La inteligencia es un concepto difícil de definir por eso Turing la intentó reducir a una prueba: Carlos Coello Coello
Recordó que Turing tenía una mente libre y era un paranoico, por lo cual, al estallar la Segunda Guerra Mundial, se obsesionó con la criptografía
Alan Turing fue un matemático inglés que descifró los códigos que los nazis enviaban con su máquina Enigma, durante la Segunda Guerra Mundial, en la primera mitad del Siglo XX. Nació en Londres, Inglaterra, el 23 de junio de 1912. Estudió en escuelas públicas, donde tuvo una educación muy rígida. “Uno de sus maestros en la primaria le escribió una nota diciendo: tiene una escritura terrible, no aprende nada y estoy seguro que no logrará nada en la vida. Se dice que era porque no le gustaba esta disciplina tan estricta. Tenía una mente un poco más libre”.
Así lo expuso Carlos Coello Coello, miembro de El Colegio Nacional, al coordinar e impartir la conferencia De la genialidad a la humillación: la tormentosa vida de Alan Turing, el 28 de noviembre en el Aula Mayor de la dependencia. El informático mexicano recordó que, de niño, Alan Turing, quería ser médico por lo que desarrolló un interés especial por la química que lo acompañó toda la vida. A los 14 años se interesó en el atletismo, pero se lesionó y no pudo seguir. Fue en la preparatoria cuando conoció a Christopher Morcom, quién provenía de una familia rica con bases intelectuales y quien, a diferencia de Turing, estaba acostumbrado a la disciplina. Según los biógrafos del teórico y filósofo británico, fue el gran amor de su vida.
Después de graduarse con honores en matemáticas, hizo una tesis de licenciatura con una investigación que le permitió descubrir la Teoría del Límite Central, que era la más importante en estadística. Gracias a su trabajo, considerado original, le otorgaron la beca Harold Fry que le permitió ser investigador por tres años. Entre sus primeras contribuciones se encontraron que logró resolver de manera sorprendentemente sencilla el problema de la decidibilidad planteado por Hilbert.
Demostración que lo llevó a concebir un modelo teórico sencillo conocido como la máquina de Turing. “Tiene mucho impacto en la teoría de la computación, porque se aprende a demostrar una clase de problemas que no es decidible, es decir, que nunca los va a poder resolver la computadora, ¿por qué? Porque esa máquina universal de Turing, no se va a poder detener para dar una respuesta, hay problemas que no son computables, es la teoría vertebral de la computación”.
De acuerdo con Coello Coello, al intentar publicar su trabajo sobre el problema de decidibilidad, Turing descubrió que el matemático norteamericano Alonzo Church había publicado una demostración análoga, pero basándose en el Cálculo lambda. “Lejos de enojarse, Turing se interesó en conocer a este personaje. Eso lo llevó a trabajar con Church en la Universidad de Princeton, donde arribó en 1936. En Princeton, trabajó con Church y con el matemático húngaro estadounidense John von Newmann y para su segundo año obtuvo la prestigiosa beca Procter, gracias a la cual decidió realizar su tesis doctoral en aquella universidad”.
Obtuvo el doctorado en matemáticas de Princeton a los 26 años de edad y como era un paranoico, al estallar la Segunda Guerra Mundial, se obsesionó con la criptografía. Estaba convencido de que Alemania invadiría Inglaterra. “El Turing de esa época era extravagante: tartamudeaba constantemente, pasaba largas etapas sin rasurarse por temor a cortarse, se ponía máscaras antigases para conducir su bicicleta y tenía una risa nerviosa que hacía casi imposible entablar una conversación con él”, sostuvo el colegiado.
En sus palabras, la afición por la criptografía hizo que Turing fuera uno de los primeros diez académicos ingleses en ser reclutados para trabajar en Bletchley Park descifrando el código Enigma de los alemanes. “Turing estuvo a cargo de la construcción de una de las máquinas llamadas “bombas” que se utilizaban para descifrar el código Enigma. Perfeccionó estas máquinas, mejorando considerablemente su desempeño. Posteriormente, diseñó en secreto una computadora digital llamada Colossus para acelerar el desciframiento de mensajes”.
“Se cree que Turing jugó un papel vital en el diseño de esta computadora, de la cual se construyeron diez unidades”. Por su trabajo en Colossus, Turing recibió la Orden del Imperio Británico en 1946 y dos años antes, en 1944, fue contratado por el Laboratorio Nacional de Física para desarrollar la versión inglesa de la EDVAC Electronic Discrete Variable Automatic Computador, también conocido como Automatic Computing Engine, el motor de computación automático, ACE, por sus siglas en inglés. Para ese entonces, Turing estaba cautivado por el potencial de las computadoras electrónicas. En un informe que elaboró en aquella época, se apreciaron varias ideas visionarias como la del diseño de una computadora con memoria y operaciones aritméticas mediante programas sin circuitos.
Se le considera el padre de la informática moderna, porque con la máquina de Turing creó la computabilidad universal y sus aportaciones también sirvieron para la inteligencia artificial. Su prueba es una herramienta de evaluación de las inteligencias artificiales. “Los humanos realmente no tenemos una definición muy precisa de lo que significa la inteligencia, podemos definir acciones que consideramos inteligentes, pero la inteligencia como tal es un concepto difícil de definir, por eso es que Turing lo intentó reducir a una prueba”, enfatizó el científico mexicano.
Subrayó que “atrás hay muchas cosas muy complejas y por eso los filósofos dicen que tiene que haber conciencia”. Sostuvo que aún si un programa pasara la prueba de Turing, no sería inteligente para los estándares humanos, porque haría falta la conciencia, el sentido común y una serie de acciones que no se reducen a un sólo algoritmo de cómputo. “Hoy eso pasa con aplicaciones como ChatGPT, pero en realidad el programa junta frases de muchos humanos, nada de lo que dice es original, fue alimentado. En la prueba de Turing ha logrado el puntaje más alto con un 40%, pero todavía está muy lejos de los humanos”.
“Con la tecnología que tenemos actualmente, el riesgo es más bien a qué información le damos acceso. Hoy se simula la improvisación, pero no es improvisación real, todo está programado”, agregó.
De acuerdo con el colegiado, cuando quedó en evidencia que Turing era gay, fue acusado por el delito de indecencia y el 7 de junio de 1954 fue encontrado muerto a los 42 años, en su recamara. Según el dictamen del forense, se envenenó con una manzana contaminada con cianuro, presuntamente después de hacer un experimento en el laboratorio. Sólo tres personas acudieron a su funeral. Existe una placa en honor a Turing que dice: “Padre de las ciencias de la computación, matemático, lógico, descifrador de códigos durante la guerra, víctima de los prejuicios”.
Fuente: El Colegio Nacional