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La utilización de los edulcorantes no calóricos en la alimentación

La utilización de los edulcorantes no calóricos en la alimentación

Doctora Frania Pfeffer

Nutrióloga Certificada. Doctora en Ciencias Biomédicas por la Facultad de Medicina de la UNAM.

El gusto por los sabores dulces es innato. Desde que nacemos y durante toda la vida existe una preferencia por este tipo de sabores. Los edulcorantes no calóricos son aditivos alimentarios que se perciben con sabor dulce pero que aportan mínima o nula cantidad de energía por lo que resultan herramientas útiles para proporcionar sabores dulces sin el aporte de energía ni los efectos fisiológicos relacionados con el azúcar. Los edulcorantes no calóricos tienden a ser de gran intensidad, por lo que se requiere de cantidades menores en los alimentos para endulzarlos.

En la actualidad se utilizan ampliamente en infinidad de productos y bebidas alimenticias y como sustitutos del azúcar. Químicamente cada uno de estos edulcorantes son moléculas diversas y por lo tanto se absorben, metabolizan y excretan de diferentes maneras.2 Los edulcorantes no calóricos aprobados en México son: sacarina, acesulfame potásico, alitame, aspartame, estevia (glucósidos de esteviol), neotame y sucralosa.

Los edulcorantes no calóricos se consideran aditivos alimentarios, y como parte de la evaluación de su seguridad, los comités nacionales e internacionales establecen una Ingestión Diaria Admisible (IDA), misma que se define por el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA por sus siglas en inglés) como “la cantidad de un aditivo alimentario que se puede consumir diariamente como parte de la dieta sin riesgo para un humano, aún durante toda la vida, expresada con base en el peso corporal.”

Aunque su seguridad ha sido establecida con relación a su toxicidad y a patologías de largo plazo, su influencia sobre el apetito, el balance energético y el peso corporal no está totalmente caracterizada ya que existen todavía preguntas sobre sus mecanismos de acción y la forma en que los consumidores los utilizan, muchas veces, más como una adición a su dieta que como sustitutos. Algunos estudios de alimentación a corto plazo han encontrado que la adición de los edulcorantes no calóricos a productos que contienen poca o ninguna energía se podría asociar con el incremento del apetito, pero otros estudios han encontrado que cuando estos se incorporan a productos que contienen energía esto no sucede.

Inclusive es importante mencionar que el aumento en el apetito no necesariamente se traduce en un incremento en el consumo de energía. Al estudiar la compensación energética en ensayos de alimentación a largo plazo en donde se utilizó la sustitución con edulcorantes no calóricos, ésta solía ser incompleta resultando en una reducción en el consumo total de energía que iba de 5 a 15%. Sin embargo, la evidencia no es concluyente respecto a que mejore la pérdida o el mantenimiento de peso relacionado con su utilización.

El uso de estos edulcorantes puede resultar en una proporción mayor de energía proveniente de grasa, sin embargo se ha encontrado que el consumo total de energía se modera por los edulcorantes no calóricos y esto es lo que se podría asociar al mantenimiento o pérdida del peso corporal. Algunos ensayos clínicos controlados y aleatorizados de corto plazo han encontrado resultados variables, ya sea que el uso de estos edulcorantes no tiene efectos sobre el índice de masa corporal (IMC) o que pueden incluso tener efectos moderados de reducción de peso en adolescentes y adultos con sobrepeso y obesidad. También se han asociado con la capacidad de proteger contra la ganancia de peso con el paso del tiempo. Varios metanálisis han demostrado que estos edulcorantes no tienen efectos no deseados sobre el apetito o sobre el consumo de alimentos. Tomada en conjunto, la evidencia sugiere que si los edulcorantes no calóricos son usados como sustitutos de edulcorantes que aportan energía tienen el potencial de ayudar en el manejo del peso, aunque éste no es su propósito, es importante mencionar que todavía se requiere de más información sobre los patrones de uso de estos edulcorantes y de mayor cantidad de estudios al respecto.

Referencias

  1. Mattes RD. Low calorie sweeteners: science and controversy. Physiology & Behavior 2016; 164: 429-431
  1. Roberts A. The safety and regulatory process for low calorie sweeteners in the United States. Physiol Behav 2016; 164: 439–444
  1. NORMA Oficial Mexicana NOM-218-SSA1-2011, Productos y servicios. Bebidas saborizadas no alcohólicas, sus congelados, productos concentrados para prepararlas y bebidas adicionadas con cafeína. Especificaciones y disposiciones sanitarias. Métodos de prueba.
  1. WHO [website]. Evaluations of the Joint FAO/WHO Expert Committee on Food Additives (JECFA) list of chemicals in functional class sweetener. Geneva, Switz: World Health Organization; 2010. Available from: http://apps.who.int/food-additivescontaminants-jecfa-database/search.aspx?fc=66#. Y U.S. FDA, Additional Information about High-Intensity Sweeteners Permitted for use in Food in the United States. U.S. Food and Drug Administration (U.S. FDA), Center for Food Safety and Applied Nutrition (CFSAN), Silver Spring, http://www.fda.gov/Food/IngredientsPackagingLabeling/FoodAdditivesIngredients/ucm397725.htm.
  1. Miller PE, Perez V. Low-calorie sweeteners and body weight and composition: a meta-analysis of randomized controlled trials and prospective cohort studies. Am J Clin Nutr 2014; 100:765–77
  1. Rogers PJ, Hogenkamp PS, de Graaf C, et al. Does low-energy sweetener consumption affect energy intake and body weight? A systematic review, including metaanalyses, of the evidence from human and animal studies. Int J Obes 2016; 40, 381–394.
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