo, queriéndolo o no, se va mexicanizando a pasos acelerados. Creo que enfrentamos un gran reto en lo que se considera la segunda gran paz”. Aseguró que el país no puede ser más gringo y, sin embargo, México y Estados Unidos siguen actuando como si fueran dos naciones Estado del siglo XIX, que protegen su legitimidad, cultura y nacionalismo. “Estado Unidos se mexicaniza, no por la migración mexicana, sino por la gran desigualdad”.
Puntualizó que la desigualdad es el gran problema de las naciones, así como la crisis migratoria basada en el fin de los acuerdos y aumentada por las dificultades ecológicas, las inundaciones y las epidemias. “Esto no va a mejorar, es el principio de una era de migraciones. Los historiadores tenemos que hablar de guerra y la Unión Europea fue un logro de la Segunda Guerra Mundial y ha funcionado, sirve para no matarse, pero los historiadores tenemos que decir que la guerra vuelve y ya volvió”.
Sostuvo que, sumado a lo anterior, “cuando todo se pone a la Trump, a la Bolsonaro, a la Andrés Manuel, en buenos o malos, lo político ya no es pensable, si no es en Power Point, si no es en Twitter, lo que es muy riesgoso y estamos llegando a una época donde hay generaciones que ya no pueden leer más de un párrafo, donde la política no es pensable”.
En palabras de Ariel Rodríguez Kuri, del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, afirmó que se tiene que afinar la mirada sobre el exterior. “La cultura mexicana no es muy sensible a interpretar lo que pasa en el mundo, los medios de información prácticamente no tienen páginas internacionales, sino que refritean lo de las agencias, ahí hay un problema de la cultura popular que tiene que ver con la manera como miramos el mundo, no lo sabemos mirar”.
Señaló que la academia es otro factor que no permite mirar el mundo y, además, hay una pérdida de legitimidad y de imagen de lo que significa la política. “La categoría Estado-Política sigue siendo el actor fundamental en la nueva geopolítica internacional, ahí detecto problemas como la legitimidad y territorialidad del poder; hay un rechazo a analizar el conflicto o la guerra como materia central de cualquier historia”. Hay que seguir mirando al Estado y a la Democracia, finalizó.
Fuente: El Colegio Nacional